miércoles, 22 de septiembre de 2021

El fundamento definitivo de las ciencias sociales

Tanto la religión, como la filosofía y las ciencias sociales, deberían adoptar, como fundamento, un principio básico que sirviera para orientar a todo ser humano hacia una vida plena de significado y evitar toda vida exenta de sentido. Los principios, o puntos de partida, de todo conjunto de ideas lógicamente coherente, son, en general, poco vistosos, de la misma forma en que lo son los cimientos de un gran edificio. Sin embargo, son los cimientos los que permiten construir un edificio que tenga suficiente estabilidad y así durar por mucho tiempo.

Por lo general, se aduce que las ciencias sociales deberían describir al ser humano tal cual es, adoptando una postura neutral acerca de lo que debe ser. Si suponemos que el científico social ha de ser un especialista, que tiene mayor conocimiento del ser humano que el no especialista, es indudable que ha de ser quien sugiera "lo que el ser humano debe ser" como una optimización de "lo que es". Nicholas S. Timasheff escribió: "El historiador muestra lo variable; el sociólogo señala lo constante y recurrente. La historia describe la multitud de combinaciones concretas en que se han encontrado los hombres interdependientes; la sociología descompone las diferentes combinaciones en sus relativamente pocos elementos básicos y formula las leyes que las gobiernan. El descubrimiento de esas leyes, o el enunciado de las relaciones necesarias e invariables entre un limitado número de elementos en que puede descomponerse la realidad social, es el verdadero objetivo de la sociología, equivalente a los objetivos de la física, la química, la biología y la psicología en sus campos respectivos" (De "La teoría sociológica"-Fondo de Cultura Económica-México 1961).

El principio adoptado como punto de partida deberá constituir un axioma que permita luego deducir la mayor parte de los aspectos inherentes al comportamiento humano, constituyendo de esa forma la base de un conocimiento organizado. Además, tal axioma deberá tener un carácter objetivo, preferentemente ha de ser observable y verificable por cualquier individuo que así lo requiera. Los principios subjetivos, de validez personal o sectorial, conducen muchas veces a conflictos y antagonismos entre sectores.

Se advierte que estamos buscando una teoría ética que oriente las actitudes individuales en un sentido determinado para llegar a establecer una sociedad, y una humanidad, en las que predomine la cooperación social dejando de lado toda forma de competencia egoísta. La palabra "predisposición" es la que mejor se adapta a la definición de "actitud". James W. Vander Zanden escribió: "Una actitud es una tendencia o predisposición adquirida y relativamente duradera a evaluar de determinado modo a una persona, suceso o situación y actuar en consonancia con dicha evaluación. Constituye, pues, una orientación social, o sea, una inclinación subyacente a responder a algo de manera favorable o desfavorable. En tal sentido, una actitud es un estado de ánimo" (Del "Manual de psicología social"-Editorial Paidós SAICF-Buenos Aires 1986).

El principio básico de toda ciencia experimental proviene de la existencia de leyes naturales invariantes que rigen todo lo existente. De ahí que el principio a adoptar como fundamento de las ciencias sociales ha de ser una ley natural invariante que rige toda conducta individual; este es el caso de la empatía emocional. Una definición general sería:

Empatía emocional es la respuesta emocional que en un individuo produce la presencia o la referencia de otra persona y de todo lo que a ella le suceda.

Si asociamos nuestras emociones a la tristeza y la alegría, la empatía emocional implica responder con tristeza o alegría a los estados de tristeza o alegría ajenas. Todas las posibilidades son las siguientes:

Empatía positiva: Compartir penas y alegrías ajenas como propias
Empatía neutra: Indiferencia ante las penas y las alegrías ajenas
Empatía negativa: Alegrarse por la tristeza ajena y entristecerse por su alegría

Las respuestas emocionales, actitudes o predisposiciones, son: el amor (empatía positiva), el egoísmo (empatía neutra) y el odio (empatía negativa). Por lo cual la optimización mencionada implica adoptar la actitud por la cual compartimos las penas y las alegrías ajenas como propias, que constituye esencialmente el bíblico "Amarás al prójimo como a ti mismo".

A partir de la empatía emocional es posible adoptar un principio descriptivo bajo el cual podremos "juzgar" los diversos comportamientos y actitudes personales de todas las personas, incluidos, por supuesto, cada uno de nosotros mismos.