tag:blogger.com,1999:blog-48451105011976507002024-02-18T15:02:47.068-08:00Fundamentos de las Ciencias SocialesBdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.comBlogger27125tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-40642045657073284312024-02-11T13:51:00.000-08:002024-02-11T13:51:27.518-08:00La "variable oculta" de las ciencias sociales<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAoyAieHErUnf1PR-8X16iug4xAB66i6QsoIKcaMxHf7cK-4ktGUZwjutUX9cRDNB81njGpg6kQzBEa3Cd7WlTmYmWCyfBtof8afNEI9Powgp3Bznpa37Ap1cRRGUkukSNGA9XQA3N5H-fxXIpVcTHlVxXluVLJdjeX2D4tnXvDLfNJwQ22DYyElTwoWx9/s654/464ad87ebcd801668b54743854a52947b2fca8e104117ab7790f4284fb235e1e.0" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" height="320" data-original-height="654" data-original-width="650" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAoyAieHErUnf1PR-8X16iug4xAB66i6QsoIKcaMxHf7cK-4ktGUZwjutUX9cRDNB81njGpg6kQzBEa3Cd7WlTmYmWCyfBtof8afNEI9Powgp3Bznpa37Ap1cRRGUkukSNGA9XQA3N5H-fxXIpVcTHlVxXluVLJdjeX2D4tnXvDLfNJwQ22DYyElTwoWx9/s320/464ad87ebcd801668b54743854a52947b2fca8e104117ab7790f4284fb235e1e.0"/></a></div>
<b>En la física del micromundo (atómico y nuclear), algunos científicos confían en la existencia de "variables ocultas" que podrían retrotraer la causalidad a nivel de las partículas individuales en lugar de la causalidad probabilísta que gobierna las leyes conocidas de la mecánica cuántica. En las ciencias sociales, en forma similar, puede hablarse de una "variable oculta", o mejor, una variable ignorada que daría sentido al conocimiento que disponemos actualmente del mundo social e individual, siendo materializada por la actitud moral de cada individuo y de toda sociedad, esta vez en forma de actitud predominante. <br /><br />
Entre las principales causas de este abandono aparece el relativismo moral, mediante el cual se rechaza la existencia de toda posible moral objetiva. Si no existe tal cosa, los promotores de tal postura no tienen “nada que ofrecer” a cada ser humano en cuanto una posible orientación en la vida, por lo cual se propone que cada uno se las arregle como pueda. <br /><br />
Otro de los inconvenientes es el obstruccionismo surgido de aquellas instituciones cristianas que, para llegar a la actitud cooperativa implícita en los mandamientos bíblicos, ofrecen al creyente un camino similar al ofrecido al participante de la carrera de 400 metros con vallas, es decir, los misterios, simbologías y tradiciones ocultan casi totalmente la respuesta ética prioritaria que constituye el espíritu de la religión moral. <br /><br />
También los especialismos conducen a tal rechazo; así, el político cree que todos los problemas sociales se habrán de corregir con las leyes humanas emanas del Congreso, el economista confía en que se podrán corregir a partir de la economía, el educador a partir de la educación, pero no de aquella educación que priorice al “Amarás al prójimo como a ti mismo”, o compartirás las penas y las alegrías ajenas como propias, sino en base al igualitarismo social o económico u otras alternativas. <br /><br />
En cuanto a la variable oculta mencionada, o ignorada, resulta ser completamente accesible al conocimiento elemental, y consiste en establecer una comparación entre la predisposición a compartir penas y alegrías ajenas (actitud cooperativa) y otras actitudes o predisposiciones diferentes: <br /><br />
Nivel moral (individual o social) = Actitud cooperativa – Actitud real <br /><br />
Cuando la actitud real de un individuo, o la actitud predominante de un grupo, igualan a la actitud cooperativa, la diferencia ha de ser nula, siendo ese caso el ideal. A mayor discrepancia, menor será el nivel moral del individuo o de la sociedad (también se asocia una mayor diferencia como medida de una menor adaptación al orden natural y al orden social). En este caso, se ha definido el nivel moral en forma negativa, de la misma manera en que se define a veces el nivel de salud individual o social como una diferencia entre la normalidad física y el estado real de la persona, siendo el ideal la diferencia nula. A menor enfermedad, mayor salud. <br /><br />
La actitud cooperativa queda incluida en el proceso de la empatía emocional, resultando accesible a la observación directa de la realidad y siendo fundamentada en neurociencia a través de las neuronas espejo. Posiblemente, y a través de la Psicología Social, este proceso pueda llegar a tener la importancia que alguna vez tuvo en la religión bíblica. <br /><br />
</b>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-47752714180737981382023-11-02T01:21:00.002-07:002023-11-02T01:21:32.910-07:00Los principios de la ciencia<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiU4cxJPJHxBteYjLex_Vgcx0_IL2XuyV_SKL56rWv1ZGUJqtqHFdutcKxNPkg-9dMtoFKN1r4dOLgFJeWP40W3pz4nV6s8B6IagH4gzC19JiWb_00hzc5biwWqP87Qx7cWSr8lgL6SMeY4cjviEJttsJlvL614CDNUaFmuY2ZV69T98hgcuevhtqcnL-p/s960/207f6c049244d020bccb4245bfe2a12a40e12b0d605d3d3f597beadd734bc5d6.0" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="720" data-original-width="960" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhiU4cxJPJHxBteYjLex_Vgcx0_IL2XuyV_SKL56rWv1ZGUJqtqHFdutcKxNPkg-9dMtoFKN1r4dOLgFJeWP40W3pz4nV6s8B6IagH4gzC19JiWb_00hzc5biwWqP87Qx7cWSr8lgL6SMeY4cjviEJttsJlvL614CDNUaFmuY2ZV69T98hgcuevhtqcnL-p/s320/207f6c049244d020bccb4245bfe2a12a40e12b0d605d3d3f597beadd734bc5d6.0"/></a></div>
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Es posible encontrar en los principios de la ciencia un punto de partida objetivo que también sirve para el conocimiento en general, y que puede emplearse también en filosofía y religión. Si esos principios se pueden confirmar, aunque sea en forma indirecta, se habrá dado un paso importante para una futura unificación del conocimiento, que más tarde podrá orientarnos hacia una unificación cultural que conduzca a una reducción de los conflictos entre naciones, religiones, sistemas políticos y sectores antagónicos en general. <br /><br />
Los principios referidos son dos: <br /><br />
1- <i>Todo lo existente está regido por leyes naturales causales</i>. <br />
2- <i>Las leyes naturales son invariantes en el tiempo y en el espacio</i>. <br /><br />
Una vez admitidos estos principios, se deduce en forma inmediata que debemos adaptarnos a dichas leyes en lugar de adaptarnos a distintas propuestas humanas que ignoran a las mismas. <br /><br />
Debido a que muchos de los átomos que componen nuestro cuerpo han sido formados en el pasado en el interior de una estrella distinta del sol, las leyes de la física también tienen incumbencia en la biología, además de las leyes propias que rigen nuestras conductas individuales. <br /><br />
Si bien estamos habituados a observar un universo y formas de vida cambiantes, debemos tener presente que tales cambios se producen debido precisamente a estar regidos por leyes invariantes, siendo el mismo caso del ajedrez; existe una posibilidad casi infinita de partidas posibles debido precisamenete a estar reglamentado por reglas del juego precisas e invariantes. <br /><br />
También estamos habituados a leer que "tal ley de la física fue superada por tal otra". En realidad, cuando Einstein establece su ley de gravitación universal de mayor alcance que la ley respectiva de Newton, tal proceso se interpreta como que la ley de Einstein es una mejor aproximación que la ley de Newton respecto de la ley de gravitación universal propiamente dicha (que no está escrita en ninguna parte). La ley natural humana (lo que produce la ciencia experimental) es la descripción de la ley natural propiamente dicha. <br /><br />
La invariabilidad de la ley natural comienza a advertirse a partir de Galileo Galilei, quien observa con su telescopio que las sombras sobre la superficie lunar siguen las mismas leyes que en la Tierra, lo que constituye un indicio de que el mundo estelar no es demasiado distinto al terrestre. Luego se conocerá como “principio de Galileo” al que afirma la universalidad de las leyes de la naturaleza. Abdus Salam escribió: “Al-Biruni, que yo sepa, fue el primer físico que declaró explícitamente que los fenómenos físicos producidos en el Sol, la Tierra y la Luna obedecen las mismas leyes”. <br /><br />
“Este era uno de los «argumentos» que ocupó los espíritus de los hombres de la Edad Media. Evidentemente no podría haber una ciencia universal si las leyes básicas dependieran del lugar en que estuviéramos situados en el universo o del momento en que hiciéramos los experimentos”.<br /><br />
“Esta idea engañosamente simple constituye la base de toda la ciencia tal como la conocemos. Lo mismo formuló y demostró independientemente Galileo seiscientos años después. Galileo empleó su telescopio (importado de Holanda) para observar las sombras proyectadas por los montes de la Luna. Al correlacionar la dirección de las sombras con la dirección de la luz solar, Galileo pudo afirmar que las leyes que producen la sombra eran las mismas en la Luna que en la Tierra. Esta fue la primera demostración del principio fundamental –conocido ahora como la «simetría de Galileo»- que afirmaba la universalidad de las leyes de la física” (De “La unificación de las fuerzas fundamentales”-Editorial Gedisa SA-Barcelona 1991). <br /><br />
De la misma manera en que Newton pone a prueba las leyes básicas de la mecánica al describir el comportamiento del sistema solar, los astrónomos y astrofísicos, aplicando las leyes de la física conocidas, comprueban que tienen validez en el inmenso espacio del universo y para prolongados periodos de tiempo. Esta parece ser la mejor comprobación de los principios de la ciencia antes mencionados. <br /><br />
Max Planck aduce que el científico, basado en la fe en la existencia de un orden natural, adquiere la fuerza anímica necesaria para afrontar las adversidades que la vida le presenta. La fe del científico no resulta demasiado distinta a la fe del religioso cuando ambos advierten la existencia de un orden natural o de un Dios que ha impuesto sus leyes a todo lo existente. Ante una pregunta acerca de si la ciencia puede ser un sustituto de la religión, Planck responde: “Para una mente escéptica en modo alguno, pues la ciencia exige también espíritus creyentes. Cualquiera que se haya dedicado seriamente a tareas científicas de cualquier clase se da cuenta de que en la puerta del templo de la ciencia están escritas estas palabras: <i>Hay que tener fe</i>. Ésta es una cualidad de la que los científicos no pueden prescindir”. <br /><br />
Respecto de la obra de Johannes Kepler, Planck escribió: “Estudiando su vida es posible darse cuenta de que la fuente de sus energías inagotables y de su capacidad productiva se encontraba en la profunda fe que tenía en su propia ciencia, y no en la creencia de que eventualmente lograse llegar a una síntesis aritmética de sus observaciones astronómicas; es decir, su fe inextinguible en la existencia de un plan definido oculto tras el conjunto de la creación. La creencia en ese plan le aseguraba que su tarea era digna de ser continuada, y la fe indestructible de su labor iluminó y alentó su árida vida”. (De “¿Adónde va la ciencia?”-Editorial Losada SA-Buenos Aires 1961). <br /><br />
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Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-85501221881891845962023-11-02T00:54:00.003-07:002023-11-02T00:56:13.210-07:00Axiomas, postulados e hipótesis<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjW1orDrMtCjtiFcBfkcLjefaWfHCBX_PuOjtM3qf2lw8phjjde032jEecnnH3TedUkRVtu2eRwu05oFfz8MvGjfHFtj3J49Ce73jSLC4wm1QM5RnhSETPgw36iJ2Nxwomv4Ad4zQ_9KpO8NWbOtHCm-9Bz2Z_RJ2_a-aAGjWMWes6HKLwrxEyGtpTwuZx3/s1038/6e24cf9573ab0396f0b6a395234491505a0b109362513fdeb1f26e56d761b6e7.0" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="576" data-original-width="1038" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjW1orDrMtCjtiFcBfkcLjefaWfHCBX_PuOjtM3qf2lw8phjjde032jEecnnH3TedUkRVtu2eRwu05oFfz8MvGjfHFtj3J49Ce73jSLC4wm1QM5RnhSETPgw36iJ2Nxwomv4Ad4zQ_9KpO8NWbOtHCm-9Bz2Z_RJ2_a-aAGjWMWes6HKLwrxEyGtpTwuZx3/s320/6e24cf9573ab0396f0b6a395234491505a0b109362513fdeb1f26e56d761b6e7.0"/></a></div>
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La axiomatización de una descripción filosófica o científica es un requisito previo para una buena comunicación hacia el resto de la sociedad. También sirve como un control de coherencia lógica y además como un factor que posibilita una mejor aceptación y memorización del conocimiento. Por ejemplo, al existir una enorme cantidad de fenómenos electromagnéticos, si no fuese por la existencia de una teoría axiomática, sería dificultoso razonar al respecto. Sin embargo, al sustentarse tales fenómenos en cuatro ecuaciones matématicas, las ecuaciones de Maxwell, sólo debemos tener en la mente estas leyes básicas para, luego, deducir el resto de los fenómenos descritos. <br /><br />
También la axiomatización resulta imprescindible en ciencias sociales, por cuanto las descripciones en base a palabras están propensas a inexactitudes y confusiones, tanto en su elaboración como en su comunicación al resto de la sociedad.
El mejor ejemplo de axiomatización en cuestiones humanas y sociales es la "Ética demostrada según el orden geométrico", de Baruch de Spinoza. Si bien una axiomatización no garantiza veracidad, puede garantizar coherencia lógica. <br /><br />
Según algunos autores, en la actualidad no conviene distinguir entre axiomas, postulados e hipótesis, ya que constituyen el punto de partida de una descripción organizada cuya legitimidad de su empleo proviene de la veracidad de la descripción realizada. F. Gonseth escribió: "Hemos visto disminuir la distancia que existe entre el axioma y la hipótesis. El axioma de la geometría como el axioma de la lógica, eran entes considerados como una verdad a la vez indemostrable y necesaria".<br /><br />
"Hoy no se titubea en considerarlos como enunciados hipotéticos. Los mismos sistemas axiomáticos son, muchas veces, definidos como sistemas hipotéticos-deductivos. Sin llegar a hacer del axioma un enunciado arbitrario -lo que sería llevar las cosas hasta el absurdo-, es necesario admitir que el método nos ha dado una cierta libertad frente al axioma, libertad de aceptarlo, de rechazarlo, de reemplazarlo por otro enunciado, etc. Si el axioma ha perdido su necesidad con relación a la hipótesis, la hipótesis ha adquirido una cierta realidad con relación al axioma". <br /><br />
"Por otra parte hemos visto debilitarse la diferencia existente entre hipótesis y el hecho de observación. Hemos aprendido a distinguir lo que hay de subjetivo, de ocasional, de indeterminado en la observación de los hechos concretos. ¿Existe acaso un solo enunciado que pueda ser considerado como la exacta expresión de un hecho de pura observación? En las dos extremidades de la escala de las magnitudes mensurables, ciertos factores de indecisión existen. En el mundo atómico, la observación perturba al fenómeno; en el universo astronómico, el observador sólo entra en contacto con la realidad por medio de lazos de unión visuales. El análisis justo de nuestros medios y de nuestros métodos de observación acerca el hecho bruto a la especulación: el hecho aparece menos extraño al espíritu, la hipótesis menos arbitraria" (Del Prólogo de "Cosmogonía. Hipótesis del átomo primitivo" de George Lemaitre-Editorial Ibero Americana-Buenos Aires 1948).<br /><br />
En cuanto a la aplicación de la axiomática en matemáticas, Jean Ullmo escribió: "A principios del siglo XIX el axioma es concebido como una verdad evidente y necesaria por sí misma, que no necesita ser fundada, y que será el fundamento de una deducción y que tomará prestado su carácter de necesidad procurando una verdad absoluta".<br /><br />
"En ese momento el postulado se distingue del axioma en que su evidencia no está reconocida; no es más que una hipótesis. Se crean geometrías no euclideanas negando la hipótesis del postulado de Euclides y reemplazándola por otras hipótesis. Pero, arrastrados por el éxito, llegan a darse cuenta de que pueden crearse otras nuevas negando ciertos axiomas de Euclides considerados hasta entonces como evidentes, y así todos los axiomas aparecen revisables; axiomas y postulados se confunden, no queda ya más que un sistema de hipótesis de las que ahora no se exige que sean evidentes, sino tan sólo compatibles entre sí, es decir, que sus consecuencias no conduzcan a enunciados contradictorios; es el criterio de la consistencia interna. La verdad incondicional, deducida de la evidencia, cede el sitio a la verdad condicional de un sistema hipotético-deductivo" (Citado en el "Diccionario del Lenguaje Filosófico" de Paul Foulquié-Editorial Labor SA-Barcelona 1967). <br /><br />
En cuanto a la axiomática en las teorias físicas del micromundo, Louis de Broglie escribió: "En la exposición de las teorías cientificas, con la exclusión acaso del campo de las matemáticas puras, el método llamado «axiomático» es a la vez el más satisfactorio para nuestra razón y el menos fecundo en la práctica...". <br /><br />
"No se puede decir que las teorías axiomáticas rigurosas sean inútiles, pero, en general, apenas contribuyen a los progresos más notables de la ciencia. Y la razón profunda de ello es que el método axiomático tiene precisamente por finalidad eliminar la intuición inductiva, única que puede permitir ir más allá de lo ya conocido; puede ser un buen método de clasificación y de enseñanza, pero no es un método de descubrimiento" (De "Por los senderos de la ciencia"-Espasa-Calpe Argentina SA-Buenos Aires 1951). <br /><br />
En el mismo sentido, Gastón Bachelard escribió: "Se axiomatiza lo que ya se conoce. Se axiomatiza para mejor administrar el rigor del conocimiento. La axiomática es una reiteración, nunca un verdadero arranque" (Citado en el "Diccionario del Lenguaje Filosófico"). <br /><br />
En el ámbito de la economía también aparecen las axiomatizaciones. Jesús Huerta de Soto escribió: “La ciencia económica se construye sobre la base de razonamientos lógico-deductivos a partir de unos pocos axiomas fundamentales que están incluidos dentro del concepto de «acción humana». El más importante de todos ellos es la propia categoría de la acción humana; los hombres eligen, por tanteo, sus fines, y buscan medios adecuados para conseguirlos; todo ello según sus individuales escalas de valor. Otro axioma nos dice que los medios, siendo escasos, se dedicarán primero a la consecución de los fines más altamente valorados y sólo después a la satisfacción de otros menos urgentemente sentidos («ley de la utilidad marginal decreciente»). En tercer lugar, que entre dos bienes de idénticas características, disponibles en momentos distintos del tiempo, siempre se preferirá el bien más prontamente disponible («ley de la preferencia temporal»)” (De www.eseade.edu.ar). <br /><br />
Una consecuencia interesante que surge al identificar axiomas con hipótesis, radica en que la economía considerada como "ciencia formal" por los partidarios de la Escuela Austriaca, puede también considerarse como una "ciencia fáctica", como debería ser, dejando a la lógica y a las matemáticas como a las únicas ciencias formales. <br /><br />
En el ámbito de la ética, se procede en forma similar al del resto de la ciencia experimental, por lo que Albert Einstein escribió: "Es privilegio del genio moral del hombre, personificado en individuos inspirados, proponer axiomas éticos que sean tan comprensibles y tan legítimamente fundados que los hombres los acepten como arraigados en la vasta masa de sus experiencias emocionales. Los axiomas éticos se establecen y se someten a prueba no de forma muy diferente que los axiomas de la ciencia. La verdad es lo que constituye la prueba de la experiencia" (De "De mis últimos años"-Aguilar SA de Ediciones-México 1969).
</b>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-58525720872856373872023-04-22T04:56:00.002-07:002023-11-02T01:02:24.649-07:00Ciencias sociales y optimización<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhi4NRbU2b-XAlOtHZ2qrwaa72z5j807LMgtvJF4PFhSmol86jbCso5OHB_yIup4Wd4eTR5lEMj671KdHdq-M3aOSM7m6Tb1yIzi3BSuyKT2IcCfTofA9bctdgGJ-blBMBZtk8xcGT_09QAdLQ4_fhEhneNU1rWdQrkopq7WKAK_czWQV2UAszagdxGUQ4/s700/dbb51d378092d7b2cc52d333cb2ac321e69e1c96849c59d00bba4bfdeefccfbf.0" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="394" data-original-width="700" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhi4NRbU2b-XAlOtHZ2qrwaa72z5j807LMgtvJF4PFhSmol86jbCso5OHB_yIup4Wd4eTR5lEMj671KdHdq-M3aOSM7m6Tb1yIzi3BSuyKT2IcCfTofA9bctdgGJ-blBMBZtk8xcGT_09QAdLQ4_fhEhneNU1rWdQrkopq7WKAK_czWQV2UAszagdxGUQ4/s320/dbb51d378092d7b2cc52d333cb2ac321e69e1c96849c59d00bba4bfdeefccfbf.0"/></a></div>
<b>La principal meta de las ciencias sociales ha de ser la de responder la pregunta acerca de lo que el “hombre debe ser”. Para ello debe primero describir “lo que el hombre es”, para, luego, efectuar una optimización de ese comportamiento real. Si bien "lo que el hombre debe ser" no será un conocimiento verificable, sí lo es la descripción previa. Sin embargo, muchos científicos sociales se oponen a tal respuesta, aceptando tácitamente que no debe ser dada por quienes estudian el comportamiento humano, es decir, que es una respuesta que ha de quedar fuera del ámbito científico, por lo que se deduce que tal cuestión quedaría relegada a aquellos que poco saben acerca del mismo. Solomon Asch escribe al respecto: “El sentido común advierte que los hombres no siempre, ni siquiera frecuentemente, obran de acuerdo con sus mejores impulsos; pero también reconoce que estos impulsos son condiciones necesarias para la sociedad. Empero estas ideas no sólo son excluidas de la discusión científica; los esquemas conceptuales con que la psicología trabaja hoy, casi no dejan lugar para ellas”. <br /><br />
“Es frecuente justificar esta parcialidad en nombre de la ciencia y la objetividad, de la necesidad de ser realistas, de apelar al hecho, de desconfiar de las especulaciones, y sobre todo de la necesidad de no dejarse engañar por las nociones de lo que el hombre debería ser” (De "Psicología social"-EUDEBA-Buenos Aires 1964).<br /><br />
El mejor ejemplo de lo que las ciencias sociales deberían ser, lo tenemos en las religiones bíblicas (expresión que ha de escandalizar al cientificista fanático). Así, Moisés observa el comportamiento de los seres humanos que lo rodean ("lo que es") y, tratando de optimizar sus conductas, propone el cumplimiento de sus mandamientos ("lo que debe ser").<br /><br />
De la misma manera en que toda ciencia experimental progresa estableciendo teorías más precisas, en el caso de la religión bíblica ocurre otro tanto. Mientras que los mandamientos de Moisés están orientados a "no hacer el mal", los mandamientos de Cristo (amor a Dios y al prójimo) resultan más exigentes porque sugieren "hacer el bien". <br /><br />
Adviértase que, una vez establecido "lo que el hombre debe ser", se logra una referencia para describir todo posible comportamiento. Así, toda acción humana será compatible con los mandamientos o bien se apartará en distintas formas, disponiéndose de un aceptable procedimiento para orientar las acciones y conductas humanas. Por supuesto que todo este proceso ha de estar sujeto a la verificación experimental, como lo será cualquier otra ética propuesta. <br /><br />
En el caso de la ciencia económica ocurre otro tanto. Así, luego de observar el comportamiento de individuos que producen, intercambian y consumen bienes y servicios ("cómo el hombre actúa"), se teoriza acerca del proceso del mercado, llegando a una optimización de dicho proceso ("cómo debería actuar"). A partir de ahí, se logra una referencia para describir todo comportamiento económico en función de su compatibilidad, o bien de sus desvíos, respecto de dicha referencia. Todo esto, por supuesto, sujeto a verificación experimental. <br /><br />
Se advierte que las ciencias sociales, bajo esta perspectiva, difieren de las ciencias exactas (física, p.ej.), ya que éstas, una vez establecida una teoría, resultan descriptivas, en lugar de prescriptivas (como lo son las ciencias sociales). Es decir, las ciencias sociales son también descriptivas, ya que deben describir primeramente "lo que el hombre es", para luego sugerir una optimización, que será una referencia para descripciones que tengan sentido. Las descripciones establecidas en las ciencias sociales que no sean sustentadas en "lo que el hombre debe ser", carecerán de sentido. <br /><br />
Los detractores de este proceso advierten que "los mercados reales no son como los supuestos", o que "los hombres no son racionales", ni se "comportan racionalmente", etc. Luego afirman que la teoria económica "falla". También se aduce que el cristianismo "falla" por cuanto los hombres reales no se comportan según los mandamientos bíblicos. Si se tiene en cuenta que el mercado teórico, o los mandamientos bíblicos, son metas u objetivos que requieren de una previa adaptación, debe considerarse que una propuesta en realidad falla cuando los seres humanos se adaptan a las reglas establecidas y en ese caso no se producen buenos resultados. Es decir, si los seres humanos amaran al prójimo como a sí mismo, y ello produjera malos resultados, en ese caso deberá decirse que la propuesta falla. <br /><br />
Es oportuno mencionar una crítica que hace Mario Bunge a la economía neoclásica por cuanto, aduce, que "no explica" una serie de hechos, desconociendo que toda explicación al respecto debe establecerse efectuando una comparación con el mercado optimizado (libertad, concurrencia suficiente de empresarios, competencia, beneficio simultáneo entre actores, etc, etc). También critica (acertadamente en este caso) la tendencia a describir en base a un mercado competitivo la venta de órganos o de niños, y cosas semejantes. Al respecto escribió: "Examinemos un caso particularmente agudo e interesante de hiperracionalismo; el llamado «imperialismo económico», o invasión de todos los estudios sociales por la economía neoclásica". <br /><br />
"Gary Becker, campeón de este enfoque del estudio de todo lo social, lo resume así: «En mi opinión, el corazón del enfoque económico [de los hechos sociales] está constituido por el uso constante y firme de la combinación de las suposiciones del comportamiento maximizante, el equilibrio de mercado, y las preferencias estables»" (De "Sistemas sociales y filosofía"-Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 1995). <br /><br />
Al respecto, puede decirse que alguna teoría ética sería una mejor referencia para la descripción de los hechos sociales. Mario Bunge sigue: "Becker no se da por enterado del fracaso de la economía neoclásica en describir, explicar, predecir o plantear el comportamiento de empresas, ni de su fracaso como fundamento de la macroeconomía. Ignora la existencia de monopolios y monopsomios. Ignora los frecuentes casos de mercados en desequilibrio, tales como los de trabajo y capital. Ignora que la economía neoclásica carece de una teoría del dinero y es incapaz de explicar la estanflación. No le importa que la prosperidad de las economías del centro se logre a costas de miserias del Tercer Mundo...". <br /><br />
Bunge ignora que los monopolios, la estanflación o las miserias provienen de comportamientos sociales que poco o nada tienen en cuenta la optimización de los mercados propuesta por los economistas. En cuanto a que "la prosperidad de las economías del centro se logra a costas de miserias del Tercer Mundo", puede decirse que tal expresión, y otras similares, sirvieron para "envenenar" la mente de mucha gente que tomó armas y se encauzó hacia el terrorismo. Tal expresión sirve, además, para que los países subdesarrollados jamás salgan de su situación, ya que se los convence que nada de lo que les ocurre se debe a culpas propias. Quienes vivimos en un país como la Argentina, advertimos miles de defectos que debemos subsanar, y que poco o nada nos ayuda alguien que nos dice que nuestros males dependen de la "prosperidad de las economías del centro". Tal expresión sirve, además, para expresar tácitamente que el capitalismo sólo funciona cuando un país se beneficia perjudicando a otros (el subconsciente socialista de Bunge otra vez lo traicionó).
<br /><br />
</b>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-48794770487243675682023-03-26T02:05:00.004-07:002023-11-02T01:08:08.541-07:00La ciencia económica y las ciencias sociales<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2I0cqNWZ_1nL38vh0tWPP1vlF4KggYDH4jmm_rWCJkG-JKCrDhSJoYbTdZbWqlUJzfkR1oKjb9VI625l1JCbhEvk-A6GSZWc1WZxRwmovOkcbsRd-gBiQPI52udYa6bEUSGBJTzs8IMaCM9S-8fCjtLbDK7rdiEXfsITmz-uVpx9yM7XpaOrG-lWE-Sk/s640/0d78af206f8a2396cc296548e797fe76f2f918fa85b3a4f29cd1fbae940ccf68.0" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="454" data-original-width="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2I0cqNWZ_1nL38vh0tWPP1vlF4KggYDH4jmm_rWCJkG-JKCrDhSJoYbTdZbWqlUJzfkR1oKjb9VI625l1JCbhEvk-A6GSZWc1WZxRwmovOkcbsRd-gBiQPI52udYa6bEUSGBJTzs8IMaCM9S-8fCjtLbDK7rdiEXfsITmz-uVpx9yM7XpaOrG-lWE-Sk/s320/0d78af206f8a2396cc296548e797fe76f2f918fa85b3a4f29cd1fbae940ccf68.0"/></a></div>
<b>Existen dos posturas en cuanto al vínculo que debe existir entre la ciencia económica y el resto de las ciencias sociales. En el primer caso esperamos cierta igualdad "democrática" por la cual todas las ramas de la ciencias sociales juegan el papel de integrantes de un grupo interrelacionado que contempla el conocimiento aportado por el resto de las ramas. En oposición a esta visión aparece la economía como una rama social desvinculada del resto y con sus propias reglas, como es el caso de la praxeología de Ludwig von Mises. <br /><br />
Si se acepta la división entre ciencias formales (lógica y matemática) y ciencias fácticas (el resto), se advierte que la lógica y la matemática son similares a un "esqueleto" sin vida al que se le debe asociar un "cuerpo" para disponer de una rama viva de la ciencia experimental. Las estructuas lógicas y las estructuras matemáticas son formas generalizadas con varias posibilidades de ser vinculadas con la realidad, tarea que llevará a cabo el especialista de las otras ramas de la ciencia. Así, el matemático propone una ecuación diferencial sin aplicación concreta; luego será utilizada por el físico, por el químico, por el ingeniero, por el economista, etc. De ello se desprende que la postura de von Mises de considerar a la praxeología (teoría de la acción) como una ciencia formal (como la lógica y las matemáticas) no parece afortunada.<br /><br />
Este problema metodológico ha sido explicitado por Karl William Kapp, quien escribió: "La relación existente entre las ciencias económicas y otras ciencias de la conducta humana, como la antropología, psicología y sociología, admite dos opiniones básicamente distintas, que dependen del concepto que tenga cada uno respecto a la naturaleza y extensión de las ciencias económicas". <br /><br />
"Si las ciencias económicas son concebidas como una ciencia pura que deduce sus conclusiones teoréticas del análisis lógico de postulados hechos «a priori» (sujeto a una verificación directa mediante la introspección) no podrá servir a ninguna causa útil, tratando de integrar las ciencias económicas con aquellas ciencias del comportamiento humano, que operan con conceptos e hipótesis cuyo valor y contenido está dado por lo menos en <i>cierta</i> parte «a posteriori» y consecuentemente sujeto a la confirmación o refutación indirecta dada por la observación empírica de hechos". <br /><br />
"Esta negación tan explícita de alguna conexión entre las ciencias económicas y las empíricas de la conducta está de acuerdo con las opiniones de aquellos economistas para quienes la economía es la parte central y más importante de la ciencia general de la acción o elección humana (de allí praxeología, la ciencia de la conducta y sus irregularidades, viene de praxis). Así, se expresa Ludwig von Mises en <i>La acción humana</i>: «El objeto de la praxeología es la explicación de la categoría de la actividad humana. Lo único que es necesario para la deducción de teoremas praxeológicos es el conocimiento de la esencia del actuar humano. <i>Es un conocimiento que es nuestro porque somos hombres</i>, ningún ser humano a quien condiciones patológicas lo hayan reducido a una existencia vegetativa deja de tenerlo. Ninguna experiencia especial es necesaria para entender estos teoremas, y ninguna experiencia por más grande que fuera podría exponerlos a un ser que no supiese 'a priori' lo que es la actuación humana. La única manera para conocer estos teoremas es un análisis lógico de nuestro conocimiento inherente a la categoría de la actuación.<br />
Debemos reflexionar sobre la estructura de la actuación humana. Así como la lógica y las matemáticas, el conocimiento praxeológico está en nosotros y no viene de afuera»". <br /><br />
"En otras palabras, una ciencia económica que aspire a una teoría universal del actuar humano, derivada lógicamente de postulados verificados introspectivamente, hace innecesaria y hasta insignificante la tarea de observar la creciente cantidad de conocimientos en la antropología, psicología y otras ciencias de la conducta humana" (De "Direcciones Contemporáneas del Pensamiento Económico" de E. E. Borga-U. N. de La Plata- La Plata 1961). <br /><br />
Una teoría de la acción debe ser esencialmente una teoría de la acción ética. De lo contrario implicaría que la ética necesaria para la economía, y para todas las demás interacciones sociales, vendría implícita en la economía de mercado, como parece ser la creencia de Mises. La praxeología es una teoría de la acción racional, ya que no se fundamenta en aspectos emocionales del comportamiento humano, si bien los considera como consecuencia posterior. Al respecto escribió: “En el marco de la cooperación social brotan, a veces, entre los distintos miembros actuantes, sentimientos de simpatía y amistad y una como sensación de común pertenencia. Tal disposición espiritual viene a ser manantial de placenteras y sublimes experiencias humanas. Dichos sentimientos constituyen precioso aderezo de la vida, elevando la especie animal hombre a la auténtica condición humana. Ahora bien, no fueron, como hubo quien supuso, tales experiencias anímicas las que produjeron las relaciones sociales. Antes al contrario, aquéllas no son más que fruto de la propia cooperación social, y sólo a su amparo medran; ni son anteriores a la aparición de las relaciones sociales ni tampoco semilla de las mismas”.<br /><br />
“En un mundo hipotético, en el cual la división del trabajo no incrementara la productividad, los lazos sociales serían impensables. No habría en él sentimiento alguno de benevolencia o amistad”. <br /><br />
“La praxeología [estudio de la acción humana] no se interesa por los objetivos últimos que la acción pueda perseguir. Sus enseñanzas resultan válidas para todo tipo de actuación, independientemente del fin a que se aspira. Constituye ciencia atinente a los medios; en modo alguno a los fines”. “La sociedad implica acción concertada, cooperación” (De “La acción humana”-Editorial Sopec SA-Madrid 1968). <br /><br />
Para "convertir" la economía formal de la Escuela Austriaca en economía fáctica, debería partirse de la existencia del proceso autoorganizado constituido por el mercado. Luego, a partir de la Teoría de la Acción ética, de la Psicología social, provendría la actitud que conduce a la cooperación social, tal como es el objetivo planteado por la praxeología de Mises. De esa manera, la economía vendría a ser la rama de la ciencia social que describe el comportamiento humano respecto de los intercambios económicos apuntando a una optimización de los mismos. La Teoría de la Acción ética tiene una validez independiente de la economía, por cuanto las actitudes características, en un momento determinado, son las mismas ya sea que se trate de actos de intercambio o bien de otras interacciones sociales.
</b>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-67823730691474102732021-09-22T23:47:00.002-07:002023-11-02T01:16:34.289-07:00El fundamento definitivo de las ciencias sociales<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq1ycUOAKasNeuegzvOzQ51G5p_GP5is0faRlXVS3gY9kUlsHDW0xPjnkoxBI77KnKaI2DFbMnECUbWZsRqbzTgjJYkDS51B8xYdhZ0Doo8mfuPxHBdPsqQNn-4ODmmNUMuej3TXLiflBkDeboniE716xUofRqrAXCYN5ermg0w0h_DSwoWwuTt26_v2g/s320/f8992ac2e1e36dc21367c6d8185be183f5bd69c1183611045074d99c9b1afa69.0" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="320" data-original-height="240" data-original-width="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq1ycUOAKasNeuegzvOzQ51G5p_GP5is0faRlXVS3gY9kUlsHDW0xPjnkoxBI77KnKaI2DFbMnECUbWZsRqbzTgjJYkDS51B8xYdhZ0Doo8mfuPxHBdPsqQNn-4ODmmNUMuej3TXLiflBkDeboniE716xUofRqrAXCYN5ermg0w0h_DSwoWwuTt26_v2g/s320/f8992ac2e1e36dc21367c6d8185be183f5bd69c1183611045074d99c9b1afa69.0"/></a></div>
<b>Tanto la religión, como la filosofía y las ciencias sociales, deberían adoptar, como fundamento, un principio básico que sirviera para orientar a todo ser humano hacia una vida plena de significado y evitar toda vida exenta de sentido. Los principios, o puntos de partida, de todo conjunto de ideas lógicamente coherente, son, en general, poco vistosos, de la misma forma en que lo son los cimientos de un gran edificio. Sin embargo, son los cimientos los que permiten construir un edificio que tenga suficiente estabilidad y así durar por mucho tiempo. <br /><br />
Por lo general, se aduce que las ciencias sociales deberían describir al ser humano tal cual es, adoptando una postura neutral acerca de lo que debe ser. Si suponemos que el científico social ha de ser un especialista, que tiene mayor conocimiento del ser humano que el no especialista, es indudable que ha de ser quien sugiera "lo que el ser humano debe ser" como una optimización de "lo que es". Nicholas S. Timasheff escribió: "El historiador muestra lo variable; el sociólogo señala lo constante y recurrente. La historia describe la multitud de combinaciones concretas en que se han encontrado los hombres interdependientes; la sociología descompone las diferentes combinaciones en sus relativamente pocos elementos básicos y formula las leyes que las gobiernan. El descubrimiento de esas leyes, o el enunciado de las relaciones necesarias e invariables entre un limitado número de elementos en que puede descomponerse la realidad social, es el verdadero objetivo de la sociología, equivalente a los objetivos de la física, la química, la biología y la psicología en sus campos respectivos" (De "La teoría sociológica"-Fondo de Cultura Económica-México 1961). <br /><br />
El principio adoptado como punto de partida deberá constituir un axioma que permita luego deducir la mayor parte de los aspectos inherentes al comportamiento humano, constituyendo de esa forma la base de un conocimiento organizado. Además, tal axioma deberá tener un carácter objetivo, preferentemente ha de ser observable y verificable por cualquier individuo que así lo requiera. Los principios subjetivos, de validez personal o sectorial, conducen muchas veces a conflictos y antagonismos entre sectores. <br /><br />
Se advierte que estamos buscando una teoría ética que oriente las actitudes individuales en un sentido determinado para llegar a establecer una sociedad, y una humanidad, en las que predomine la cooperación social dejando de lado toda forma de competencia egoísta. La palabra "predisposición" es la que mejor se adapta a la definición de "actitud". James W. Vander Zanden escribió: "Una actitud es una tendencia o predisposición adquirida y relativamente duradera a evaluar de determinado modo a una persona, suceso o situación y actuar en consonancia con dicha evaluación. Constituye, pues, una orientación social, o sea, una inclinación subyacente a responder a algo de manera favorable o desfavorable. En tal sentido, una actitud es un estado de ánimo" (Del "Manual de psicología social"-Editorial Paidós SAICF-Buenos Aires 1986). <br /><br />
El principio básico de toda ciencia experimental proviene de la existencia de leyes naturales invariantes que rigen todo lo existente. De ahí que el principio a adoptar como fundamento de las ciencias sociales ha de ser una ley natural invariante que rige toda conducta individual; este es el caso de la <i>empatía emocional</i>. Una definición general sería: <br /><br />
<i>Empatía emocional es la respuesta emocional que en un individuo produce la presencia o la referencia de otra persona y de todo lo que a ella le suceda.</i> <br /><br />
Si asociamos nuestras emociones a la tristeza y la alegría, la empatía emocional implica responder con tristeza o alegría a los estados de tristeza o alegría ajenas. Todas las posibilidades son las siguientes:<br /><br />
Empatía positiva: Compartir penas y alegrías ajenas como propias <br />
Empatía neutra: Indiferencia ante las penas y las alegrías ajenas <br />
Empatía negativa: Alegrarse por la tristeza ajena y entristecerse por su alegría <br /><br />
Las respuestas emocionales, actitudes o predisposiciones, son: el amor (empatía positiva), el egoísmo (empatía neutra) y el odio (empatía negativa). Por lo cual la optimización mencionada implica adoptar la actitud por la cual compartimos las penas y las alegrías ajenas como propias, que constituye esencialmente el bíblico "Amarás al prójimo como a ti mismo". <br /><br />
A partir de la empatía emocional es posible adoptar un principio descriptivo bajo el cual podremos "juzgar" los diversos comportamientos y actitudes personales de todas las personas, incluidos, por supuesto, cada uno de nosotros mismos.
</b>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-89096732630228194882018-07-15T16:07:00.000-07:002018-07-15T16:07:03.562-07:00Teorías de la felicidad<b>
La mayor parte de los filósofos y de los psicólogos concuerda en que la búsqueda de la felicidad es la base de nuestras motivaciones. Si bien esa búsqueda implica decisiones particulares, o subjetivas, puede circunscribirse a la búsqueda de placer y a la búsqueda de propósitos, o finalidades. El hombre medieval realizaba su vida en base a una finalidad religiosa (la vida eterna) desdeñando toda forma de placer. Por el contrario, el hombre posmoderno dedica su vida a descubrir diversas formas de placer descuidando la búsqueda de un objetivo, sentido o finalidad para su vida. Daniel Kahneman escribió: “El sentido de la felicidad (prefiero la expresión bienestar subjetivo) tiene dos elementos fundamentales. El primero es una distinción clásica, que se remonta al menos a Aristóteles, entre dos ideas de la buena vida: una vida de placer, satisfacción y otras sensaciones positivas, o una vivida en todo su potencial, llena de significado”.<br /><br />
“La elección clara de una con respecto a la otra presenta ciertos problemas. Si prefieres la alegría al significado, serás calificado de hedonista, lo cual no es un cumplido. Por otro lado, si proclamas que el placer es frívolo y que sólo importan el significado y la virtud, te llamarán merecidamente mojigato. ¿Cómo debes definir la felicidad si no quieres ser ni un mojigato ni un hedonista?”.<br /><br />
“La otra gran cuestión relativa a la felicidad es la forma de evaluarla. ¿Hemos de analizar cómo se sienten las personas a medida que transcurre su vida, con independencia de si experimentan sobre todo la felicidad o la desgracia? ¿O hemos de pedirles que hagan una pausa, piensen en su vida y digan si están satisfechos o no con ella?”.<br /><br />
“En principio, ambas cuestiones están relacionadas. Parece lógico utilizar mediciones de satisfacción vital para estudiar si la gente percibe significado en su vida, así como identificar sentimientos de felicidad valorando experiencias en curso. Ésta fue también mi idea durante muchos años, pero Paul Dolan es de otra opinión. Para empezar, está mucho más interesado en las experiencias vitales de las personas que en las evaluaciones que éstas hacen de su vida. Lo novedoso de la idea es considerar que lo «significativo» y «lo absurdo» son experiencias, no juicios. A su entender, en las experiencias subjetivas de finalidad las actividades difieren; el trabajo voluntario está asociado a un sentido de finalidad ausente en el zapping. Para Dolan, el propósito-finalidad y el placer son componentes básicos de la felicidad. Se trata de una jugada atrevida y original” (Del Prólogo de “Diseña tu felicidad” de Paul Dolan-Editorial Paidós SAICF-Buenos Aires 2016).<br /><br />
Si existen dos extremos que de por sí no permiten el logro de la felicidad, como la búsqueda de placer sin objetivos, o la búsqueda de objetivos sin placer, todo indica que debemos buscar un punto medio entre ambos extremos. Paul Dolan escribió: “Para ser feliz de verdad debes sentir tanto placer como propósito. Puedes ser tan feliz o desdichado como yo, pero con muy diversas combinaciones de propósito y placer. Y acaso requieras uno u otro en distintos grados en momentos diferentes. Pero has de sentir los dos. Lo denomino el principio placer-propósito (PPP)”.<br /><br />
“Estoy mucho más interesado en el significado de los momentos que en las interpretaciones del significado de la vida. Hay placer (o dolor) y propósito (o absurdo) en todo lo que hacemos y sentimos. Son componentes diferenciados que constituyen nuestra felicidad global a partir de una experiencia”.<br /><br />
En cuanto a la medida o comparación de la felicidad adquirida, puede decirse que la verdadera felicidad es la que, de alguna manera, puede transmitirse a los demás. Por el contrario, si alguien se jacta por poseer muchos bienes materiales, que garantizan sus posibilidades de lograr placer en gran cantidad, haciendo ostentación de superioridad, muestra un incompleto entendimiento de lo que es la felicidad y, además, en la misma acción muestra la imposibilidad de compartirla con los demás. <br /><br />
Otra consecuencia de la ostentación de riquezas, que por lo general genera envidia en los demás, es la evidencia de los falsos motivos para la envidia, ya que se siente envidia, no por la felicidad ajena, sino por la aparente felicidad ajena. Si es absurdo proceder en forma ostentosa, mucho más absurdo es el proceder en forma envidiosa. <br /><br />
Muchas veces encontramos expresiones como que “no existe la naturaleza humana” y que, por lo tanto, no existiría un marco natural que “aceptara” o “rechazara” las distintas teorías elaboradas respecto de la felicidad. Por el contrario, podemos denominar “naturaleza humana” al resultado de millones de años de evolución biológica que han conformado nuestros atributos corporales y psíquicos, que son la esencia de los estudios establecidos por la psicología.<br /><br />
Las teorías de la felicidad, por lo tanto, pueden entrar en el ámbito de la ciencia experimental y por ello mismo admitir cierta contrastación empírica, ya que es posible, en principio, evaluar los resultados de tales teorías. Sin embargo, no es frecuente encontrar en los libros de psicología, o de psicología social, un capítulo titulado “Teorías de la felicidad”. Quizá ello se deba a que la felicidad implica un estudio poco accesible a la verificación experimental, si bien se han realizado estudios concretos al respecto, como el que aparece en el libro de Paul Dolan, quien escribió: “Como soy uno de los escasos investigadores que trabajan en el ámbito de la felicidad y de la conducta, uno de mis principales objetivos de este libro es poner de manifiesto los vínculos entre estas dos esferas de estudio, y de este modo aplicar los últimos conocimientos en las investigaciones sobre la felicidad y la ciencia conductual directamente a las cuestiones de lo que estamos intentando conseguir (más felicidad)”.<br /><br />
“Tras haber trabajado durante dos décadas en la interfaz de la economía, la psicología, la filosofía y la política, creo estar en buenas condiciones para dar razones sólidas a favor de la siguiente definición: la felicidad es el conjunto de experiencias de placer y propósito a lo largo del tiempo”.<br /><br />
Otro aspecto importante, observado por el citado autor, radica en la asignación de nuestro tiempo y de nuestra atención a las diversas situaciones que nos presenta la vida cotidiana. Como solamente podemos pensar en un tema, en un momento determinado, y no sobre varios temas a la vez, gran parte del éxito en la búsqueda de la felicidad dependerá de una adecuada elección de temas positivos. Así, el envidioso, que ocupa la mayor parte de su tiempo en pensar en quienes hacen ostentación de lujo y riquezas, elige el peor de los temas. Por el contrario, quien ocupa su mente en cuestiones intelectuales o científicas, estará casi siempre alejado de todo pensamiento negativo. <br /><br />
Paul Dolan observa que los diversos temas en que podemos ocupar nuestra mente se presentan en “competencia” ante el “escaso tiempo” de nuestra atención. Al respecto escribió: “Tu felicidad está determinada por el modo en que asignas la atención. Las cosas de las que te ocupas impulsan tu conducta, y ésta determina tu felicidad. La atención es el pegamento que mantiene unidas las partes de tu vida”.<br /><br />
“La atención, como todo en la vida, es un recurso escaso. Debes racionarla, pues la atención dedicada a una cosa es, por definición, la que no se dedica a otra. Si atiendes a una cosa, pagas el precio de no atender a otra distinta. El concepto de escasez está en el núcleo de la economía…La escasez de recursos atencionales radica en el núcleo de mis investigaciones sobre la felicidad”.<br /><br />
“El proceso de producción de felicidad equivale al modo de asignar la atención. Los «inputs» de tu felicidad son la plétora de estímulos que compiten por tu atención. Éstos se convierten después en felicidad mediante la atención que les prestas. El enfoque en la atención es el «eslabón perdido» en la cadena de «inputs» y «outputs» [estímulos y respuestas]. Los mismos acontecimientos y circunstancias vitales pueden afectar en mayor o menor grado a tu felicidad en función de la atención que les prestes. Dos personas idénticas en todos los aspectos pueden ser felices de muy distinta manera, dependiendo de cómo conviertan los «inputs» en el «output» o resultado de la felicidad”.<br /><br />
Adviértase la semejanza de las conclusiones a las que se llega por distintos caminos:<br /><br />
Paul Dolan: Output = Atención x Inputs<br />
Psicología social: Respuesta = Actitud característica x Estímulo<br /><br />
Debido a que el concepto de “actitud característica” es el más general, en cuanto a su empleo en la descripción de la acción humana, debe encontrarse la forma de vincularlo con la anterior elección de temas para nuestra atención consciente. <br /><br />
Nuestras acciones cotidianas pueden dividirse en conscientes y subconscientes, siendo las primeras aquellas en las que interviene nuestro razonamiento. Las segundas, por otra parte, son las que realizamos en forma mecánica o intuitiva, constituyendo hábitos logrados como resultado de tareas repetitivas. Así, cuando alguien está aprendiendo a conducir un automóvil, razona sobre cada una de las acciones que realiza. Con el tiempo, creará hábitos de manejo haciendo innecesaria la atención consciente por cuanto procederá a realizarlas en forma intuitiva.<br /><br />
La actitud característica de cada individuo también presenta la posibilidad de realizar acciones intuitivas tanto como razonadas. De ahí que podamos hablar de componentes afectivas o emocionales, y también componentes cognitivas de tal actitud; siendo tales respuestas establecidas en forma subconsciente. También ha de haber una componente conductual o de acción, que es la que requiere de nuestra atención. Edwin Hollander escribió: “Existen muchos modos de abordar la organización de las actitudes, pero para mayor comodidad podemos considerarlas con referencia a tres componentes fundamentales y a tres aspectos de su estudio. En lo que atañe a los primeros, D. Katz observa que las actitudes han sido tratadas en relación con un componente cognitivo, que alude a la creencia-descreimiento; un componente afectivo, que se ocupa de la simpatía-antipatía; y un componente de acción, que incluye la disposición a responder. La relación entre estos componentes concita aún gran interés por parte de la psicología social contemporánea” (De “Principios y métodos de psicología social”-Amorrortu Editores SCA-Buenos Aires 1968).<br /><br />
Haciendo una síntesis de las componentes mencionadas, surge la siguiente lista:<br /><br />
a- Componentes afectivas o emocionales: amor, odio, egoísmo y negligencia.<br />
b- Componentes cognitivas: adopción, como referencia para la adquisición de nuevos conocimientos, de: la realidad, lo que uno mismo piensa, lo que opina otra persona o lo que opina la mayoría.<br />
c- Componentes conductuales o de acción: la elección de temas a los que hemos de prestar atención.</b>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-75505963368212015732018-07-08T14:47:00.000-07:002018-07-08T14:55:27.970-07:00La metodología descriptiva que conduce a la discriminación social
<b>Los economistas del siglo XIX establecían sus descripciones en base a clases sociales, que en ese entonces, en Occidente, estaban bastante mejor diferenciadas que en la actualidad. A fines de ese siglo surgen hipótesis que se adaptan mejor a la realidad, con las cuales se comienza a fundamentar el comportamiento económico en base a valoraciones subjetivas y a decisiones individuales. Sin embargo, la anterior metodología sigue parcialmente vigente durante el siglo XX y aun en la actualidad.<br /><br />
El inconveniente de la descripción en base a clases sociales, antes que en base a comportamientos individuales, no sólo implica una pobre exactitud o veracidad, sino a la casi inevitable asignación de virtudes o defectos colectivos asociados a todos los integrantes de determinada clase. Si esa valoración es negativa, se cae en el conocido fenómeno de la discriminación social.<br /><br />
Adviértase que tal discriminación es similar a la discriminación racial, por la cual, al asignarse defectos observados en algunos integrantes de determinado grupo étnico, tales debilidades se hacen extensivas a la totalidad de sus integrantes. Los totalitarismos del siglo XX fueron las consecuencias inevitables de los dos principales tipos de discriminación: la racial (nazismo) y la social (marxismo).<br /><br />
La palabra “totalitarismo” implica “todo en el Estado”, aunque también podría significar “todos los integrantes de una clase”, étnica o social, que comparten supuestamente iguales atributos. La discriminación social contra la burguesía, que vendría a ser la clase media actual, se la encubre como una lucha contra el capitalismo, o contra la desigualdad social, o a favor de los pobres, etc. En realidad, hay quienes aducen que el “perverso capitalismo” contamina a la inocente burguesía, mientras otros aducen que la “perversa burguesía” es la que genera el capitalismo como medio para explotar laboralmente a otras clases sociales. De todas formas, cuando la izquierda política llega al poder, sus integrantes dejan de lado sus disfraces y arremeten contra la burguesía agravando la situación social, moral y económica de toda la sociedad (como ocurre en la actual Venezuela chavista). <br /><br />
Debido a una previa y efectiva difamación anti-burguesa, la opinión pública acepta mayoritariamente la venganza revolucionaria, considerada como una forma de establecer justicia. Rosana López Rodríguez escribió: “Con Caudwell aprendemos que las formas de la economía (burguesa) bajo las que vivimos nos quitan algo más que tiempo, sacrificio, sangre, sudor y lágrimas. El capitalismo nos quita las relaciones afectivas, desde el amor de pareja hasta la amistad. Por la vía de la atomización, nos convertimos en acérrimos defensores de los intereses individuales por la vía de la desconfianza, nos convertimos en onanistas del sentimiento; por la vía de la explotación, perdemos el tiempo, el esfuerzo y las ganas de transitar la amistad, de desarrollar el compañerismo y acompañar a nuestros hijos. En suma, descubrimos que se nos quita la posibilidad de ser felices y de disfrutar de la vida. Algo que no podemos permitir” (Del Prólogo de “La agonía de la cultura burguesa” de Christopher Caudwell-Ediciones RyR-Buenos Aires 2008).<br /><br />
Las crisis sociales y morales que afrontan las diversas sociedades son reales, lo que no significa que sean efectos necesarios del “sistema capitalista”, sino de hábitos de vida y creencias poco compatibles con lo que el orden natural nos impone. Las sugerencias liberales acerca de la cooperación social dentro del proceso de intercambios en el mercado, con una previa adaptación a una ética elemental, son desoídas en la mayoría de los casos, por lo cual los actuales “sistemas capitalistas”, especialmente los latinoamericanos, están basta lejos de ser las economías de mercado competitivas que garantizan un buen desempeño económico de la sociedad, pareciéndose a las sociedades precapitalistas descriptas por Marx. <br /><br />
Los problemas sociales poco tienen que ver con un sistema económico que presenta efectividad en traducir demandas de los consumidores en respuestas productivas que las satisfagan. Si la gente busca lo inútil y lo superficial, tendrá lo inútil y lo superficial; si busca lo útil y lo necesario, también lo tendrá en forma efectiva en un mercado competitivo. Manuel F. Ayau y Eduardo Mayora escriben: “En la encíclica Centesimus Annus, Juan Pablo II ofrece dos versiones distintas y contradictorias de lo que se entiende por capitalismo, una de las cuales acepta y otra que rechaza. La primera versión corresponde a la tesis clásica de filósofos del derecho y de la ética como John Locke, Adam Smith y David Hume, que perseguían descubrir las normas de conducta de que debía nutrirse la ley para garantizar los derechos individuales: la libertad con responsabilidad, pues la economía de mercado o economía libre es, a la postre, el sistema económico que resulta cuando derechos individuales fundamentales como la vida, la propiedad privada y la intangibilidad de los contratos (la libertad de contratación) están efectivamente protegidos. La segunda versión a que se refiere la encíclica describe más bien el mercantilismo, sistema cuyas raíces latinoamericanas arrancan desde la colonia española y ha prevalecido con variaciones desde entonces hasta el presente” (De “El desafío neoliberal” de B.B. Levine-Grupo Editorial Norma SA-Bogotá 1992).<br /><br />
Los enemigos de la burguesía no tienen en vista otro objetivo inmediato que el de expropiarla de todos sus bienes. A la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción (y de otras propiedades), le sigue como consecuencia necesaria e inevitable, la formación de un monopolio que ha de eliminar toda competencia posible, estableciéndose un capitalismo estatal que acentúa y agrava todos los defectos atribuidos al capitalismo privado. Algunos marxistas lo saben muy bien, pero no debe olvidarse que el objetivo no es solucionar problemas sociales sino perjudicar a la burguesía, la “clase social incorrecta”. Los marxistas descartan los errores monopólicos que vendrán, por cuanto aducen que el socialista en el gobierno es “bueno por naturaleza”.<br /><br />
El marxista supone que tiene el deber histórico de dirigir la sociedad desde el Estado, unificando todos los poderes posibles, con la idea de quitarles a los burgueses el derecho natural de la libertad de elección, de la propiedad privada e incluso de la vida. Alberto Benegas Lynch (h) escribió: “Cualquiera sea la etapa en que se encuentre el proceso evolutivo, todas las vertientes y matices del liberalismo coinciden en un aspecto central, cual es el respeto irrestricto por el prójimo. Esta es la columna vertebral del espíritu del liberalismo. Dado que todos los seres humanos somos distintos desde el punto de vista anatómico, fisiológico, bioquímico y, sobre todo, psicológico, todos tenemos distintos proyectos de vida, distintos gustos, preferencias, vocaciones e inclinaciones. Por tanto, sólo puede concebirse la convivencia civilizada si recíprocamente respetamos nuestros distintos proyectos de vida”.<br /><br />
“El único proyecto de vida que debe ser bloqueado por la fuerza es aquel que pretende destruir proyectos de vida de otros. Desde la perspectiva liberal el aparato de fuerza gubernamental se limita al uso defensivo, nunca ofensivo. Siempre debe salvaguardar derechos, nunca para lesionarlos. Desde la perspectiva liberal, los agentes gubernamentales no deben imponer sus valores personales a los demás. Repugnan al espíritu liberal los llamados «modelos nacionales» para dar sustento al «ser nacional» y así cohesionar al pueblo en torno de «los valores de la nación», todo lo cual inexorablemente termina en que agentes gubernamentales megalómanos manejan a sus congéneres como si fueran objetos de plastilina que deben ser configurados a imagen y semejanza de los caprichos circunstanciales del diseñador”.<br /><br />
“En una sociedad abierta el único bien común concebible consiste, precisamente, en el respeto recíproco a los diversos proyectos de vida. Los valores culturales no son de esta o aquella nación, simplemente son. El liberalismo supone una visión cosmopolita. Los «nacionalismos culturales» han hecho estragos, desdibujando la cultura hasta convertirla en un adefesio al que rinden pleitesía trogloditas de diverso calibre” (De “El desafío neoliberal”).<br /><br />
El marxismo, en realidad, no describe ningún tipo de ley social, como generalmente se aduce, sino que supone ciertas “fuerzas impersonales”, de validez subjetiva, para las cuales sugiere la adaptación de todo ser humano. Se llega así al absurdo de que la humanidad no debería adaptarse al orden natural, sino a las supuestas “leyes de la historia” propuestas por Marx. Isaiah Berlin escribió: “Asustar a los seres humanos sugiriéndoles que están en los brazos de fuerzas impersonales, sobre las que tienen poco control o ninguno, es alimentar mitos…, equivale a propagar la fe de que existen formas inalterables de desarrollo en los acontecimientos. Liberando a los individuos del peso de la responsabilidad personal, esas doctrinas alimentan la pasividad irracional en unos y una fanática actividad, no menos irracional, en otros” (Citado en “Travesía liberal” de Enrique Krauze-Tusquets Editores SA-Barcelona 2003).<br /><br />
El marxismo, que “resuelve” todos los problemas humanos y sociales aboliendo la propiedad privada, en realidad ha mostrado que promueve y acentúa los mismos errores que “quiso solucionar”. Leszek Kolakowski escribió: “En la forma más simple en que se utiliza para fines ideológicos, el marxismo es extremadamente fácil. Se puede aprender en un instante y ofrecer todas las respuestas a todas las preguntas. Usted puede saberlo todo sobre historia sin molestarse en estudiar historia. Tiene una llave maestra que abre todas las puertas y un método sencillo con el que enfrentarse y solucionar todos los problemas del mundo. Jean-Paul Sartre afirmó alguna vez que los marxistas eran perezosos; es cierto, no quieren que se los moleste con problemas de historia, demografía o biología. Quieren tener una solución única para todo, y la satisfacción de sentirse poseedores de una verdad última. No hay que sorprenderse de que tanta gente opte por esa solución” (Citado en “Travesía Liberal”).Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-4055464064899255972018-07-01T04:36:00.003-07:002018-07-01T04:36:46.578-07:00La aparente subjetividad de las ciencias sociales
<b>Los conocimientos son adquiridos de distintas formas, predominando en el pasado la fe religiosa y la razón filosófica. En la actualidad, aun cuando mantengan su vigencia, van quedando relegadas ante el predominio del conocimiento científico. Ello se debe a que la ciencia experimental adopta como referencia, y en forma decidida, a la propia realidad, contrastando cada hipótesis propuesta. Paul B. Horton y Chester L. Hunt escribieron: “En la búsqueda de la verdad, el hombre ha confiado en: 1) la intuición, que va desde la imaginación brillante hasta una simple conjetura; 2) la autoridad, que le indica lo que es cierto; 3) la tradición, que considera verdad lo que durante mucho tiempo ha sido aceptado como verdad; 4) el sentido común, especie de baúl mundo que lo incluye todo desde la observación fortuita, hasta todas o cualquiera de las otras fuentes de verdad; y 5) la ciencia, el método más reciente de buscar la verdad”.<br /><br />
“La ciencia difiere de las otras fuentes de verdad en que, 1) puesto que la verdad científica está basada en una evidencia que se puede comprobar, la ciencia estudia sólo aquellos problemas en que se puede llegar a la evidencia verificable, sin intentar dar una respuesta a muchas preguntas importantes acerca del valor, del fin o de la significación última de las cosas; es más, la ciencia admite que toda verdad científica es de tipo experimental y que está sujeta a revisión a la luz de una nueva evidencia; y 2) la ciencia es neutral desde el punto de vista ético, pues trata de descubrir los conocimientos, pero no de dirigir el uso que se ha de hacer de ellos” (De “Sociología”-McGraw-Hill de México SA-México 1970).<br /><br />
Todo lo que puede comprobarse experimentalmente ha de ser validado como un conocimiento objetivo, ya que cualquiera puede verificarlo repitiendo las pruebas de validez, cuyos dos resultados posibles son la verdad o la falsedad de la hipótesis que se trata de comprobar. De ahí que, en principio, no existe algo como una “ciencia subjetiva”, o ciencia de validez personal o sectorial, por el hecho de que, en ese caso, no puede ser verificada por cualquier individuo.<br /><br />
Ello no implica que lo que no entra en el marco de lo verificable experimentalmente haya de ser necesariamente un conocimiento falso, sino que, si no puede ser verificado por cualquiera, no es un conocimiento científico. Por ejemplo, desde la ciencia experimental no puede afirmarse la veracidad ni tampoco la falsedad de la vida después de la muerte, por cuanto no resulta verificable. Sin embargo, una de las dos posibilidades ha de ser verdadera. Los autores citados escriben: “El conocimiento científico se basa en la evidencia verificable. Entendemos por evidencia las observaciones concretas de los hechos que otros observadores pueden ver, pesar, medir, contar o comprobar en busca de exactitud. Podríamos pensar que esta definición es obvia y que ni siquiera se debía mencionar; pues la mayoría de nosotros tiene ciertas nociones de lo que es el método científico. Sin embargo, hace sólo unos pocos siglos, los estudiantes de la Edad Media sostenían largos debates sobre el número de dientes que tenía un caballo en la boca, sin molestarse en mirarle la boca para contárselos”.<br /><br />
Francis Bacon fue el precursor del método experimental, mientras que Galileo Galilei fue el iniciador de la ciencia experimental. Ludovico Geymonat escribió al respecto: “El enfoque inicial de Galileo no difiere del de Bacon; la naturaleza no sólo debe ser «escuchada», sino también «interrogada». Pero entre el italiano y el inglés surge una gran diferencia apenas tratan de precisar el carácter de esta interrogación. La interrogación baconiana está, en efecto, estructurada con la intención de buscar en los fenómenos su «forma», su «esquematismo latente», sus notas comunes; la galileana, en cambio, a descubrir leyes de los fenómenos, o sea, las proporciones matemáticas entre fenómeno y fenómeno” (De “Historia de la Filosofía y de la Ciencia”-Crítica-Barcelona 1998).<br /><br />
Las ciencias sociales describen fenómenos subjetivos, pero la descripción de los mismos es objetiva. Por ejemplo, el gusto musical es una cuestión subjetiva, pero si se quiere saber si el cantante A tiene mayor aceptación que el cantante B, se puede indagar objetivamente la cantidad de reproducciones vendidas por cada uno. Ernest Nagel adopta como un subtítulo de su libro: “La naturaleza subjetiva de los temas de estudio sociales” (De “La estructura de la ciencia”-Ediciones Paidós Ibérica SA-Barcelona 1991).<br /><br />
Mientras que la descripción de un fenómeno social en particular no ofrece, por lo general, mayores inconvenientes en cuanto a la subjetividad del tema y la objetividad de la descripción, no ocurre lo mismo en el caso de las teorías generales, que cubren varios fenómenos y que adoptan como fundamento algunos axiomas que son justificados posteriormente por el éxito de la teoría. Maurice Agulhon escribió respecto de la indagación histórica: “¿A qué género de historia pertenece la búsqueda de la verdad? Me parece, de manera especial, corresponde a la llamada historia «del acontecer». Es con relación a un hecho preciso que podemos hablar de lo verdadero o de lo falso, y sobre todo, que puede realizarse una demostración convincente acerca de la falsedad o de la veracidad. Pero los historiadores no se contentan con eso. Buscan alcanzar interpretaciones y conclusiones generales. A este nivel, ya es más dudoso que se pueda calificar una interpretación de verdadera o falsa. Por último, existen sectores de la historia que se caracterizan por no pertenecer a la corriente histórica llamada «del acontecer», en las cuales el problema de lo verdadero y de lo falso no puede ser planteado en términos simples” (De “Certidumbres e incertidumbres de la historia” de Gilbert Gadoffre-Grupo Editorial Norma-Bogotá 1997).<br /><br />
Cuando un estudio social no puede proponer una posible verificación experimental, sale del campo de la ciencia para pasar al ámbito de la filosofía social, sin que por ello deba hablarse de fracaso; simplemente se acepta la imposibilidad de verificar las hipótesis propuestas. La siguiente expresión ilustra lo dicho: “No proporcionamos aquí una respuesta para ese interrogante; quizá nunca pueda darse una respuesta final, ya que para desarrollar este tema debemos abandonar el dominio de la ciencia y asumir una actitud reconocidamente subjetiva. Puesto que la existencia del hombre no es observable en el mismo sentido en que lo son sus relaciones sociales, nos vemos forzados a abandonar la posición objetiva, «desde afuera», que hemos tratado de mantener…pues a esta altura de nuestra indagación ya no hay un «afuera»” (De “Teoría de la comunicación humana” de P. Watzlawick, J. B. Bavelas y D. D. Jackson-Editorial Herder SA-Barcelona 1993).<br /><br />
Como antes se dijo, la confusión surge esencialmente de las teorías generales y de los axiomas elegidos. Recordemos que una teoría es una descripción resumida de varios fenómenos naturales o sociales. Como ejemplo puede mencionarse la teoría electromagnética de James Clerk Maxwell, que describe todos los fenómenos eléctricos y magnéticos a partir de cuatro ecuaciones matemáticas básicas.<br /><br />
La primera descripción unificada aparece en el siglo III AC, cuando Euclides de Alejandría sintetiza la geometría utilizando cinco axiomas básicos. A partir de tales axiomas podían deducirse todos los teoremas conocidos de la geometría. Los axiomas, por constituir el punto de partida, eran indemostrables, por lo que la veracidad de los mismos estaba asociada a la veracidad posterior de todo el sistema descriptivo conocido como “geometría euclideana”.<br /><br />
Luego de unos dos mil años de “reinado”, algunos matemáticos intentaron reducir la cantidad de axiomas, aunque sin éxito. Sin embargo, en esos intentos, cambiaron a uno de ellos y descubrieron geometrías diferentes, denominadas “no euclideanas”, que en un principio parecieron ser una “curiosidad inútil”. Observaron que los nuevos sistemas descriptivos tenían la misma coherencia matemática, o lógica, de la misma manera en que podía establecerse un juego distinto al ajedrez cambiándole alguna de sus reglas. <br /><br />
Con el tiempo, se advirtió que las geometrías no euclideanas tenían cabida en el mundo real a través de la teoría de la relatividad generalizada de Einstein. Morris R. Cohen escribió: “Pero si bien esas geometrías son lógicamente semejantes por su coherencia, difieren en sus supuestos. ¿Cuál es la verdadera? El matemático puro no necesita responder esta pregunta. Así, no les adjudica la verdad ni a los axiomas de Euclides ni a los no-euclídeos. Sólo se limita a afirmar que a partir de los axiomas de Euclides se siguen, necesariamente, ciertos teoremas, y que, a partir de otros axiomas, deben seguirse otras proposiciones. En el mundo físico, sin embargo, no nos declaramos satisfechos con la coherencia sistemática. Queremos saber qué axioma o sistema es verdadero de hecho” (De “Razón y naturaleza”-Editorial Paidós-Buenos Aires 1956).<br /><br />
Puede decirse que no existen axiomas verdaderos junto a deducciones falsas, sino axiomas y deducciones verdaderas o falsas ambas. Se cumple un tanto aquello de que “Por sus frutos (deducciones) los conoceréis (axiomas)”. E. Nagel y J. Newman escribieron: “La creencia tradicional de que los axiomas de la geometría (o los axiomas de cualquier disciplina) pueden quedar establecidos por su aparente autoevidencia, se vio así radicalmente socavada. Además, se hizo cada vez más obvio que el verdadero interés del matemático puro consiste en derivar teoremas de supuestos postulados y que, como matemático no le incumbe decidir si los axiomas de los que parte son realmente verdaderos” (Citado en “Teoría de la comunicación humana”). <br /><br />
En el caso de la economía han surgido controversias entre detractores y defensores de la praxeología; la teoría de la acción económica que fundamenta la propuesta de la Escuela Austriaca de Economía. Los primeros afirman que sólo tiene un carácter subjetivo, por lo que no debería ser considerada como parte de la ciencia, o bien aducen que se trata de una “ciencia subjetiva” (o no ciencia). Al respecto, puede decirse que la validez de una teoría implica al sistema axiomas-deducciones, aceptándose al sistema completo si las deducciones resultan compatibles con la realidad. <br /><br />
Los defensores de la praxeología aducen que la economía es una “ciencia formal” (no fáctica, como debería ser considerada). En cuanto a sus axiomas, Jesús Huerta de Soto escribió: “La ciencia económica se construye sobre la base de razonamientos lógico-deductivos a partir de unos pocos axiomas fundamentales que están incluidos dentro del concepto de «acción humana». El más importante de todos ellos es la propia categoría de la acción humana; los hombres eligen, por tanteo, sus fines, y buscan medios adecuados para conseguirlos; todo ello según sus individuales escalas de valor. Otro axioma nos dice que los medios, siendo escasos, se dedicarán primero a la consecución de los fines más altamente valorados y sólo después a la satisfacción de otros menos urgentemente sentidos («ley de la utilidad marginal decreciente»). En tercer lugar, que entre dos bienes de idénticas características, disponibles en momentos distintos del tiempo, siempre se preferirá el bien más prontamente disponible («ley de la preferencia temporal»)” (De www.eseade.edu.ar).<br /><br />
Para convertir la economía austriaca en una ciencia fáctica, habría que ingeniarse para “interrogar” adecuadamente la conducta humana y convertir los axiomas “no verificables” en fundamentos verificados, si bien la veracidad del sistema descriptivo queda asegurado por la veracidad experimental de sus conclusiones.
</b>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-88268103289556020132018-06-28T11:01:00.002-07:002018-06-30T16:27:02.130-07:00Las insociables ciencias sociales
<b>Debido a que las distintas ramas de la ciencia social describen una misma realidad, aunque desde distintas perspectivas, no teniendo entre ellas límites bien definidos, resulta conveniente la existencia de “buenas relaciones” entre las mismas. De esa manera se facilitarán los vínculos interdisciplinarios. Sin embargo, es frecuente observar bastante ignorancia de los especialistas respecto de las demás ciencias sociales, incluso con la intención de negarles validez. José Ortega y Gasset alguna vez se refirió a la “barbarie del especialismo”, mientras que Friedrich von Hayek, en el mismo sentido, escribió: “Nadie puede ser un gran economista si es solamente un economista –y me veo incluso tentado de agregar que un economista que es solamente un economista puede ser una calamidad, hasta un verdadero peligro” (Citado en “Los profetas de la felicidad” de Alain Minc-Paidós-Buenos Aires 2005).<br /><br />
El caso más notable es el marxismo, una filosofía social considerada por muchos como parte de la sociología. El marxismo considera que sus hipótesis (poco comprobadas o bien erróneas) constituyen una ciencia verificada mientras que le quita toda validez a la ética, la religión, la economía, el derecho, etc., calificándolas como vulgares “ideologías”. Actúa como un cáncer al pretender desplazar todas las ciencias sociales pretendiendo reemplazarlas por una ideología filosófica poco verídica y poco exitosa en cuanto a sus aplicaciones. <br /><br />
Entre los efectos negativos del especialista, puede mencionarse la creencia en que sólo desde su ciencia particular podrán solucionarse todos los problemas humanos prescindiendo completamente de las demás ciencias sociales. El caso más conocido es el economismo, o economicismo, postura que aduce que, una vez mejorada la economía de un país, se solucionarán todos los problemas humanos y sociales. Para el “bárbaro especialista”, el científico social multidisciplinario es un “irresponsable” por pretender abarcar demasiados conocimientos, mientras que para el multidisciplinario es irresponsable el “bárbaro especialista” por abarcarlos en forma insuficiente.<br /><br />
Algunos sociólogos sostienen que la sociedad tiene sus propias leyes y que tales leyes son independientes de aquéllas que gobiernan las conductas individuales, existiendo un explícito desconocimiento de la psicología social. Por el contrario, para el psicólogo social son los individuos, y sus actitudes, quienes conforman los comportamientos colectivos. Solomon Asch escribió: “A esta altura los criterios se bifurcan en direcciones radicalmente diferentes. Un importante punto de vista intenta reducir íntegramente los hechos de la determinación social al dominio de la psicología. Sostiene que las organizaciones institucionales y las acciones sociales son, en toda su extensión, hechos referentes a la psicología de los individuos. En particular, busca en los procesos de aprendizaje la clave de la acción social”.<br /><br />
“Un punto de vista totalmente opuesto, cuyo representante más conspicuo es el sociólogo Emile Durkheim, sostiene que, puesto que los miembros de las diferentes sociedades son fundamentalmente similares en su equipo biológico y en sus capacidades y tendencias individuales, éstas últimas no pertenecen a una ciencia de la sociedad o a una descripción del comportamiento social. El principio que invoca es que lo que hay de similar en todos los hombres no puede ser usado para explicar las diferencias entre ellos. Por lo tanto sugiere que existe una categoría de hechos sociales que surge de acuerdo con principios autónomos, y que no puede ser reducida al nivel de hechos individuales, biológicos o psicológicos. Estos principios de la sociedad solamente pueden ser descubiertos por el estudio de los movimientos e instituciones sociales, sus interrelaciones y cambios. Durkheim, el destacado exponente de la posición según la cual los hechos sociales tienen una existencia y legalidad propias, deduce que la psicología no tiene, en última instancia, relación con los hechos de la sociedad y el cambio histórico” (De “Psicología Social”-EUDEBA-Buenos Aires 1964).<br /><br />
La visión de la sociedad, sostenida por Durkheim, resulta similar a un hormiguero, en el que las acciones individuales tienen sentido sólo si se agregan a las acciones de la multitud de hormigas. Mientras que las sociedades humanas se establecen en base a la libertad y la responsabilidad individual, las sociedades de insectos se establecen en base a integrantes que carecen de libertad y de responsabilidad individual, ya que sólo se limitan a obedecer al colectivo. De ahí que la visión de Durkheim se adapte bastante a las ideas totalitarias. Solomon Asch agrega: “Algunos teóricos sociales…observan la manera cómo las fuerzas sociales enredan a individuos cuyo carácter real desconocen. Se sorprenden de la marcha impersonal de la historia, que se impone con arrogancia a los individuos, y sostienen, con Hegel, que la historia es el degolladero de las naciones. Consecuentemente concluyen que la historia posee una dirección independiente de la conciencia o de los deseos de sus actores y que, comparados con ella, los factores psicológicos son pequeños e impotentes. Infieren que cada sociedad se ingenia para moverse en una dirección particular e instalar sus instrumentos humanos en las posiciones exactas, de manera de producir resultados que ellos pudieron o no proponerse”.<br /><br />
Puede decirse que las posturas socialistas se justifican en las visiones sociológicas y filosóficas, como las mencionadas, mientras que las posturas liberales se justifican en la visión surgida de la psicología social. Al ignorar los procesos individuales, la sociología da visiones incompletas y distorsionadas del hombre. Asch agrega: “No podemos crear una ciencia de la acción social que no se base en las relaciones del hombre con su ambiente físico. Para poder hablar del carácter social del hombre se debe conocer la manera cómo percibe, conoce y actúa”.<br /><br />
Una de las metas de las ciencias sociales ha de ser la de responder la pregunta acerca de lo que el “hombre debe ser”. Para ello debe primero describir “lo que el hombre es” para, luego, efectuar una optimización de ese comportamiento real. Si bien la optimización no ha de ser un conocimiento verificable, sí lo es la descripción previa. Sin embargo, muchos científicos sociales se oponen a tal respuesta, aceptando tácitamente que no debe ser dada por quienes estudian el comportamiento humano, sino por aquellos que poco saben acerca del mismo. Solomon Asch escribe al respecto: “El sentido común advierte que los hombres no siempre, ni siquiera frecuentemente, obran de acuerdo con sus mejores impulsos; pero también reconoce que estos impulsos son condiciones necesarias para la sociedad. Empero estas ideas no sólo son excluidas de la discusión científica; los esquemas conceptuales con que la psicología trabaja hoy, casi no dejan lugar para ellas”.<br /><br />
“Es frecuente justificar esta parcialidad en nombre de la ciencia y la objetividad, de la necesidad de ser realistas, de apelar al hecho, de desconfiar de las especulaciones, y sobre todo de la necesidad de no dejarse engañar por las nociones de lo que el hombre debería ser”.<br /><br />
Quizá el síntoma más evidente de las disputas entre las diversas ciencias sociales radique en la presunción de algunos científicos sociales que aducen poseer cierta prioridad para determinados estudios por cuanto suponen poseer cierta “concesión exclusiva” de la naturaleza para emprender tales estudios, siendo una disputa similar a la de los diversos grupos religiosos que aducen cierta “concesión exclusiva” por parte de Dios. Así, cuando desde la psicología social se habla acerca de praxeología, algunos economistas lo interpretan como una intromisión injustificada por cuanto ignoran que las teorías de la acción son temas propios de la psicología social y, esencialmente, de toda persona que tenga interés en tal tema, cualquiera sea su especialidad intelectual.<br /><br />
La ausencia de comunicación entre las diversas ciencias sociales no se presenta solamente entre ciencias rivales, sino también entre aquellas que coinciden en sus métodos y fines, como es el mencionado caso de la psicología social y la praxeología. G. Klimovsky y C. Hidalgo escriben respecto al debate entre holismo e individualismo metodológico: “Para el holismo, las entidades sociales fundamentales de una teoría social unificada deberán referirse a tales entidades colectivas y permitirán la deducción y subsumisión de cualquier otra teoría acerca de los individuos, sus propiedades e interacciones. Durkheim es la figura más representativa de esta forma de concebir la ontología de lo social y las consecuencias reduccionistas que ella tiene respecto de la construcción de teorías sociales”.<br /><br />
“En oposición, los individualistas metodológicos (como los economistas F. A. Hayek y Ludwig von Mises, y el propio Popper) sostienen que las entidades sociales básicas son los individuos, sus creencias, sus disposiciones típicas y sus fines particulares. Para ellos la acción colectiva se puede explicar a partir de teorías cuyas hipótesis aluden a la acción individual de diversos agentes con sus creencias, fines y disposiciones típicas en el marco de interacción social y, por ende, las teorías individualistas serían las únicas con capacidad de reducir a todas las teorías cuyas hipótesis se refieren a la acción colectiva y a las entidades colectivas” (De “La inexplicable sociedad”-A-Z Editora SA-Buenos Aires 1998).<br /><br />
El tema mencionado resulta un tanto análogo al de la termodinámica, una teoría macroscópica de los fenómenos térmicos (con la presión, el volumen y la temperatura como magnitudes relevantes) y a la mecánica estadística, una teoría microscópica que llega a los mismos resultados describiendo el comportamiento molecular basándose en las leyes newtonianas. En el caso de los seres humanos, el vínculo entre individuo y sociedad es la actitud característica; que es una variable social que resulta ser el puente natural para unir ambos niveles de observación, y, especialmente, para dejar de lado la visión de la sociedad como un simple “hormiguero” humano. <br /><br />
Según las neurociencias, las decisiones humanas, y las acciones en general, dependen no sólo de aspectos racionales, sino también de aspectos emocionales. De ahí la limitación que muestra la praxeología de Ludwig von Mises para constituirse en “la ciencia de todo tipo de acción humana”. También escribió: “Por definición, la acción siempre es racional” (Citado en “Las ciencias sociales en discusión” de M. Bunge-Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 1999).<br /><br />
Se advierte, de lo anterior, que resulta necesaria una actualización y un reforzamiento de la praxeología como fundamento de la economía, teniendo esta vez presente al ya casi centenario concepto de “actitud”, concepto básico de la psicología social, ya que la actitud tiene en cuenta tanto los aspectos cognitivos como los emocionales de todo individuo.
</b>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-36262024252003301302018-06-25T13:17:00.003-07:002018-06-25T13:17:40.160-07:00Diferencias entre ciencias naturales y ciencias sociales<b>
Las ciencias naturales apuntan a la descripción de relaciones del tipo “causa y efecto”, que materializan el concepto de ley natural. Así, una ley natural es el vínculo permanente entre causas y efectos. En el caso de la física, aun cuando en muchos fenómenos no sea sencillo distinguir entre causas y efectos, concurre en nuestra ayuda la “función matemática”, que representa simbólicamente el vínculo existente entre dos o más magnitudes físicas. Por ejemplo: Espacio = Velocidad x Tiempo, ecuación en la cual las tres magnitudes intervinientes quedan ligadas por tal ente matemático.<br /><br />
A medida que la física se expande, describiendo fenómenos cada vez más complejos, el vínculo matemático entre magnitudes físicas deja de ser la simple función matemática para dar lugar a otros entes matemáticos de mayor generalidad. La tarea de la física teórica, o fisicomatemática, consiste esencialmente en encontrar el vínculo matemático existente entre las magnitudes físicas utilizadas para la descripción de determinados fenómenos.<br /><br />
En el caso de las ciencias sociales, ya no resulta adecuado ni conveniente utilizar vínculos del tipo “causa y efecto”, sino vínculos del tipo “valores, finalidades y medios para lograrlos”. La acción humana consiste esencialmente en describir el comportamiento humano en base, precisamente, de valores y finalidades que, a nivel individual, son adoptados por los integrantes de la sociedad. Jesús Huerta de Soto escribió: “La diferencia entre las ciencias naturales y las ciencias sociales radica en el sistema de categorías que se utiliza en cada una para interpretar los fenómenos y construir las distintas teorías. Las ciencias naturales desconocen por completo las causas últimas de los objetos que estudian. Por el contrario, las ciencias sociales, o mejor dicho, las ciencias de la acción humana, se encuentran por completo dentro de la órbita del propósito o de la acción dirigida conscientemente para conseguir determinados fines concretos; las ciencias de la acción humana son ciencias teleológicas y su método ha de ser, por tanto, plenamente esencialista”.<br /><br />
“Suele denominarse «esencialismo metodológico» o, más comúnmente, realismo metodológico a aquella doctrina según la cual la labor de los científicos no es limitarse a los fenómenos tal y como se nos ofrecen a través de los sentidos. En efecto, la mencionada doctrina mantiene que estos fenómenos son variables y que no existe ciencia más que de lo permanente y universal. La tarea de los científicos es llevar la investigación a la realidad subyacente de los acontecimientos superficiales. El objeto de la ciencia es formular leyes referentes a la esencia de los fenómenos reales”.<br /><br />
Como ejemplo de acción humana puede mencionarse la praxeología, o estudio de la acción humana en el ámbito económico. El citado autor escribió: “La ciencia económica se construye sobre la base de razonamientos lógico-deductivos a partir de unos pocos axiomas fundamentales que están incluidos dentro del concepto de «acción humana». El más importante de todos ellos es la propia categoría de la acción humana; los hombres eligen, por tanteo, sus fines, y buscan medios adecuados para conseguirlos; todo ello según sus individuales escalas de valor. Otro axioma nos dice que los medios, siendo escasos, se dedicarán primero a la consecución de los fines más altamente valorados y sólo después a la satisfacción de otros menos urgentemente sentidos («ley de la utilidad marginal decreciente»). En tercer lugar, que entre dos bienes de idénticas características, disponibles en momentos distintos de tiempo, siempre se preferirá el bien más prontamente disponible («ley de la preferencia temporal»)” (De “Método y crisis en la ciencia económica”-www.eseade.edu.ar).<br /><br />
En los artículos acerca de los fundamentos de la ciencia económica, realizados por los adherentes a la Escuela Austriaca de Economía, llama la atención la actitud defensiva que adoptan frente a las críticas positivistas, siendo el positivismo la postura filosófica de quienes aducen que en toda descripción científica deben entrar sólo aspectos observables. En cierta forma mantienen en vigencia una disputa propia del siglo XIX. Pareciera que gastaran la mayor parte de sus energías en una disputa de la que, en el caso de la física, se pudo despegar hace bastante tiempo.<br /><br />
Si la física hubiese sido fiel al positivismo, seguramente no hubiese logrado el éxito que logró. De ahí que los físicos piensen más en la realidad a describir que en lo que puedan decir los epistemólogos. Quien dictamina si una teoría es acertada, o no, es la propia realidad y no los filósofos de la ciencia. El físico Steven Weinberg escribió a través de un personaje ficticio: “Mi querido joven, pareces haberte atiborrado acríticamente de la doctrina del siglo XIX llamada positivismo, que dice que la ciencia sólo debería interesarse por las cosas que pueden realmente ser observadas. Estoy de acuerdo en que no es posible medir una función de onda [de la mecánica cuántica] en un solo experimento. ¿Y qué? Repitiendo las mediciones muchas veces para el mismo estado inicial, tú puedes calcular cuál debe ser la función de onda en dicho estado y utilizar los resultados para comprobar nuestras teorías. ¿Qué más quieres? Tú realmente deberías acomodar tu pensamiento al siglo XX. Las funciones de onda son reales por la misma razón por la que lo son los quarks y las asimetrías: porque es útil incluirlas en nuestras teorías. Cualquier sistema está en un estado definido, haya seres humanos observándolo o no; el estado no viene descrito mediante una posición o un momento, sino mediante una función de onda” (De “El sueño de una teoría final”-Crítica-Barcelona 1994).<br /><br />
Adoptando una actitud similar, puede decirse que los axiomas básicos de la praxeología, antes expuestos, tienen una legitimidad inobjetable por cuanto se adaptan a la realidad tanto como las deducciones lógicas establecidas a partir de ellos. Incluso es posible decir que son axiomas surgidos de una previa observación directa de la propia realidad, tal la búsqueda de objetivos, elecciones prioritarias y preferenciales, etc. Es por ello que puede afirmarse que se trata de una teoría económica que puede insertarse entre las ciencias fácticas, en lugar de ser considerada como una ciencia formal. Sería oportuno que los economistas leyeran con mayor frecuencia las opiniones de quienes hacen la ciencia, como los físicos teóricos, en lugar de darles tanta importancia a los filósofos de la ciencia. <br /><br />
La coherencia lógica de ciertos axiomas compatibles con la realidad no implica que la teoría en cuestión sea necesariamente una ciencia formal, como la lógica y las matemáticas, ya que la física, por ejemplo, exhibe teorías coherentes, matemáticamente hablando, sin que por ello deba interpretarse a la física como una ciencia formal. Recordemos que toda teoría verdadera, o compatible con la realidad, “hereda” la coherencia de la propia realidad que describe. Baruch de Spinoza escribió: “El orden y conexión de las ideas es el mismo orden y conexión de las cosas” (De “Ética demostrada según el orden geométrico”-Ediciones Altaya SA-Barcelona 1994). <br /><br />
En la actualidad, tanto las ciencias naturales como las ciencias sociales, son sometidas a una intensa campaña de desprestigio. Una de las causas de esta actitud proviene del hecho de ser la ciencia un producto típico de la civilización occidental, por lo que todo éxito en ese ámbito resulta intolerable ante sus detractores. Incluso no faltan los nuevos sofistas que intentan denigrarla negando la objetividad de sus resultados. Weinberg agrega: “La metafísica y la epistemología tenían, al menos, la intención de jugar un papel constructivo en la ciencia. Pero en años recientes la ciencia ha sufrido el ataque de comentaristas hostiles reunidos bajo el estandarte del relativismo. Los relativistas filosóficos niegan la pretensión de la ciencia del descubrimiento de la verdad objetiva; ellos la ven simplemente como otro fenómeno social, no esencialmente diferente de un culto de fertilidad o un «potlatch» [ritual indio]”.<br /><br />
La ciencia social que describe las acciones individuales es la Psicología social, adoptando como fundamento el concepto de “actitud”. “Existen muchas diferencias entre el conocimiento práctico y científico de la conducta social. El objetivo más importante de las ciencias no es el predecir y el de controlar, sino el de comprender. El control efectivo es una recompensa de la comprensión y la exactitud predictiva constituye, a su vez, un control del entendimiento”.
“Entre las ciencias sociales, es sólo el psicólogo social el que trata, ante todo, de la conducta de un individuo. Los economistas, los políticos, los sociólogos, los antropólogos y otros estudian la conducta de grupos más amplios, así como las clasificaciones humanas, y al analizar varios índices de conducta describen ciertas actividades específicas y ciertas divisiones. Ahora bien; cuando estas disciplinas sociales se refieren al individuo, se limitan a ciertos segmentos de la conducta («el hombre político», «el hombre económico», etc.). La psicología social, por el contrario, concierne a todos los aspectos de la conducta social del hombre, esto es, al «hombre social». La psicología social es, por lo tanto, la ciencia de la conducta del individuo dentro de la sociedad” (De “Psicología Social” de D. Krech, R. S. Crutchfield y E. L. Ballachey-Biblioteca Nueva-Madrid 1965).<br /><br />
La actitud característica define la personalidad y la individualidad humana, implicando una predisposición a la acción en función de las ideas, creencias y valores predominantes, que puede describirse de la siguiente manera:<br /><br />
Respuesta (acción) = Actitud característica x Estímulo<br /><br />
Considerando las componentes afectivas, o emocionales, y las componentes cognitivas de dicha actitud, que cubren todas las posibilidades, se establece una teoría general de la acción, vinculada a la praxeología como un caso especial de acción humana. Ello no significa que la abarque o la incluya, sino que, al menos, resulta compatible. “A medida que un individuo adquiere nuevas actitudes, esto es, en cuanto asimila nuevos objetos, sus dotes de improvisación ante dichos objetos disminuyen. Sus acciones se van haciendo cada vez más estereotipadas y, por lo tanto, más predictibles y consistentes. Por eso la vida social se convierte en una realidad, ya que, si no existieran esas expresiones, actitudes o reacciones estereotipadas, la vida social sería imposible” (De “Psicología Social”).</b>
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De la misma forma en que existen las leyes del caos, o las leyes del azar (probabilidades), existen también regularidades observables en las decisiones subjetivas establecidas por los seres humanos. Incluso en la mecánica cuántica surge la paradoja de que la función de onda (asociada a las partículas atómicas), cuyo cuadrado es interpretado como una medida de la probabilidad de localización de una partícula, está regida por una ecuación diferencial determinista, en la que el futuro depende del estado del presente.<br /><br />
En el caso de la economía, luego de la admisión de que el valor de los bienes económicos tiene un carácter subjetivo (es el consumidor quien le otorga valor a las cosas, sin que haya que atribuirles un valor objetivo) resulta erróneo suponer que no existan regularidades ni leyes que amparen tales valoraciones y decisiones posteriores, llegando a la errónea conclusión de que la ciencia económica es una “ciencia subjetiva”; por cuanto resulta sencillo observar en cualquier texto de economía gran cantidad de leyes propias de esa rama de las ciencias sociales. Carl Menger advertía a sus lectores de no caer en ese error: “Tan sólo querríamos prevenir aquí contra la opinión de quienes niegan la regularidad de los fenómenos económicos aludiendo a la libre voluntad de los hombres, porque por este camino lo que se niega es que las teorías de la economía política tengan el rango de ciencia exacta” (De “Principios de Economía Política”-Ediciones Folio-Barcelona 1996).<br /><br />
Por otra parte, Ludwig von Mises consideraba inadecuada la intención de describir la acción humana en base a relaciones del tipo estímulo-respuesta, considerando que para ello debería llegarse a una descripción a nivel de los procesos físicos y químicos que gobiernan nuestro cuerpo y nuestra mente. De ahí que considera, acertadamente, que la acción humana depende esencialmente de las ideas y de una finalidad asociada a cada una de nuestras acciones. Al respecto escribió: “Un positivista confiado puede esperar que algún día los fisiólogos tengan éxito en describir en términos físicos y químicos todos los eventos que resultaron en la producción de individuos determinados y en la modificación de su sustancia innata durante sus vidas. Podemos dejar de lado la pregunta de si un conocimiento tal sería suficiente para explicar de manera completa el comportamiento de los animales en cualquier situación que debieran enfrentar. Pero no debe dudarse de que no le permitiría al estudiante lidiar con el modo en que un hombre reacciona a estímulos externos. Porque esta reacción humana está determinada por ideas, un fenómeno cuya descripción está más allá del alcance de la física, la química y la fisiología” (De “Los fundamentos últimos de la ciencia económica”).<br /><br />
Se advierte, sin embargo, que Mises no tiene en cuenta la posible existencia de una actitud característica, que es una respuesta típica individual que tiene en cuenta las ideas, el razonamiento y los aspectos emocionales que intervienen en los procesos asociados a la toma de decisiones. Al no estar del todo convencido de tal atributo individual, que es la base de la Psicología social, adopta el largo y complejo camino de adoptar para la acción humana un fundamento similar al de las ciencias formales como la lógica y las matemáticas. Al respecto escribió: “Desde el punto de vista de la epistemología, la característica distintiva de lo que llamamos naturaleza consiste en la descubrible e inevitable regularidad en la concatenación y secuencia de los fenómenos. Por otra parte, la característica distintiva de lo que llamamos el ámbito humano o historia o, para decirlo mejor, el reino de la acción humana, es la ausencia de dicha regularidad”.<br /><br />
“Bajo condiciones idénticas las piedras siempre reaccionan de la misma manera a los mismos estímulos; podemos aprender algo acerca de esos patrones regulares de reacción, y podemos utilizar ese conocimiento para encaminar nuestras acciones hacia fines específicos. La clasificación que hacemos de objetos naturales y el darle nombre a estas clases es un resultado de ese conocimiento. Una piedra es una cosa que reacciona en una forma específica. Los hombres responden de diferentes maneras ante el mismo estímulo, y el mismo hombre en diferentes ocasiones puede actuar en formas distintas a su conducta pasada o futura. Es imposible agrupar a los hombres en clases cuyos miembros siempre reaccionen de la misma manera”.<br /><br />
“Esto no quiere decir que las acciones humanas futuras sean totalmente impredecibles. Pueden, en cierta manera, ser previstas hasta cierto punto. Pero los métodos utilizados en tales previsiones y su alcance son lógica y epistemológicamente diferentes de los que se utilizan en la predicción de acontecimientos naturales y también de su alcance” (De “Teoría e Historia”-Unión Editorial SA-Madrid 1975).<br /><br />
Si no existiera una respuesta típica en las personas, sería imposible conocerlas y sería imposible toda vida en sociedad. Si un individuo actúa respetuosamente un día mientras que al día siguiente, ante un estímulo similar, actuara en forma descortés, pensamos que algo le habrá sucedido o que actúa en una forma impredecible, por lo que resulta poco confiable para un vínculo social estable. Por el contrario, al disponer todo individuo de una personalidad típica, materializada en la actitud característica, es posible establecer vínculos sociales estables. Ello no significa que tal respuesta sea invariable como la de una piedra a la que se le da un impulso, ni tampoco que los seres humanos mantengamos una misma actitud durante toda nuestra vida, ya que la educación y la influencia social van modificando las ideas y la conducta a lo largo del tiempo.<br /><br />
Al desconocer Ludwig von Mises los lineamientos básicos de la Psicología Social, desvinculó la praxeología (estudio de la acción humana) de las teorías de la acción de las demás ciencias sociales. De ahí que resulte bastante más simple, incorporar la economía al resto de las ciencias sociales y adoptar una teoría de la acción basada en la actitud característica, surgida de la Psicología Social.<br /><br />
El concepto de actitud no es solamente el puente que une lo individual con lo social, sino también el vínculo entre las diversas ramas de las ciencias sociales, incluso entre ciencia y religión. Al adoptar como base de la acción cooperativa a la actitud por la cual tendemos a compartir las penas y las alegrías ajenas como propias (amor), se observa un vínculo entre la religión cristiana y la economía de mercado, que promueve un beneficio simultáneo en todo intercambio económico. La ética cristiana resulta ser una ética natural (basada en la empatía) que ha de servir también para optimizar el comportamiento económico de productores y consumidores. Jesús Huerta de Soto escribió: “La consideración del proceso social como una realidad dinámica constituida por la interacción de miles de seres humanos, cada uno de ellos dotado de una innata y constante capacidad creativa, imposibilita el conocer con detalle cuáles serán los costes y beneficios derivados de cada acción, lo que exige que el ser humano tenga que utilizar como piloto automático de comportamiento una serie de guías o principios morales de actuación”.<br /><br />
“Estos principios morales además tienden a hacer posible la interacción coordinada de los diferentes seres humanos y, por tanto, generan un proceso de coordinación que, en cierto sentido, podría calificarse de dinámicamente eficiente. Desde la concepción del mercado como un proceso dinámico, la eficiencia entendida como coordinación surge del comportamiento de los seres humanos efectuado siguiendo unas específicas normas pautadas de tipo moral, y viceversa, el ejercicio de la acción humana sometida a estos principios éticos da lugar a una eficiencia dinámica entendida como tendencia coordinadora en los procesos de interacción social. Por eso, podemos concluir que desde un punto de vista dinámico la eficiencia no es compatible con distintos esquemas de equidad o justicia, sino que surge única y exclusivamente de uno de ellos”.<br /><br />
“Quizá uno de los aspectos más significativos de las últimas formulaciones de la doctrina social de la Iglesia Católica a favor de la economía de mercado radica en la gran influencia que en las mismas han tenido las concepciones de la Escuela Austriaca de Economía, y en particular las de Hayek y Kirzner, el primero un católico agnóstico no practicante, y el segundo un judío practicante profundamente religioso”.<br /><br />
“En efecto, el pensador católico Michael Novak sorprendió al mundo cuando hizo pública la extensa conversación personal que el papa Juan Pablo II y Hayek mantuvieron antes del fallecimiento de este último. Y posteriormente, en su notable libro «The Catholic Ethic and the Spirit of Capitalism», Novak señala el gran paralelismo existente entre la concepción de la acción humana creativa, desarrollada por el Papa en su tesis doctoral titulada «Persona y acción», y la concepción de la función empresarial que debemos a Kirzner”.<br /><br />
“Esta concepción ha sido refinada por Juan Pablo II en su encíclica «Centesimus annus», donde expresamente se refiere ya a cómo el factor decisivo en la sociedad es la capacidad empresarial o acción humana creativa o, como dice con sus propias palabras, «el hombre mismo, es decir su capacidad de conocimiento», en sus dos variantes de conocimiento científico y conocimiento práctico, que define como aquél necesario para «intuir y satisfacer las necesidades de los demás». De acuerdo con Juan Pablo II, estos conocimientos permiten al ser humano «expresar su creatividad y desarrollar sus capacidades», así como introducirle en esa «red de conocimiento e intercomunicación social» que constituye el mercado y la sociedad. De manera que, para Juan Pablo II, cada vez «se hace más evidente el determinante papel del trabajo humano (yo diría, más bien, acción humana) disciplinado y creativo y el de las capacidades de iniciativa y del espíritu emprendedor como parte esencial del mismo trabajo»”<br /><br />
“Por primera vez en la historia, pues, y gracias a la positiva influencia de la Escuela Austriaca de Economía, la doctrina social de la Iglesia Católica se ha puesto por delante del paradigma dominante de la propia ciencia económica que hasta ahora ha venido ignorando al ser humano creativo y anclado en una concepción estática del mercado y de la sociedad” (Del Estudio Preliminar de “Creatividad, Capitalismo y Justicia Distributiva” de Israel M. Kirzner-Ediciones Folio SA-Barcelona 1997).</b>
Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-8489479611337922322018-06-13T05:13:00.003-07:002018-06-13T05:13:44.544-07:00Economía ¿ciencia formal o fáctica?<b>
Las diversas ramas de la ciencia pueden agruparse en dos grupos principales: formales y fácticas (o factuales). Las ciencias formales son la lógica y la matemática, mientras que el resto son calificadas como fácticas. Tanto la lógica como la matemática tienen una validación interna, es decir, se aceptan como ciencias por cuanto resultan compatibles, o no contradictorias, con los axiomas básicos que las sustentan. Ello no significa, sin embargo, que se busquen o se acepten estructuras formales que tengan poca, o ninguna, cabida en el mundo real; de ahí la expresión de Henri Poincaré: “Descubrir es elegir”. <br /><br />
La lógica, que describe el pensamiento humano de tipo “verdadero” o “falso”, describe también el comportamiento de circuitos eléctricos en los cuales los interruptores admiten dos estados posibles: “abierto” o “cerrado”. Ello ha favorecido el desarrollo de la electrónica digital y el advenimiento de la computadora digital.<br /><br />
En cuanto a la validez de las estructuras matemáticas, puede decirse que son modelos formales que se establecen sin hacer referencia al mundo real, no porque no tengan cabida, sino porque tienen muchas aplicaciones (por lo general). Incluso existen vínculos entre las diferentes ramas de la matemática, que surgen dentro de ese ámbito, y que pueden reflejar lo que acontece en el mundo real. Este ha sido el caso de la mecánica cuántica, descripta en sus distintas versiones, equivalentes entre sí. En la versión de Edwin Schrödinger se utilizan ecuaciones diferenciales, en la de Werner Heisenberg se utilizan matrices y en la Paul Dirac, álgebras no conmutativas. Tales vínculos no sólo hacen atractiva a las matemáticas sino también a la física teórica.<br /><br />
En cuanto a la economía, se acepta que es una ciencia social que estudia las formas en que el productor satisface las demandas del consumidor. De ahí que aparecen entidades observables y concretas, como el mercado y los individuos que componen la sociedad por lo cual resulta ser una ciencia fáctica. Sin embargo, algunos economistas consideran que se trata de una ciencia formal, como la lógica o las matemáticas. Mario Bunge escribió: “Algunos eruditos, en particular los miembros de la escuela austriaca, sostienen que las teorías económicas son verdaderas a priori por lo que no es necesario someterlas a prueba. Hayek afirmó que la única parte empírica de la economía concierne a la adquisición del conocimiento. Otros, particularmente quienes consideran la economía como una ciencia de decisiones, aducen que las teorías económicas no son descriptivas sino normativas, y por lo tanto inverificables” (De “Las ciencias sociales en discusión”-Editorial Sudamericana SA-Buenos Aires 1999).<br /><br />
En realidad, una teoría es verdadera si resulta compatible con la realidad aunque esté insuficientemente fundamentada o deficientemente axiomatizada. Eduardo A. Zalduendo escribió: “La escuela austriaca considera que la bondad de una teoría no depende del realismo de los supuestos que componen sus variables, sino de sus buenas predicciones; por eso se ha difundido la expresión «economía positiva»” (De “Breve Historia del Pensamiento Económico”-Ediciones Macchi-Buenos Aires 1998).<br /><br />
En alguna parte, Louis de Broglie comentaba que “en los fundamentos de una teoría física aparecen postulados arbitrarios” y que “los resultados legitiman su empleo”. En el caso de la economía, resulta evidente que es necesario establecer postulados básicos para toda la economía, que sean compatibles, no sólo con la realidad, sino con el resto de las ciencias sociales. Debido a la consideración de la economía como ciencia formal, no existiría dicho vínculo, que en realidad existe en toda sociedad real, tal el caso de los fenómenos descriptos por la psicología social, sociología, política, y por la propia economía. Friedrich von Hayek escribió: “Nadie puede ser un gran economista si es solamente un economista –y me veo incluso tentado de agregar que un economista que es solamente un economista puede ser una calamidad, hasta un verdadero peligro” (Citado en “Los profetas de la felicidad” de Alain Minc-Editorial Paidós SAICF-Buenos Aires 2005).<br /><br />
El hombre libre tiende a establecer intercambios voluntarios con otros hombres libres. Esto da lugar a un sistema autoorganizado (la mano invisible de Adam Smith) que se establece en forma espontánea (mercado). La ley de oferta y demanda es una consecuencia de la búsqueda de calidad y precio por parte del comprador y de satisfacer esas demandas por parte del productor.<br /><br />
Los detractores de la economía aducen que no existe tal cosa como el mercado, y menos aún el mercado idealizado por los economistas. Tal procedimiento de idealización de entes cercanos a la realidad se utiliza también en la teoría de los circuitos eléctricos, una rama del electromagnetismo. En este caso, entre las principales entidades utilizadas aparecen resistencias, bobinas y capacitores. En el mundo real no existen tales elementos circuitales en estado “puro”, ya que todo bobinado tiene inductancia y también algo de resistencia y de capacidad eléctrica; algo similar ocurre con las resistencias y los capacitores. Sin embargo, se establece una teoría de amplio alcance en base a tales elementos idealizados. <br /><br />
Es posible, por lo tanto, considerar la existencia del mercado como el primer postulado de la economía en vista de una axiomatización compatible con las ciencias fácticas. Como segundo axioma ha de considerarse la “acción humana”, siguiendo la tendencia propuesta por Ludwig von Mises. Desde el momento en que se establece la teoría del valor subjetivo, comienza a tenerse presentes los atributos individuales de los seres humanos que intervienen en el proceso económico. Mises escribió: “Hay quienes sólo se interesan por su propio bienestar personal. A otros, en cambio, las desgracias ajenas cáusales tanto o más malestar que sus propias desventuras. Hay personas que no aspiran más que a satisfacer el deseo sexual, la apetencia de alimentos, bebida y vivienda y demás placeres materiales. No faltan, por el contrario, quienes se interesan en mayor grado por aquellas satisfacciones generalmente calificadas de «superiores» o «espirituales». Existen seres dispuestos a acomodar su conducta a las exigencias de la cooperación social; y, sin embargo, también hay quienes propenden a quebrantar las normas en cuestión. Para unas gentes el tránsito terrenal es camino que puede conducir a la bienaventuranza eterna; pero también hay quienes no creen en las enseñanzas de religión alguna y para nada las toman en cuenta”.<br /><br />
“La praxeología [estudio de la acción humana] no se interesa por los objetivos últimos que la acción pueda perseguir. Sus enseñanzas resultan válidas para todo tipo de actuación, independientemente del fin a que se aspira. Constituye ciencia atinente a los medios; en modo alguno a los fines” (De “La acción humana”-Editorial Sopec SA-Madrid 1968).<br /><br />
Los economistas tienden a unificar las respuestas posibles de los individuos en el mercado bajo la denominada “elección racional”, que vendría ser una respuesta o actitud generalizada que sirve para describir las decisiones individuales. Mario Bunge escribió: “La teoría de la elección racional trata de valoración, intención, decisión, elección y acción; en especial, intercambio o comercio. Está basada en dos ideas simples y atractivas. La primera es el Postulado de Racionalidad, según el cual las personas saben lo que es mejor para ellas y actúan en conformidad. La segunda idea maestra es el postulado del Individualismo Metodológico. Según éste, todo lo que necesitamos para dar cuenta de cualquier hecho social en cualquier lugar y tiempo son las creencias, decisiones y acciones de los individuos implicados en él” (De “La relación entre la sociología y la filosofía”-Editorial EDAF SA-Madrid 2000). <br /><br />
En psicología social, la tendencia a la acción viene establecida por las actitudes. De ahí que la economía debería considerar, como postulado adicional, no la acción un tanto incompleta propuesta por Mises, o la “elección racional”, sino a las actitudes que los seres humanos mostramos en todos los aspectos de la vida social.<br /><br />
Cada persona posee una actitud característica, que es una respuesta típica que imprime nuestra individualidad. Tal actitud posee cuatro componentes básicas (amor, odio, egoísmo y negligencia), en distintas proporciones en cada persona, que son las causales por las cuales nos orientamos hacia las dos tendencias posibles adoptadas socialmente: cooperación y competencia.<br /><br />
Debido a que la optimización del comportamiento social implica acentuar nuestra actitud cooperativa, resulta también una optimización económica, ya que el buen desempeño económico del conjunto de la sociedad depende esencialmente del buen desempeño moral. <br /><br />
Los individuos poseen, en una determinada etapa de su vida, una actitud o respuesta característica por la cual, al participar en el mercado, tienden a buscar beneficios simultáneos en todo intercambio (cooperación social) o bien a buscar beneficios en forma unilateral (lo que lleva a la interrupción de futuros intercambios). Ludwig von Mises escribió: “La sociedad implica acción concertada, cooperación”. <br /><br />
La ciencia económica, como ciencia social, ha de tener como objetivo la descripción del proceso del mercado como de los factores que promueven, o bien limitan, su estabilidad, como así también la descripción de las actitudes individuales de sus participantes, con el objetivo de optimizar el comportamiento individual y social.<br /><br />
En caso de las posturas que promueven la destrucción del mercado, para imponer vínculos y normas sociales diferentes a las establecidas por los individuos en libertad, se desvirtúa el método descriptivo de la ciencia experimental, por cuanto ya no se describen comportamientos espontáneos sino impuestos exteriormente, como es el caso del socialismo; en cuyo caso, se inducen comportamientos coercitivos que distorsionan las condiciones iniciales de libertad impidiendo los intercambios voluntarios.<br /><br />
De ahí que podría intentarse definir la ciencia económica en función de su finalidad y sus objetivos descriptivos, como “la rama de la ciencia social que describe el funcionamiento del mercado como también la manera en que cada individuo ha de adaptarse al mismo en la búsqueda de una optimización del proceso de producción, consumo e intercambios”.<br /><br />
Para que la economía se ubique entre las ciencias fácticas, debe fundamentarse en los siguientes aspectos: <br /><br />
1- Mercado (democracia económica)<br />
2- Teoría de la acción (Psicología social)<br />
Objetivos: promover la adaptación de todo individuo, y de la sociedad, al proceso del mercado</b>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-24256018209785160922018-02-27T05:49:00.000-08:002018-02-27T05:49:01.498-08:00Actitud: fundamento de la Psicología Social<b>
La actitud, como tendencia a responder de igual manera en similares circunstancias, resulta ser el vínculo entre el comportamiento individual y el social. De ahí que la Psicología Social resulte también el vínculo entre Psicología y Sociología. También ha de ser el vínculo entre teísmo y deísmo, por cuanto un Dios que responde de igual manera en iguales circunstancias actúa en forma similar a un orden natural regido por leyes naturales invariantes. Jean Maisonneuve escribió: “La aparición del concepto de actitud significa un progreso muy importante, porque la actitud, intermediaria entre el plano psicológico y el plano social, traduce la posición de un individuo, miembro de un grupo, frente a un problema colectivo. Por ejemplo, la actitud de Juan o Pedro en su familia, en un juego, o en una reunión política, expresa a la vez una reacción frente a ciertos hechos sociales determinados, y la intención de asumir cierta determinación, cierto rol”.<br /><br />
“Pero la actitud es también un concepto colectivo: podemos considerar las actitudes de un grupo frente a otro, de un público frente a una obra de teatro o una película; de un partido o de un sindicato frente a algún problema nacional o internacional. Bajo el aspecto verbal de la opinión, se presta a encuestas y a manipulaciones estadísticas que debían muy pronto alcanzar enorme desarrollo” (De “Psicología Social”- Editorial Paidós SA-Buenos Aires 1967).<br /><br />
Si bien alguien puede dudar de la existencia de una respuesta típica, o característica, en cada persona, se le puede responder que, de no existir, la vida en sociedad resultaría casi imposible, ya que, si cada persona respondiera en forma distinta ante iguales circunstancias, no sabríamos a qué atenernos. D. Krech, R. S. Crutchfield y E. L. Ballachey escribieron: “El hombre se halla forzado a luchar contra una serie de dificultades, a utilizar los mismos conocimientos y a responder dentro de un sistema estructurado de reacciones, puesto que el hombre es, al fin y al cabo, un animal organizador y conservador. Este bagaje de creencias, sentimientos y respuestas se pone de relieve siempre que el individuo se tiene que enfrentar con un determinado objeto. En otras palabras: se poseen como una especie de tendencias reaccionales o actitudes hacia los sujetos”.<br /><br />
“A medida que el individuo adquiere nuevas actitudes, esto es, en cuanto asimila nuevos objetos, sus dotes de improvisación ante dichos objetos disminuyen. Sus acciones se van haciendo cada vez más estereotipadas y, por lo tanto, más predecibles y consistentes. Por eso la vida social se convierte en una realidad, ya que, si no existieran esas expresiones, actitudes o reacciones estereotipadas, la vida social sería imposible” (De “Psicología Social”-Biblioteca Nueva-Madrid 1965).<br /><br />
Los citados autores mencionan la palabra “actitudes” teniendo en cuenta la gran cantidad de respuestas posibles ante la enorme variedad de objetos y personas que se nos presentan cotidianamente. Sin embargo, puede decirse que tal conjunto de respuestas individuales constituye la “actitud característica” de una persona, reservando el plural “actitudes” para designar al conjunto de respuestas características asociadas a cada una de las personas existentes en nuestro planeta.
Como cada actitud característica es un conjunto de conocimientos, creencias, sentimientos y respuestas, ha de cambiar con el tiempo, por cuanto nuestros conocimientos como nuestras creencias tienden a variar a medida que mejoramos nuestro nivel de adaptación al orden natural, o a la sociedad. También cambiarán nuestros sentimientos y, finalmente, nuestras respuestas. Todo cambio individual, o social, se logrará cambiando nuestra actitud predominante y, para ello, hemos de modificar primeramente nuestros conocimientos y nuestras creencias. <br /><br />
El cambio ha de ser favorable si todo nuevo conocimiento adquirido resulta verdadero, esto es, compatible con la realidad, especialmente con las leyes naturales que rigen todo lo existente. También se podrán producir cambios a partir de conocimientos falsos, incompatibles con la realidad, algo que ha de alejar al hombre de los niveles de adaptación necesarios para lograr una vida plena.<br /><br />
La síntesis de la visión mencionada la establece D. Krech y sus coautores a través de un ejemplo concreto, tal el caso de la opinión de un individuo respecto de un grupo social: “La forma en que este individuo trata a los judíos se apoya en las creencias, en los sentimientos y en las tendencias reactivas que mantiene con respecto a ellos. Estos conocimientos, sentimientos y tendencias reactivas forman como una estructura; es decir, se relacionan entre sí. Pues bien: es a esta estructura a lo que llamamos actitud hacia los judíos. Los fenómenos sociales, bien que se trate de fenómenos religiosos, económicos, políticos, comerciales, etc., se hallan dirigidos por las actitudes”.<br /><br />
Podemos sintetizar la idea considerando las reacciones como respuestas generadas mediante nuestra actitud característica al actuar sobre ciertos estímulos, que son generalmente objetos o personas:<br /><br />
Respuesta = (Actitud característica) x (Estímulo)<br /><br />
Expresado en una forma compatible:<br /><br />
Actitud característica = Respuesta / Estímulo<br /><br />
Podemos, entonces, considerar a la actitud característica como una “respuesta característica”, por la cual respondemos de igual manera en iguales circunstancias (al menos en determinados momentos de nuestra vida). Este vínculo entre respuesta y estímulo, no debe confundirse con el utilizado en Biología, o por los conductistas en Psicología, por cuanto esta vez no vincula respuestas de los sentidos ante estímulos determinados, sino que son esencialmente respuestas en forma de sentimientos (positivos o negativos) que dependen del estímulo concreto (personas u objetos) y de la valoración que les demos. <br /><br />
Como nuestra actitud característica involucra conocimientos y sentimientos, es posible encontrarle componentes cognitivas como afectivas. Para ello es necesario partir de procesos psicológicos simples y evidentes como es el caso de la “asociación de ideas” para el aspecto cognitivo, y la “empatía” para el aspecto afectivo.<br /><br />
Para la “asociación de ideas”, con el subyacente proceso de “prueba y error”, encontramos cuatro referencias principales que darán lugar a las cuatro componentes cognitivas básicas de nuestra actitud característica y ellas serán: la propia realidad, lo que uno mismo piensa, lo que otra persona piensa o lo que la mayoría piensa. En síntesis: Realidad – Uno mismo – Otra persona – La mayoría<br /><br />
En cuanto al aspecto afectivo, el fenómeno empático nos permite ubicarnos imaginariamente en la situación de otras personas para, así, poder compartir sus penas y alegrías (amor). También existe el odio, por el cual la alegría ajena nos causa tristeza y la tristeza ajena nos causa alegría. El egoísmo tampoco resulta compatible con la empatía, por cuanto el egoísta sólo se interesa por sí mismo, mientras que el negligente ni siquiera se interesa por sí mismo. En síntesis: Amor – Odio – Egoísmo - Negligencia<br /><br />
Las componentes afectivas mencionadas generan las dos tendencias principales consideradas por la Psicología Social: cooperación y competencia. La primera surge del amor mientras que la segunda surge del odio y del egoísmo, siendo la negligencia un tanto neutral respecto a tales tendencias. <br /><br />
Por lo general, cada individuo tiene las cuatro componentes afectivas, aunque en distinto grado o en distintos porcentajes. El bien y el mal existen en distintas proporciones en cada uno de nosotros. <br /><br />
La escala de valores adoptada para nuestra vida social, depende esencialmente de nuestra actitud afectiva predominante. Edwin Hollander escribió: “Los gustos, los modales y la moral que nos caracterizan reflejan nuestras actitudes, así como los valores sociales que les sirven de base. La visión que un individuo tiene de su mundo y el modo en que actúa frente a él pueden ser entendidos, en gran medida, observando las actitudes que conforman su campo psicológico”.<br /><br />
“Actitudes y valores por igual poseen propiedades que definen lo que se espera y lo que se desea. Cabe concebirlos, por consiguiente, como estados motivacional-perceptuales que dirigen la acción” (De “Principios y métodos de Psicología Social”-Amorrortu Editores SCA-Buenos Aires 1968).
</b>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-20889169344060489322016-10-27T11:29:00.002-07:002016-10-27T11:29:45.757-07:00La acción humana en psicología social, sociología y economía
<b>La acción humana puede constituirse en el fundamento básico de las ciencias sociales por cuanto resulta ser el punto de coincidencia entre las principales ramas de tales ciencias, ya que fundamenta, a la vez, a la psicología social, a la sociología y a la economía (al menos en la versión de la Escuela Austriaca de Economía).<br /><br />
En psicología social aparece como un sistema de realimentación negativa, como el indicado en el esquema siguiente, en el que al hombre se le asocia una actitud característica que define una tendencia definida respecto de las acciones que ha de adoptar:<br /><br />
Lo que desea (+/-) => Hombre => Lo que logra<br />
....................<= Realimentación <=<br /><br />
Respuesta (lo que logra) = Actitud característica x Estímulo (lo que desea)<br /><br />
En un primer momento, (lo que logra) puede no ser igual a (lo que desea), ya que aparece cierta diferencia, o error, que actúa como un nuevo estímulo, que el individuo intenta reducir hasta que la diferencia sea aceptable, o la menor posible. A la actitud característica se le pueden asociar cuatro componentes afectivas, estableciéndose una “teoría de la acción ética”, mientras que, al asociarle cuatro componentes cognitivas, se establece adicionalmente una “teoría del conocimiento”; ambas aparecen inicialmente en el libro “Una opinión sobre el mundo” de Pompilio Zigrino-Mendoza 1978.<br /><br />
En cuanto a la sociología, Talcott Parsons escribió: “El objetivo de este estudio es seguir con detalle un proceso de cambio fundamental de la estructura de un único sistema teórico de las ciencias sociales”. “Por conveniencias de referencias, se llamará a este esquema conceptual teoría de la acción”.<br /><br />
“Puede llamarse a la unidad básica «acto unidad»”. “Un «acto» implica lógicamente lo siguiente:<br /><br />
1- Un agente, un «actor»<br />
2- A efectos de definición, el acto debe tener un «fin», un futuro estado de cosas hacia el que se oriente el proceso de la acción.<br />
3- Debe iniciarse en una «situación» cuyas tendencias de evolución difieran, en uno o más aspectos importantes, del estado de cosas hacia el que se orienta la acción (el fin)”.<br /><br />
Parsons distingue la acción consciente de aquellas que realizamos en forma instintiva, agregando: “Esta situación es, a su vez, descomponible en dos elementos: aquellos sobre los que el actor no tiene control (es decir, los que no puede alterar, o evitar que se alteren, de acuerdo con su fin), y aquellos sobre los que tiene control. Cabe denominar a los primeros «condiciones» de la acción; a los últimos, «medios»”.<br /><br />
“La primera implicación importante es la de que un acto es siempre un proceso en el tiempo. La categoría tiempo es básica para el esquema. El concepto de fin implica siempre una referencia futura a un estado que, o no existe todavía, y no empezaría a existir si el actor no hiciese algo a este respecto, o, si existe ya, no permanecería invariable. Este proceso, visto fundamentalmente en términos de su relación con los fines, es denominado, indistintamente: «consecución», «realización» y «logro»” (De “La estructura de la Acción Social”-Ediciones Guadarrama SA-Madrid 1968).<br /><br />
Hasta aquí, todo indica que ambas visiones resultan enteramente compatibles, si bien la primera emplea un sistema realimentado mientras que la segunda está expresada mediante palabras, posiblemente por carecer su autor de una formación técnica o ingenieril. Parsons agrega: “En segundo lugar, el hecho de que se abra al actor un abanico de posibilidades (en relación tanto con los fines como con los medios), en combinación con el concepto de una orientación normativa de la acción, supone la posibilidad de «error», de fracaso en la consecución de los fines o en la elección «correcta» de los medios. Los varios significados del error y los diversos factores a los que cabe atribuirlo constituirán uno de los principales temas a tratar”.<br /><br />
“En tercer lugar, el marco de referencia del esquema es subjetivo en un sentido especial. Es decir, trata de fenómenos, de cosas y sucesos tal y como aparecen desde el punto de vista del actor cuya acción se analiza y considera. Desde luego, los fenómenos del «mundo externo» juegan una parte principal en el condicionamiento de la acción. Pero, en la medida en que puedan utilizarse por este esquema teórico, deben ser reductibles a términos subjetivos en este sentido concreto”.<br /><br />
Los economistas que adhieren a la Escuela Austriaca de Economía fundamentan su visión en la acción humana. Tal es así que el libro básico de Ludwig von Mises se titula precisamente “La Acción Humana. Tratado de Economía”. En la descripción del comportamiento económico del hombre, llegan a la conclusión de que el valor otorgado a los bienes económicos tiene un carácter subjetivo, lo que pareciera implicar que la economía, como ciencia social, estuviese fundamentada en lo subjetivo, sin constituir un conocimiento objetivo, de validez universal. Talcott Parsons aclara esta situación: “Cabe decir que es competencia de toda ciencia empírica la comprensión de los fenómenos del mundo externo. Luego los hechos de la acción son, para el científico que los estudia, hechos del mundo exterior (en este sentido, hechos objetivos). Es decir, se refieren simbólicamente a fenómenos «externos» al científico, no al contenido de su propia mente. Pero, en este caso concreto, a diferencia de las ciencias físicas, los fenómenos que se estudian tienen un aspecto subjetivo científicamente relevante. Es decir, así como no es de la competencia del científico social el estudio del contenido de su propia mente, sí lo es, y mucho, el estudio del contenido de las mentes de las personas cuya acción estudia. Esto hace necesario distinguir entre el punto de vista objetivo y el subjetivo. La distinción y la relación de los dos entre sí son de gran importancia. Al decir «objetivo» en este contexto, se quiere decir: «desde el punto de vista del observador científico de la acción»; y al decir subjetivo: «desde el punto de vista del actor»”.<br /><br />
En cuanto al comportamiento del hombre económico, se lo puede sintetizar en la siguiente secuencia:<br /><br />
1- El hombre actúa<br />
2- La gente tiene diversos fines<br />
3- Hay una variedad de recursos o medios mediante los cuales la gente puede conseguir esos fines.<br />
(De “Una introducción al razonamiento económico” de David Gordon-Pdf en www.anarcocapitalista.com).<br /><br />
En este caso se observa cierta similitud con la secuencia antes mencionada, de Talcott Parsons, lo que indica que se está hablando de una misma cosa, o de un proceso similar.<br /><br />
Al no existir, aparentemente, vinculación alguna entre los autores de las tres versiones, se advierte que no ha de ser una mera coincidencia, sino que todos están describiendo el mismo proceso observado en el mundo real. Si bien esta coincidencia no debe considerarse como una “prueba” de la veracidad de las mismas, al menos es un indicio de que se marcha por el buen camino. <br /><br />
Ludwig von Mises considera que el fundamento de la economía, la acción humana, cumple un papel similar a los axiomas en las ciencias formales, como la lógica y las matemáticas, en lugar de constituir un principio básico que puede ser adoptado como fundamento de las ciencias experimentales como la psicología social y la sociología. Por lo visto, tanto estas últimas, como la economía, tienen un fundamento enteramente experimental, es decir, accesible a la observación directa y a la verificación experimental. Mises escribió: “El prerrequisito más general de la acción es un estado de insatisfacción, por un lado, y, por otro, la posibilidad de eliminarlo o aliviarlo mediante la acción”.<br /><br />
En el caso de las matemáticas, puede decirse que están constituidas por entes y estructuras simbólicas sin una aplicación concreta al mundo real. No porque no tengan cabida, sino porque, por lo general, tienen muchas aplicaciones concretas. Son como esqueletos que adquieren vida cuando se les da una aplicación, siendo la ciencia de los modelos y las estructuras generales que prescinde, en su realización, de la aplicación concreta que se les pueda dar. También el sistema realimentado puede considerarse como una estructura o modelo matemático de múltiples aplicaciones, ya que “lo que desea” puede ser confeccionar una estatua, establecer una teoría científica, satisfacer una necesidad por medios económicos, etc., es decir, todo lo que se realiza mediante “prueba y error”; de ahí que el criterio adoptado por Mises haya sido el empleado por la lógica y las matemáticas.<br /><br />
Óscar Rodríguez Carreiro escribió: “La praxeología es el método distintivo de la Escuela Austriaca de Economía. El término, acuñado por Ludwig von Mises significa «la ciencia de la acción». La praxeología toma como punto de partida el axioma de la acción, que nos dice, simplemente, que el hombre actúa. Actuar significa escoger un fin y usar los medios que se crean adecuados para la consecución de ese fin. Actuar implica intentar pasar de un estado que se considera menos satisfactorio a otro más satisfactorio. Este axioma es autoevidente y no necesita de experiencia alguna para ser demostrado. No es autoevidente en un sentido psicológico, es decir, que se hace evidente a todo el mundo, sino en el sentido de que cualquier intento de refutación sólo lo confirma. Efectivamente, si alguien pretendiera negar el axioma de la acción estaría realizando una acción: tendría un fin y para conseguirlo usaría los medios que considerara adecuados (algún tiempo para pensar, ciertos argumentos, su propio cuerpo para realizar esos argumentos, etc.)”<br /><br />
“La praxeología se construye a partir de los principios intelectuales incluidos en la categoría de la acción humana por medio de deducciones lógicas y nos dota con el conocimiento teórico necesario para interpretar la realidad” (De “El método de la Escuela Austriaca: la praxeología” en http://xoandelugo.org).<br /><br />
La deducción lógica, no sólo tiene validez para las ciencias formales, sino también para las ciencias experimentales, ya que a partir de principios establecidos experimentalmente, cuando son compatibles con la realidad, pueden realizarse deducciones lógicas cuyas conclusiones también tendrán cabida en el mundo real, como es el caso de la física. Toda estructura descriptiva compatible con la realidad “hereda” la coherencia lógica del mundo real, o la coherencia matemática de las teorías de la física, siendo la coherencia lógica un requisito necesario, aunque no suficiente.</b>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-14898868903518790682016-10-12T13:45:00.000-07:002016-10-27T11:52:09.057-07:00Sistemas complejos adaptativos y fundamentos<b>
Siendo el hombre un sistema complejo adaptativo, se lo debe describir en base a un sistema de realimentación negativa. Este proceso reconoce un objetivo a lograr (causa), un resultado logrado (efecto) y una posterior comparación entre causa y efecto a través del lazo de realimentación y del detector de error. La acción posterior del hombre será promovida esencialmente por el error detectado y apuntará esencialmente a que lo reduzca hasta que el resultado obtenido sea idéntico al objetivo inicial.<br /><br />
Lo que desea lograr (+/-) => Hombre => Lo que logra<br />
............................. <= Realimentación <=<br /><br />
El esquema anterior resulta representativo de la “acción humana”, ya que lo que motiva nuestras acciones cotidianas es la existencia de deseos y necesidades (Lo que desea lograr), con la consiguiente búsqueda de la satisfacción parcial de las mismas (Lo que logra), siendo la diferencia entre ambas el error (o la tensión básica) que nos impulsa a continuar con la acción emprendida buscando dar una plena satisfacción a nuestras necesidades y a nuestros deseos.<br /><br />
Tensión = Lo que desea lograr – Lo que logra<br /><br />
Cuando el resultado logrado es similar al objetivo inicial, la tensión motivadora se anula y el sistema se estabiliza, cesando la acción humana (al menos en relación con el logro del objetivo considerado). <br /><br />
Este esquema permite describir el comportamiento básico del “hombre económico” que resulta esencial en la ciencia económica. Recordemos que Ludwig von Mises titula su libro básico como “La acción humana”, enunciando que el fundamento de la economía consiste en postulados no accesibles a la experimentación, como los adoptados por la lógica y las matemáticas, mientras que la descripción del hombre como sistema complejo adaptativo permite describirlo en base a un proceso evidente y accesible a la observación y a la comprobación directa. <br /><br />
El hombre dispone de una actitud o respuesta característica, diferente en cada persona, que puede definirse como la relación entre Respuesta y Estímulo; pudiendo simbolizarse de la siguiente manera:<br /><br />
Actitud característica = Respuesta / Estímulo<br /><br />
Respuesta = Actitud característica x Estímulo<br /><br />
En el caso considerado previamente, se advierte que el estímulo que desencadena la acción posterior es la tensión mencionada:<br /><br />
Respuesta = Actitud característica x Tensión <br /><br />
Nuestra actitud está orientada por dos principios generales: cooperación y competencia. Estos conceptos juntos (actitud, cooperación y competencia) son los constituyentes esenciales de la Psicología Social. De ahí que la economía, basada en la descripción de la acción humana, pueda observar la compatibilidad existente entre la actitud con la cooperación y con la competencia.<br /><br />
Si consideramos que el intercambio económico debe contemplar el beneficio simultáneo de las partes intervinientes, se observa una acción cooperativa. Si la competencia implica lograr una mejor cooperación, se compatibiliza acción, cooperación y competencia. De ahí que el proceso del mercado surja de la compatibilidad de estos conceptos. Puede decirse que, con una actitud ética elemental, junto con la posibilidad de tomar decisiones en libertad, se genera el proceso conocido como “mercado”.<br /><br />
Mercado = Acción libre + Cooperación + Competencia <br /><br />
Se justifica así la propuesta del liberalismo por la cual el mercado resulta ser un proceso autorregulado que surge en forma espontánea, siempre y cuando exista la posibilidad de establecer decisiones en libertad y que en los individuos actuantes predomine una actitud o predisposición a la cooperación social. <br /><br />
Las componentes afectivas de la actitud característica son el amor (se comparte penas y alegrías ajenas como propias), odio (la alegría ajena produce tristeza propia, la tristeza ajena produce alegría propia), egoísmo (desinterés por lo que le sucede a los demás) e indiferencia (desinterés por los demás y por uno mismo). Estas componentes básicas responden a las tendencias mencionadas: cooperación (amor) y competencia (odio, egoísmo). Además, se puede no cooperar ni competir (indiferencia).<br /><br />
También el proceso cognitivo puede describirse en base a un sistema de realimentación negativa, involucrando tanto al establecido a nivel individual como al asociado a la ciencia experimental:<br /><br />
Realidad (+/-) => Hombre => Modelo de la realidad<br />
................<= Experimentación <=<br /><br />
Cuando un individuo describe la Realidad (o algún aspecto de la misma), establece un Modelo descriptivo que ha de ser comparado con lo que se pretende describir. Si la diferencia es grande, modifica su Modelo hasta que el error sea pequeño, o despreciable, en cuyo caso se habrá llegado a la verdad.<br /><br />
De ahí que la actitud característica del hombre disponga también de cuatro componentes cognitivas. Estas componentes consisten en las posibles referencias adoptadas para establecer comparaciones ante la necesidad de adquirir un nuevo conocimiento. Ellas son: la propia realidad, lo que piensa o cree uno mismo, lo que piensa o cree otra persona o lo que piensa o cree la mayoría. La actitud del científico resulta ser la mejor alternativa por cuanto adopta como referencia la propia realidad. <br /><br />
El proceso de adaptación cultural del hombre al orden natural implica también un sistema realimentado en el cual el objetivo a lograr es la Plena adaptación, mientras que se obtiene cierto Grado de adaptación, que difiere por lo general del objetivo. La labor del profeta, del filósofo o del científico social consiste en constituir una especie de “lazo de realimentación” que compara el objetivo a lograr con la situación real, sugiriendo normas de conducta apropiadas para reducir la diferencia, siendo un orientador para la toma de conciencia colectiva:<br /><br />
Plena adaptación (+/-) => Hombre => Grado de adaptación <br />
.........................<= Profeta o Filósofo <=<br /><br />
Puede decirse que el nivel de felicidad es un indicio del grado de adaptación, o de desadaptación, al orden natural. El bien, la verdad y la felicidad implican adaptación plena; el mal, la mentira y la infelicidad, implican un pobre grado de adaptación. <br /><br />
Otros conceptos básicos pueden deducirse del esquema mencionado. Así, la cantidad de correcciones necesarias para llegar al objetivo, en el proceso de prueba y error, están asociadas al tiempo empleado. Por lo cual la inteligencia resulta ser una medida de la habilidad para adaptarse a nuevas situaciones, pudiendo definirse como: <br /><br />
Inteligencia = Información / Tiempo <br /><br />
La ética natural se reduce a la simple elección de la actitud que favorece la tendencia a la cooperación, pudiendo interpretarse el mandamiento cristiano del amor al prójimo como la tendencia a compartir las penas y las alegrías ajenas como propias. <br /><br />
Las componentes afectivas, junto a las componentes cognitivas, de la actitud característica, conforman una tipología básica de la personalidad individual, por lo cual, desde la Psicología Social puede definirse el concepto de personalidad con bastante precisión conceptual. <br /><br />
La utilización de los sistemas de realimentación negativa permite disponer de una base común para las ciencias sociales. Quizá sea ésta la forma en que alguna vez tales ciencias puedan constituir un “edificio único” en el cual se observe la compatibilidad entre sus distintas partes y pueda aceptar los diversos aportes propuestos. Esto contrasta con la realidad actual en la que, en algunas ramas de las ciencias sociales, tienen aceptación tanto una teoría que afirma algo como aquella que lo niega.<br /><br />
Como ejemplo del aislamiento existente puede mencionarse la propuesta que, desde la economía, se establece respecto al surgimiento de la sociedad. Gabriel J. Zanotti escribió: “Entender qué es la sociedad y cómo se forma nos permite comprender más a fondo el proceso del mercado. La sociedad surge debido a dos factores –entre otros- que permiten o funcionan como condición necesaria para su formación. Esos dos factores son: la ley de asociación y la capacidad de la mente humana para advertirla”.<br /><br />
“La ley de asociación –llamada también principio de asociación- expresa que el trabajo efectuado por diversos individuos según sus naturales aptitudes tiene mayor productividad (mayor cantidad de producción por igual unidad de tiempo, o menor tiempo por igual producción) que el realizado por un solo individuo. Este análisis, como teoría praxeológica de la sociedad, solo señala que la división del trabajo funciona como condición necesaria de la formación de la sociedad; es decir, como el factor que permitió a los hombres colaborar entre sí, independientemente de otros factores sociológicos o psicológicos del proceso. La sociedad humana se define como la cooperación de los seres humanos entre sí, bajo el signo de la división del trabajo, voluntaria y pacífica” (De la “Introducción a la Escuela Austriaca de Economía”-Unión Editorial SA-Madrid 2012).<br /><br />
En realidad, la sociedad implica un conjunto de personas vinculadas afectivamente, es decir, que comparten penas y alegrías, como paso previo a vincularse a través de la producción e intercambio de bienes y servicios. De esta manera, puede compatibilizarse la visión que de la sociedad se tiene desde la Economía con la que proviene de la Psicología social. Considerando que ambas descripciones son verdaderas, no existe oposición entre ambas, sino que son complementarias. </b>
Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-34080604392149828552014-10-08T13:07:00.000-07:002015-03-10T07:13:03.605-07:00Conductismo social<b>Mientras que el conductivismo psicológico se caracteriza por utilizar el vínculo E-R (estímulo-respuesta) para la descripción del comportamiento individual, el conductivismo social se caracteriza por utilizarlo a través del concepto de actitud. Mientras que el vínculo E-R, en el primer caso, se aplica al campo de las respuestas de tipo emocional o fisiológico, en el segundo caso se lo aplica a la respuesta completa de un individuo contemplando tanto la interacción social como el aspecto cultural asociado.<br /><br />
El conductivismo de John B. Watson, aplicado al hombre, aparece como una ampliación de su empleo en la descripción de la conducta animal, en la cual no existe la introspección. George H Mead escribió:
“Quedaba, sin embargo, el campo de la introspección, de las experiencias que son privadas y que pertenecen al individuo mismo –experiencias comúnmente llamadas subjetivas. ¿Qué había que hacer con ellas? La actitud de John B. Watson fue la de la Reina en «Alicia en el País de las Maravillas»: «¡Cortadles la cabeza!»; tales cosas no existían. No existía la imaginación ni la conciencia” (De “Espíritu, persona y sociedad”-Editorial Paidós-Buenos Aires 1972).<br /><br />
El conductismo social es el ámbito adecuado tanto para la descripción del individuo como del grupo social. Ello se advierte a partir de la utilización del concepto de actitud, por cuanto implica el vínculo existente entre individuo y grupo social."En psicología social no construimos la conducta del grupo social en términos de la conducta de los distintos individuos que lo componen; antes bien, partimos de un todo social determinado de compleja actividad social, dentro del cual analizamos (como elementos) la conducta de cada uno de los distintos individuos que lo componen. Es decir, que intentamos explicar la conducta del individuo en términos de la conducta organizada del grupo social, en lugar de explicar la conducta organizada del grupo social en términos de la conducta de los distintos individuos que pertenecen a él”.<br /><br />
En realidad, resulta difícil priorizar al individuo o al grupo social por cuanto sin los primeros no existe el segundo, mientras que si no existe el grupo social, la actitud del individuo prácticamente no puede formarse, excepto a un nivel cultural muy limitado. Gino Germani escribió: “Una actitud se define como una disposición psíquica, para algo o hacia algo, disposición que representa el antecedente interno de la acción y que llega a organizarse en el individuo a través de la experiencia –vale decir, es adquirida- y resulta de la integración de elementos indiferenciados biológicos y de elementos socioculturales específicos” (De “Psicologías del Siglo XX” de Edna Heidbreder-Editorial Paidós-Buenos Aires 1967).<br /><br />
Puede decirse que, mientras el grupo social tiende a formar las componentes afectivas y cognitivas de la actitud característica de cada individuo, tales componentes se proyectan hacia el grupo social para caracterizarlo mediante una especie de actitud característica grupal predominante. Sin embargo, no todo individuo es influenciable de la misma manera por el grupo social ni es influyente de la misma manera sobre el grupo, sino que existe un equilibrio dinámico entre individuo y sociedad. Gino Germani escribe: “Entre otras ventajas, el concepto de actitud presenta la de constituir el nexo entre las dos ramas de que se compone la psicología social actual: la psicología social de los grupos o psicología colectiva, y la psicología social del individuo”.<br /><br />
A partir del punto de vista de las actitudes, puede determinarse el concepto de personalidad. Como cada individuo posee las mismas componentes afectivas y cognitivas básicas que los demás, aunque en distintas proporciones, tales proporciones definirían su personalidad. Germani escribe al respecto: “Un grupo de investigadores interpreta la personalidad simplemente como una colección de actitudes altamente específicas”. “Sus principales autores, Cattel, Woodworth y Thorndike, sostienen que es posible reducir la personalidad a un cierto número mínimo de componentes básicos y uniformes, análogos en todos los hombres”. “El punto de vista común de los autores de esta tendencia es que la personalidad debe considerarse como una función de la sociedad, pero que al mismo tiempo es capaz de trascenderla. Afirman que si, por un lado, ella representa el «aspecto subjetivo de la cultura», por el otro posee la capacidad de trascender las formas culturales para transformarse de simple receptora en creadora de nuevas formas. La tarea de la psicología social consiste justamente en describir y explicar cómo se efectúa este incesante proceso de transmisión y creación de formas culturales a través de la personalidad humana”.<br /><br />
Lo interesante del conductismo social aparece en la forma en que George H. Mead describe la interacción social, para quien el acto psíquico social “es aquel en el que el individuo sirve en su acción como estímulo a la respuesta de otro individuo”. “El carácter más importante de la organización social de la conducta no es que un individuo en el grupo social hace lo que los demás, sino que la conducta de un individuo constituye un estimulo para que otro individuo realice determinado acto, y que a su vez este último acto se transforme en estímulo para una posterior reacción por parte del primer individuo, y así continuando en una interacción sin fin”.<br /><br />
Tal interacción social, denominada por Mead como una “conversación de actitudes”, es la que conforma la individualidad asociada a la personalidad de los seres humanos. Germani agrega: “El surgimiento del «yo» obedece a un proceso de interacción de esta misma naturaleza. Según Mead lo característico del «yo» es su capacidad de erigirse en objeto para sí mismo: en ello reside su esencia, la esencia de la individualidad misma. Esto es lo que lo diferencia de los animales, pues también la razón depende de esta capacidad que tiene el individuo de colocarse en el mismo campo de experiencia que los demás seres, hacia los cuales actúa en la interacción. Con otras palabras, la interacción social –es decir, la sociedad- se traslada en el interior mismo del individuo, y su esencia como ser humano consiste en tal capacidad de interacción consigo mismo”.<br /><br />
Desde el conductismo social se establece también la forma en que un niño va conformando su propia personalidad. Tal proceso ocurre cuando el individuo “asume la actitud o emplea el gesto que otro individuo emplearía, y además responde o tiende a responder a tal gesto. El niño se vuelve gradualmente un ser social a través de su propia experiencia y actúa hacia sí mismo de un modo similar al que emplea cuando se dirige a los demás”. Germani agrega: “De ningún modo debe confundirse este proceso con la imitación. Mead la critica extensamente, afirmando, entre otras cosas, que ella supone ya la emergencia del «yo» como cumplida. Ejemplos de esta interestimulación se encuentran en el comportamiento del niño hacia la madre, o en el juego. Así, el niño adopta las palabras, los gestos, los tonos de la madre, es decir adopta en sí mismo el papel de ella. En los juegos del niño pequeño la interacción es todavía rudimentaria. En esta fase hay ya una tendencia a asumir un papel; así, el niño juega a ser alguien, policía, indio, etc.”.<br /><br />
“En el juego organizado se pasa a un estadio en el que la asunción de un papel ya no se realiza al azar y al arbitrio del individuo, en este caso es necesario respetar ciertas reglas, las cuales establecen claramente el conjunto de respuestas que hay que dar frente a determinadas actitudes. Al tomar el ego cierta actitud se requiere en el alter cierta respuesta definida. Por lo tanto, el niño debe tener la capacidad de incorporar a su propia psique las actitudes de todos los demás incluidos en el juego. Tales actitudes asumen en el juego una especie de unidad organizada y esta organización de las actitudes ajenas, de los papeles ajenos en un todo unitario, es lo que Mead llama característicamente «el otro generalizado»”.<br /><br />
Para establecer la interacción social es necesaria una previa interacción simbólica. Francis A. Merrill escribió: “La interacción de los seres humanos no es como la de las bolas de billar, que chocan entre sí y se repelen, sino que se realiza a través de símbolos significativos comprendidos mutuamente por los participantes. La interacción social se lleva a efecto dentro de un conjunto de expectativas, reglas y normas aprendidas en la infancia a las que el individuo adapta su comportamiento después. La interacción social se caracteriza, por tanto, por «la presencia de actos expresivos por parte de una o más personas, la percepción consciente o inconsciente de esos actos por otras y la observación final de que esos actos expresivos han sido percibidos por otros» (Jurgen Ruesch)”.<br /><br />
“Los entes sociales realizan esta interacción conservando cada uno una personalidad propia y la condición de ente social adquirida a través del contacto con otros individuos de evolución similar. En ese proceso de socialización, el individuo aprende a «asumir el papel del otro» y a ponerse mentalmente en el lugar de aquel ante el que reacciona (George H. Mead). De esta manera, cada uno de ellos sopesa el impacto que producen sus propias palabras o gestos sobre el otro y al suponerse en su sitio se estimula a sí mismo. Consecuentemente, la interacción social no sólo incluye la que tiene lugar entre dos personas, sino también la de cada persona consigo misma” (De “Introducción a la Sociología”-Aguilar SA de Ediciones-Madrid 1967).<br /><br />
Uno de los objetivos de las ciencias sociales es el logro de una visión general que abarque la mayor parte de los fenómenos descriptos, es decir, se trata de establecer una teoría general del individuo y de la sociedad. Se advierte que ello es posible a partir del conductismo social. Así, desde las componentes afectivas de la actitud característica (amor, odio, egoísmo, negligencia) puede extraerse cierta ética natural, constituyendo una teoría de la acción ética. Luego, desde las componentes cognitivas de la actitud característica (referencia en la realidad, en uno mismo, en otro o en lo que todos dicen), y empleando el método de prueba y error de la ciencia experimental, puede extraerse una lógica analógica, constituyendo una teoría del conocimiento. Desde la interacción simbólica y el lenguaje es posible la interacción social y la formación de la personalidad. Luego, la personalidad se proyecta hacia la cultura. Se advierte que, en principio, es posible abarcar varios conceptos asociados al individuo y a la sociedad desde la visión descriptiva emergente del conductismo social. Puede hacerse un resumen:<br /><br />
Actitud característica => Componentes afectivas => Ética natural <br /><br />
Actitud característica => Componentes cognitivas => Lógica analógica <br /><br />
Lenguaje => Interacción simbólica => Interacción social => Personalidad => Cultura</b>
Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-89521912579361008172013-07-21T14:47:00.003-07:002015-03-10T07:18:49.997-07:00Las ciencias sociales y la unificación de sus conceptos<b>En toda actividad científica es deseable disponer de una descripción unificada de manera de permitir establecer deducciones a partir de unos pocos principios básicos; o, al menos, hacia ello debemos apuntar. En el caso de las ciencias sociales, se propone una descripción unificada a partir de la Psicología Social, tomando de ella algunas de sus variables típicas:<br /><br />Psicología Social = Cooperación + Competencia + Actitud característica<br /><br /> La anterior igualdad surge de considerar que el ser humano se comporta socialmente orientado por dos tendencias principales, como son la cooperación y la competencia, disponiendo, además, de un atributo exclusivo de cada individuo como lo es la actitud característica, que puede definirse como:<br /><br />Actitud característica = Respuesta / Estímulo<br /><br />Existirán tantas actitudes diferentes como seres humanos habiten el planeta, por lo que, en una primera impresión, puede parecer inadecuado adoptar tal concepto con el objetivo de definir todo comportamiento individual. Sin embargo, veremos que es posible encontrar en cada actitud individual algunas componentes comunes que permitirán clasificarlas de manera de describir la mayor parte de las respuestas posibles, tanto desde el punto de vista afectivo como del cognitivo. Adviértase que si no existiese tal respuesta típica, o característica, de cada individuo, seria imposible conocerlo o habría de ser dificultoso predecir su posible comportamiento futuro. Podemos entonces decir que:<br /><br />Actitud característica = Componentes afectivas + Componentes cognitivas<br /><br /> Siendo las componentes afectivas las siguientes:<br /><br /> a) Cooperativa: Amor (significa compartir las penas y las alegrías de los demás)<br /><br /> b) Competitivas: Odio (implica alegrarse del sufrimiento ajeno y entristecerse por su alegría), Egoísmo (implica interesarse sólo por uno mismo)<br /><br /> c) Otra: Indiferencia (significa no interesarse por nadie, incluido uno mismo)<br /><br /> En base a lo considerado hasta aquí, podemos establecer algunas conclusiones importantes. En primer lugar, se observa que la respuesta característica es un concepto que se utiliza ampliamente en las ciencias naturales, por lo que, en principio, se ha adoptado una metodología similar, en lugar de una propia de las ciencias sociales. En segundo lugar, al poder elegir la componente afectiva de tipo cooperativo, en lugar de las demás, estamos considerando la existencia de una ética natural que coincide esencialmente con la ética cristiana, calificando como el Bien a la tendencia cooperativa y el Mal a las restantes. En tercer lugar, al adoptar el método de las ciencias naturales y al definir el Bien y el Mal, y la forma en que se llega al primero y se evita al segundo, estamos definiendo una religión natural compatible con la ciencia.<br /><br /> Para una aceptable descripción del comportamiento humano, no basta con disponer de una visión adecuada de los aspectos afectivos, sino que es necesario describir además los aspectos cognitivos, que también han de formar parte de nuestra actitud característica. En cuando al aspecto cognitivo del hombre, podemos considerar la teoría del conocimiento propuesta por Karl Popper que involucra tanto al conocimiento científico como al vulgar, siendo el proceso elemental el de prueba y error, para una posterior selección de las hipótesis propuestas. Dicho proceso implica adoptar una referencia para realizar comparaciones, siendo la propia realidad la adoptada en el caso del pensamiento científico. En el caso del pensamiento cotidiano habrá otras posibles referencias adicionales, siendo las componentes cognitivas las siguientes:<br /><br /> a) La propia realidad (pensamiento científico)<br /><br /> b) Lo que uno mismo ha pensado o conoce<br /><br /> c) Lo que otra persona ha pensado o conoce<br /><br /> d) Lo que piensa, conoce o dice la mayoría<br /><br />
La actitud cognitiva real es una mezcla o agregado de las componentes básicas, si bien generalmente predomina alguna de ellas. Como conclusión podemos decir que, además de la lógica asociada a los razonamientos del tipo verdadero o falso, debe considerarse también una lógica analógica que es la que permite realizar comparaciones con las referencias mencionadas, constituyendo la lógica simbólica el “pensamiento lento” y la analógica el “pensamiento rápido”, en el sentido propuesto por Premio Nobel de Economía Daniel Kahneman.<br /><br /> A partir de la descripción realizada de la conducta humana, podemos afirmar que disponemos de una teoría de la personalidad adicional. Además, a partir de las componentes afectivas hemos definido el Bien, restando definir la verdad para disponer también de una unificación de las virtudes humanas, considerando que tanto el Bien como la verdad incluyen a las restantes. Podemos, entonces, definir a la verdad como sigue:<br /><br /> Error = (La descripción) – (Lo descrito)<br /><br /> Verdad (Cuando el Error = 0)<br /><br /> En realidad, nunca llegamos a una descripción en la cual se ha podido reducir el error a cero. Sin embargo, debemos tener presente la forma en que nos hemos de aproximar a tal situación ideal. Incluso en la física, una de las teorías vigente se ha acercado tanto a la exacta descripción que la diferencia entre teoría y experimento se manifiesta recién en el décimo lugar luego de la coma decimal. En cuestiones sociales, son admisibles errores bastante mayores.<br /><br /> Finalmente, debemos encontrar, si existe, un vínculo entre los aspectos afectivos y cognitivos. Con ello veremos que se logrará dar respuesta a uno de los temas centrales de la antropología, tal el de la evolución cultural de la humanidad. Entre las etapas evolutivas propuestas aparece la secuencia que va desde el salvajismo a la barbarie y, luego, a la civilización. Esta secuencia puede considerarse como una consecuencia de la evolución del hombre tanto desde el punto de vista afectivo, o ético, como del cognitivo.<br /><br /> Por otra parte, Auguste Comte propuso que el conocimiento humano, en todas sus ramas, sigue una secuencia que va desde el conocimiento teológico, seguido del metafísico para concluir con el positivo, que podemos interpretar como conocimiento religioso, filosófico y científico, respectivamente. Estas etapas podemos describirlas en base al cambio de la referencia adoptada comenzando por lo que dicen otras personas (los Libros Sagrados a través de la fe, en el caso religioso), o lo que piensan los demás o uno mismo (los filósofos a través de la razón) hasta llegar a tomar como referencia la propia realidad (la ciencia a través de la verificación experimental).<br /><br /> Considerando que transitamos por la etapa científica del conocimiento, debemos encontrar un vínculo entre lo afectivo y lo cognitivo para que, de esa manera, mediante la razón, podamos acercarnos a un comportamiento ético adecuado para nuestra óptima adaptación al orden natural. Tal principio de adaptación tuvo relación inicialmente con las experiencias de Ivan Pavlov y su descubrimiento de los hábitos adquiridos o reflejos condicionados, como es el caso del perro que incorpora una respuesta nueva al escuchar el estimulo constituido por el sonido de una campana, tal el de segregar saliva aun sin tener comida presente. Posteriormente, John B. Watson estudió el comportamiento de niños pequeños que jugaban amistosamente con ciertos animalitos; introduciendo una variante en el juego (que dejó de ser tal) por la cual producía un fuerte ruido detrás de un niño cada vez que éste tocaba al animalito. Como ese ruido le producía miedo, finalmente el niño terminó sintiendo miedo por el animalito, aun sin escuchar el fuerte ruido, adquiriendo un hábito que no poseía en un comienzo.<br /><br /> Una de las ideas más importantes, surgida de la psicología, implica la posibilidad de condicionar las respuestas afectivas en función de nuestros propios pensamientos. Esta posibilidad puede admitirse considerando que, si condicionamos nuestras respuestas a un simple ruido, o a otras causas, no debería resultar sorprendente que podamos orientar nuestras acciones mediante la adquisición de información depositada en nuestra memoria que nos indica lo positivas o negativas que pueden ser nuestras actitudes predominantes. Disponiendo de tal información podremos continuar, quizás a un ritmo mayor, el proceso de adaptación cultural mencionado. De ahí que resulte necesario e imprescindible disponer de una teoría unificada de las ciencias sociales, no tanto para satisfacer el espíritu crítico de los científicos o de los filósofos sociales, sino, sobre todo, para poder orientar al hombre común en un cercano acuerdo a la tendencia que nos imponen las leyes naturales.<br /><br /> Pero, quizás, el mayor salto evolutivo asociado al proceso de nuestra evolución cultural, ha de ser la aceptación generalizada y prioritaria de las leyes de Dios, o leyes naturales, como nuestra referencia a adoptar, en lugar de las descripciones de tales leyes y que constituyen el fundamento de las religiones morales (no paganas), ya que los Libros Sagrados sólo tienen sentido si se los lee “con un ojo puesto en la propia realidad”. La obra de Dios debe ser considerada prioritaria a las obras escritas por los hombres, por bienintencionadas que sean sus intenciones. Cuando Cristo indica: “Primeramente buscad el Reino de Dios y su justicia, que lo demás se os dará por añadidura”, nos sugiere dar prioridad al orden natural y a las leyes naturales que lo conforman, para que en nuestra vida predomine la justicia asociada a las mismas, en la que viene implícita la finalidad aparente del universo y de la vida de todo hombre.</b>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-81902764500117158872013-02-22T05:54:00.000-08:002015-03-10T07:24:33.655-07:00Teorías de la personalidad<b>Se ha propuesto una gran diversidad de teorías para describir la personalidad humana, que puede considerarse como el conjunto de atributos que nos caracteriza y nos da nuestra individualidad irrepetible. Seguramente la mayoría de tales teorías son compatibles con la realidad, aunque generalmente vean al hombre desde una visión particular; sin poder vincular tal descripción con las establecidas bajo otras perspectivas.<br /><br />
Las primeras teorías provenían del trabajo de psiquiatras, quienes necesitaban disponer de una descripción básica del hombre que les permitiera cumplir mejor con su tarea reparadora de la personalidad enferma. Sin embargo, se advirtió que tal tendencia llevaba implícita la desatención del hombre normal, por lo que posteriormente aparecen las “teorías humanistas”. Duane P. Schultz y Sydney E. Schultz escriben: “El humanismo es una corriente de pensamiento que se centra en los intereses y los valores del hombre. Esta teoría forma parte del movimiento que floreció en la psicología durante las décadas de 1960 y 1970, y que todavía sigue influyendo en ella. El objetivo de los partidarios de este movimiento fue modificar tanto los métodos como la disciplina. Se rebelaron contra el psicoanálisis y el conductismo, que entonces eran las dos grandes escuelas de la psicología en EEUU, porque pensaban que ofrecían una imagen limitada y denigrante de la naturaleza humana”.<br /><br />
“Los psicólogos humanistas criticaron a Freud y a los partidarios de la tradición psicoanalítica porque sólo estudiaban el aspecto patológico de la personalidad. Se preguntaban cómo llegaríamos algún día a conocer las características y cualidades positivas si sólo nos ocupábamos de las neurosis y psicosis. Así, estudiaron nuestras fortalezas y virtudes mediante la exploración del lado amable de la conducta, en lugar de su lado oscuro”.<br /><br />
“Pensaban que los conductistas tenían una perspectiva estrecha y estéril, porque prescindían de las fuerzas conscientes e inconscientes y sólo utilizaban la observación objetiva de la conducta manifiesta. Una psicología basada en la respuesta condicionada a los estímulos describe a los seres humanos como simples robots que reaccionan al mundo exterior de formas predeterminadas. Los psicólogos humanistas rechazaron esta concepción diciendo que no somos grandes ratas blancas ni computadoras lentas. Nuestra conducta es tan compleja que no se puede explicar sólo por medio de métodos conductistas” (De “Teorías de la Personalidad”-Cengeage Learning Editores SA-México 2010).<br /><br />
De todas formas, es necesario tener presente que existirán teorías de la personalidad que podrán adaptarse al campo de la psiquiatría mientras que resulta imprescindible disponer también de una teoría que describa al individuo permitiéndole mejorar aquellos aspectos que, manteniéndolos vigentes, derivarán en algún tipo de enfermedad social. De ahí los siguientes requisitos principales que tal teoría deberá reunir:<br /><br />
a) Que pueda vincularse de alguna manera a las investigaciones que se realizan en neurociencia<br /><br />
b) Que puedan extraerse de ella conclusiones prácticas accesibles al hombre común<br /><br />
c) Que permita establecer una ética natural elemental<br /><br />
d) Que contemple las tres dimensiones básicas del hombre (cuerpo, intelecto, sentimientos)<br /><br />
e) Que tenga presentes tanto a la evolución biológica como a la cultural<br /><br />
f) Que provea una orientación básica asociada a cierto sentido de la vida<br /><br />
Entre los principales exponentes del humanismo puede citarse a Abraham H. Maslow, quien prioriza los aspectos que motivan al individuo y que le permiten encontrar un sentido de la vida. Colin Wilson escribió: “De acuerdo con Maslow, la salud mental depende de la voluntad avivada por un sentido de propósito. Cuando los seres humanos pierden su impulso hacia delante, las baterías de la voluntad se descargan, exactamente del mismo modo que las baterías del automóvil cuando se deja éste en la cochera todo el invierno. El resultado es un sentimiento de «fracaso en la vida», una pérdida de valores instintivos. En la psicología de Maslow, el lugar central es conferido al sentido de los valores de la reacción humana a lo que vale la pena”. “Es una de las absurdas paradojas de la psicología, que ha necesitado tres siglos para llegar a la conclusión de que el hombre posee en verdad mente y voluntad” (De “Nuevos derroteros en psicología”-Editorial Diana SA-México 1979).<br /><br />
Podemos vislumbrar los componentes básicos de una teoría general de la personalidad suponiendo que ha de tener una parte que describa el aspecto emocional del hombre, otra que describa el aspecto cognitivo y, finalmente, otra parte que lo oriente respecto de la adopción o el descubrimiento de un sentido de la vida. Viktor Frankl escribió: “Cada época tiene sus neurosis y cada tiempo necesita su psicoterapia. En realidad, hoy no nos enfrentamos ya, como en los tiempos de Freud, con una frustración sexual, sino con una frustración existencial. El paciente típico de nuestros días no sufre tanto, como en los tiempos de Adler, bajo un complejo de inferioridad, sino bajo un abismal complejo de falta de sentido, acompañado de un sentimiento de vacío, razón por la que me inclino a hablar de un vacío existencial” (De “Ante el vacío existencial”-Editorial Herder SA-Barcelona 1980).<br /><br />
También Alfred Adler contempla cierta finalidad que debe alcanzar el hombre, por lo que escribió: “Nuestra idea del sentimiento de comunidad ha de llevar en sí el objetivo de una comunidad ideal como forma definitiva de la humanidad, como un estado en que todos los problemas que nos plantea la vida y nuestras relaciones con el mundo se nos parecen como ya resueltos. Pues todo aquello que encontremos valioso en nuestra vida, todo lo que subsiste y subsistirá, es siempre un producto de este sentimiento de comunidad, de este ideal orientador, de esta final meta de perfección”.
“¿Qué ha pasado con aquellos hombres que no han contribuido en nada al bienestar de la generalidad de los mortales? Y la contestación es la siguiente: Han desaparecido hasta en sus últimos vestigios. Nada ha quedado de ellos; se han extinguido somática y espiritualmente; se los ha tragado la tierra. Les pasó como a aquellas especies animales desaparecidas por no haber podido ponerse al unísono con las circunstancias cósmicas. Aquí tropezamos con una ley secreta, como si el Cosmos, siempre inquisitivo, nos ordenara: «¡Desapareced! ¡No habéis comprendido el sentido de la vida y no hay para vosotros porvenir!»” (De “El sentido de la vida”-Luis Miracle Editor-Barcelona 1959).<br /><br />
Un aspecto interesante extraído de la opinión de Alfred Adler radica en la posible existencia de un sentido de la vida objetivo, que depende del propio orden natural, y no sólo de las posibles elecciones que el hombre haga respecto de su orientación de la vida. Es decir, de todas las posibles elecciones del hombre, habrá algunas que se adaptarán en mayor medida al sentido impuesto por el orden natural y que está implícito en el espíritu de sus leyes.
En cuanto a la existencia de un sentido objetivo de la vida, podemos considerar al principio de complejidad-conciencia, asociado a la obra de Pierre Teilhard de Chardin. Este principio surge de interpretar la evolución de la materia, que va desde las partículas elementales hasta los átomos, moléculas y organismos como una tendencia hacia una complejidad creciente, hasta llegar a la vida inteligente, asociada, además, a una conciencia creciente, unificando en un solo proceso tanto a la evolución biológica como a la cultural. Desde la perspectiva actual de la ciencia, resulta algo evidente.<br /><br />
En cuanto a la teoría que responde a la mayor parte de los requisitos antes propuestos, puede decirse que ya viene esbozada en los lineamientos básicos de la Psicología Social, que distingue las dos tendencias generales del comportamiento humano: cooperación y competencia. Además, utiliza el concepto de actitud característica, que viene a ser una respuesta individual y personal que puede variar a medida que el hombre transita por el camino de la maduración personal. Finalmente, la teoría adquiere una forma explícita desde el momento en que podemos determinar las componentes afectivas y cognitivas de nuestra actitud característica, que se mencionan a continuación:<br /><br />
a) Componentes afectivas: amor, odio, egoísmo, indiferencia<br /><br />
b) Componentes cognitivas: adoptar como referencia la realidad, a lo que piensa otro hombre, a lo que piensa uno mismo, o a lo que piensa y acepta la mayoría<br /><br />
Las componentes básicas de las actitudes no predominan totalmente en cada individuo, sino que varias de ellas conforman su personalidad. Así, una persona puede compartir las penas y las alegrías de sus hijos (actitud del amor), mientras que, simultáneamente, puede alegrarse de que el lujoso automóvil de su vecino apareció completamente incendiado (actitud de odio). En este ejemplo, se trata de un caso en que la ética familiar resulta bastante distinta a la ética social.<br /><br />
En la adopción de las actitudes viene implícita cierta escala de valores, de ahí que quien adopta una actitud cooperativa en cierta forma está definiendo una preferencia por ciertos valores y cierto rechazo por otros. Edwin Hollander escribió: “Las actitudes implican expectativas acerca de nuestra propia conducta y de la conducta de otros y se vinculan con todos los aspectos de la vida social; por ende, sus múltiples efectos son evidentes a nuestro alrededor. Los gustos, los modales y la moral que nos caracterizan reflejan nuestras actitudes, así como los valores sociales que les sirven de base. La visión que un individuo tiene de su mundo y el modo en que actúa frente a él pueden ser entendidos, en gran medida, observando las actitudes que conforman su campo psicológico” (De “Principios y métodos de psicología social”-Amorrortu Editores SCA-Buenos Aires 1968).<br /><br />
En cuanto al primer requisito mencionado, tal el de la compatibilidad de la teoría de la personalidad respecto de los descubrimientos de la neurociencia, puede decirse que la actitud del amor, por la cual compartimos las penas y las alegrías de los demás, consiste esencialmente en la empatía, cuyo sustento neurológico se encuentra en las neuronas espejo.<br /><br />
Considerando que una ética elemental debe promover la cooperación en lugar de la competencia, encontramos en el amor a la actitud básica que debe predominar en el ser humano, por lo que puede decirse que tal teoría permite obtener una ética natural elemental y que, incluso, resulta compatible con la ética cristiana. Además, al adoptar tal actitud, estamos, de hecho, adoptando un concreto sentido de la vida, algo que todo individuo necesita imperiosamente para un pleno desarrollo de su personalidad.<br /><br />
En cuanto al aspecto cognitivo, se sugiere adoptar como referencia a la propia realidad, algo que a veces no resulta tan sencillo como parece. Por lo general, cuando predomina en cada uno de nosotros una actitud competitiva, tenemos la predisposición a priorizar nuestras ideas, o la de nuestros ídolos o líderes, aun cuando tal información sea incompatible con la verdad. En realidad, nadie podrá adquirir por sus propios medios toda la información disponible por parte de la humanidad, y que ha sido acumulada a lo largo de su historia, por lo que necesariamente hemos de aprender de otras personas. Lo que se quiere significar es que debemos tratar de aprender de las personas que previamente han tomado como referencia a la propia realidad, por lo que ello implica adoptarla como referencia, aunque sea de una manera indirecta. Por el contrario, el gobierno mental del hombre sobre el hombre aparece cuando se toma como referencia a personas que adoptan sus propias ideas como referencia, dejando de lado la verdad objetiva, por cuanto son motivados por metas puramente competitivas y egoístas.<br /><br />
Entre los atributos utilizados para la realización de las distintas teorías de la personalidad aparecen los rasgos. Ellos pueden, en principio, vincularse a las dos tendencias básicas consideradas por la Psicología Social, tales la cooperación y la competencia. De ahí que los rasgos pueden considerarse incluidos en las componentes de la actitud característica, aunque a veces no sea sencillo derivarlos de ellas. Rasgos y actitudes comparten varios atributos, por lo que posiblemente se trate de un problema de definiciones antes que de conceptos básicos. Lawrence A. Pervin escribió:<br /><br /> “Gordon Allport (1897-1967) consideraba que los rasgos eran los elementos estructurales básicos de la personalidad. Allport pensaba que un rasgo es una predisposición para responder de una forma determinada. Un rasgo conducía a la consistencia en la respuesta porque reunía varios estímulos «funcionalmente equivalentes» y presentaba diversas formas de conducta adaptativa y expresiva. Por ejemplo, la gente sociable es amable y comunicativa porque han considerado muchas situaciones como oportunidades para relacionarse con la gente y porque relacionarse con los otros es parte de su estilo de funcionamiento en el mundo. En otras palabras, los rasgos representan una disposición favorable para responder de una manera determinada porque, en el lado del input (de los estímulos), diferentes situaciones se tratan como semejantes y, en el lado del output (de las respuestas), la persona tiene un único estilo expresivo y adaptativo” (De “La Ciencia de la Personalidad”-McGraw-Hill Interamericana de España SAU-Madrid 1996).<br /><br />
La teoría de la personalidad propuesta por George Kelly pone especial énfasis en el aspecto cognitivo del hombre. Duane P. Schultz y Sydney E. Schultz escriben: “La teoría cognoscitiva de la personalidad se centra en cómo conocemos el ambiente y a nosotros mismos, en cómo percibimos, evaluamos, aprendemos, pensamos, tomamos decisiones y resolvemos problemas. Se trata de una verdadera teoría psicológica de la personalidad porque trata exclusivamente de las actividades mentales”.<br /><br />
“En esta perspectiva, las necesidades, los impulsos o las emociones no se consideran actividades aisladas de la personalidad, sino más bien aspectos de ésta que son controlados por los procesos cognoscitivos”. “Los teóricos del aprendizaje social también recurren a los procesos cognoscitivos. La diferencia entre estos enfoques y la teoría de George Kelly sobre la personalidad es que éste trata de describir todos los aspectos de la personalidad, incluyendo los elementos emocionales, a partir de los procesos cognoscitivos”.<br /><br />
“El modelo de la naturaleza humana que creó es muy original: llegó a la conclusión de que los individuos funcionan igual que un científico. El científico construye teorías e hipótesis y las contrasta con la realidad por medio de experimentos de laboratorio. Si los resultados apoyan la teoría, la mantiene. En caso contrario, tendrá que rechazarla o modificarla, y volver a comprobarla”.<br /><br />
El método científico descripto se conoce también como de “prueba y error”, siendo el error la diferencia detectada entre la descripción hecha y la realidad. Aunque no todos utilizan a la realidad como referencia, como antes se dijo, sino también las opiniones de otras personas, o de uno mismo, especialmente cuando se trata de temas como religión, filosofía o política.<br /><br />
Un avance importante, en materia cognitiva, se ha establecido a través de los aportes de Daniel Kahneman, quien considera al pensamiento humano dividido en uno rápido y en uno lento. Al segundo se lo puede asociar al pensamiento emergente del neocórtex, la última parte incorporada a nuestro cerebro en el proceso de la evolución biológica, mientras que el pensamiento lento provendría esencialmente de nuestro cerebro límbico, asociado al origen de nuestro aspecto emocional.<br /><br />
Es oportuno destacar que la postura científica se identifica con aquella adoptada por la religión natural, ya que supone la existencia de un universo completamente regido por leyes naturales invariantes. A partir de tales leyes, puede extraerse una ética elemental e incluso un sentido objetivo de la vida. Posiblemente estemos llegando a una época en que religión y ciencia puedan marchar juntas y, por ello mismo, se espera una unificación de las distintas religiones con el simultáneo cese de los conflictos y antagonismos generados desde ese ámbito cultural.</b>
Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-46171485838158853792012-04-16T05:48:00.000-07:002015-03-10T07:25:58.055-07:00Motivaciones y acción<span style="font-weight:bold;"><br />Algunos de los conceptos más importantes de la psicología, que han promovido la realización de teorías parciales, son: el sentido de la vida, la motivación, la acción, la ética y la felicidad. Veremos que es posible considerarlos juntos y en un mismo esquema. <br /><br />Primeramente consideraremos el caso individual en el cual un objetivo personal promueve una motivación para su logro. Tal motivación es el requisito previo a la acción, la cual estará caracterizada por decisiones que favorecen el logro del objetivo y aquellas que se oponen al mismo. El grado de satisfacción que nos brinda nuestra tarea en función de la búsqueda del objetivo, como del objetivo mismo una vez alcanzado, será una medida de que el mismo fue bien elegido, o si habrá que replantearlo en el futuro.<br /><br />Como ejemplo de este tipo de elección tenemos el caso de una carrera universitaria o bien de una profesión. El objetivo ha sido elegido en función de cierta satisfacción personal que se espera disfrutar tanto en el periodo de estudios como en el posterior ejercicio de la profesión. Si la satisfacción esperada se transforma en una tarea poco grata, habremos de considerar la posibilidad de buscar otra actividad afín a nuestra personalidad. Podemos, entonces, hacer un esquema que liga los aspectos mencionados:<br /><br />Objetivo → Motivación → Acción → Grado de satisfacción personal<br /><br />Como este proceso resulta ser en realidad un sistema realimentado, falta agregar el vínculo entre lo que se logra (Grado de satisfacción personal) con aquello que se ha pretendido lograr (Grado de satisfacción asociado a la búsqueda y al logro del objetivo). Para ello se establece una comparación entre los mismos (restándolos) para que la diferencia actué sobre la motivación y se continúe nuevamente con la secuencia anterior.<br /><br />Lo interesante de este modelo descriptivo elemental es que puede generalizarse para aquellos objetivos que trascienden a los individuos y que atañen a toda la humanidad. Supondremos que existe un objetivo personal general que está en función del sentido del universo, por lo que nuestro esquema esta vez adoptará la siguiente forma:<br /><br />Sentido del universo → Motivación → Acción (ética) → Nivel de felicidad<br /><br />Siendo realimentado este Nivel de felicidad para ser comparado con el Sentido del universo (o la felicidad esperada en su búsqueda y adaptación). <br /><br />Hay quienes opinan que el hombre debe buscar los “pequeños objetivos” para, luego, una vez logrados, buscar los principales. Abraham H. Maslow escribió: “Conviene, por lo tanto, designar estos motivos y necesidades «superiores» de las personas autorrealizadas con el término de «metanecesidades», así como diferenciar la categoría de motivación de la categoría de «metamotivación»”. “Ahora está más claro para mí que la gratificación de las necesidades básicas no es una condición suficiente para la metamotivación, aunque puede ser una precondición necesaria”. “Parece que la metamotivación no resulta automáticamente de la satisfacción de las necesidades básicas” (De “La personalidad creadora”-Editorial Kairós-Barcelona 2005).<br /><br />Desde el cristianismo se propone el logro simultáneo de los grandes y de los pequeños objetivos. Ello se debe a que el amor al prójimo no es sólo una meta a lograr una vez satisfechas las necesidades primarias de alimentos y vivienda, ya que, incluso, todo niño pequeño, o el simple animalito doméstico, necesitan estar satisfechos tanto del afecto recibido como de las demás necesidades básicas mencionadas, ya que su total ausencia significará una muerte segura. De ahí que Cristo sugería: “Busca primeramente el Reino de Dios y su justicia, que lo demás se os dará por añadidura”.<br /><br />El hombre se encuentra, por lo general, a mitad de camino entre una vida orientada por una finalidad o bien por una vida carente de objetivos. Entre las diferencias esenciales que existe entre la vida inteligente y las restantes formas de vida, encontramos la necesidad de la búsqueda, en el primer caso, de una finalidad, o de un sentido, que oriente todas y cada una de nuestras acciones. Pierre Teilhard de Chardin escribió: “El hombre es el único animal en la escala zoológica que tiene que trazar su destino”.<br /><br />En cuanto a la motivación, existen varias teorías psicológicas propuestas, aunque lo importante es establecer una teoría de la motivación junto a una teoría de la acción que permitan lograr cierta finalidad objetiva asociada al propio orden natural. Respecto de la acción, puede decirse que implica una ética y es una condición tanto emocional como cognitiva. Se conoce el objetivo y luego, emocionalmente, se favorece la acción conducente al logro de ese objetivo. La ética consiste esencialmente en conocer las acciones que favorecen el logro del objetivo como de aquellas que se oponen a ese logro. Víktor E. Frankl escribió: “Tarde o temprano nos veremos obligados, no ya a moralizar, sino a ontologizar la moral; habrá que definir el bien y el mal, no como algo que debamos o no hacer, sino el bien como aquello que favorece la realización del sentido que encomienda a un ente y se le elige, y el mal como aquello que impide su realización” (De “El hombre doliente”-Editorial Herder SA-Barcelona 1987). <br /><br />Puede decirse que los problemas políticos y económicos, y no sólo los sociales, tienen también que ver con la ausencia de un sentido de la vida adoptado masivamente y en concordancia con el objetivo implícito en el espíritu de la ley natural. Así, tanto la sociedad de consumo como el totalitarismo estarían vinculados al vacío existencial. Víktor E. Frankl escribió: “En cuanto a las causas que provocan el vacío existencial, cabe enumerar dos: la pérdida del instinto y la pérdida de la tradición. Los instintos no dicen al hombre, contrariamente al animal, lo que debe hacer; las tradiciones tampoco dicen al hombre actual cuáles son sus deberes; y muchas veces éste parece no saber lo que quiere. Entonces se siente tentado a querer lo que los demás hacen o a hacer lo que los demás quieren. En el primer caso topamos con el conformismo y en el segundo con el totalitarismo”.<br /><br />En el caso de la religión, vemos que en ella aparece, como objetivo del universo, la voluntad del Creador. El individuo que cree firmemente en ese Dios Creador, adquiere suficiente motivación para responder eficazmente a la ética propuesta por el profeta o por el enviado de ese Dios. Lo opuesto lo tenemos en el caso del que adopta una actitud nihilista negando toda posible existencia de un sentido del universo y, luego, del sentido de la vida individual, siendo posible que no tenga suficientes motivaciones para realizar su vida ya que podrá faltarle la “fuerza de la fe”. <br /><br />La finalidad adoptada en la mayor parte de los planteos provenientes de la ciencia experimental, es la adaptación del hombre al orden natural. En esa adaptación distinguimos una evolución biológica y también una evolución cultural, propia esta última de la vida inteligente. Ambos tipos de evolución responden al aumento de la complejidad, medida por la información asociada a todo organismo, y al aumento de su grado de conciencia, que ha de ser el conocimiento que el ser viviente tiene respecto de esa información. Podemos hacer una síntesis:<br /><br />(Adaptación = Evolución Biológica + Evolución cultural) → (Complejidad + Conciencia)<br /><br />La búsqueda de objetivos que orientarán nuestra vida nos indica una evidente influencia del futuro. En caso de no existir esa proyección, el hombre pierde motivaciones y reduce sus estímulos para el accionar cotidiano, posiblemente hasta caer en estados depresivos.</span>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-91585905784804199622011-11-24T10:33:00.000-08:002011-11-24T10:38:25.151-08:00La evolución cultural y el orden natural<span style="font-weight:bold;"><br /><br />Para tener una visión unificada de las distintas ciencias sociales es necesario tener presente el proceso de la evolución cultural. Así como existe una evolución biológica, mediante la cual adquirimos mayores niveles de adaptación, existe un proceso de adaptación adicional reservado a la vida inteligente y que conocemos como evolución cultural, que está ligada a la información que adquirimos acerca del orden natural y a la posterior interpretación que le damos a la misma.<br /><br />Nuestra adaptación progresiva consiste en lograr cada vez mayor aptitud para la vida en sociedad teniendo presentes las leyes impuestas por la naturaleza. Desde un punto de vista científico, se supone que todo lo existente está regido por leyes naturales invariantes, de donde podemos hablar de cierto orden natural; ya que, si no existiesen leyes, no existiría orden, sino caos. Incluso puede hablarse de una finalidad aparente, o implícita, en dicho orden, que forma parte de la descripción que hacemos del mismo. Mons. Adolfo Tortolo escribió: <br /><br />“El orden natural es inviolable por su propia naturaleza. La actitud del hombre debe ser de total acatamiento. La vulneración de este orden introduce un tipo de violencia interior, cuya víctima inmediata es el mismo hombre que vulnera el orden”. <br /><br />“El acatamiento, la fidelidad a las exigencias del orden natural, en definitiva son formas de acatamiento a Dios y de aceptación de su Voluntad. Acatamiento que perfecciona al individuo y lo libera de servidumbres” (Del Prólogo de “El orden natural”-Carlos A. Sacheri-Ediciones del Cruzamante-Buenos Aires 1980).<br /><br />El concepto de orden natural forma parte tanto del ámbito científico como de la religión, presuponiendo que la ley natural que estudia la ciencia es la ley de Dios estudiada por la religión. Incluso la aparente finalidad que desde la ciencia se asocia al orden natural puede coincidir con la Voluntad del Creador en el lenguaje y la simbología de la religión.<br /><br />Ante la presión que nos impone el conjunto de leyes de la naturaleza, para adaptarnos al orden natural, el hombre responde estableciendo un orden social, económico y político. Todo desajuste respecto de la finalidad implícita en aquél, se traducirá en sufrimientos a nivel individual y en crisis a nivel social. Podemos establecer una igualdad matemática para expresar la idea con mayor precisión:<br /><br />Orden natural = Orden social + Orden económico + Orden político<br /><br />En realidad, hemos definido cierto sistema autorregulado, o de realimentación negativa, en el cual el orden natural es el objetivo a lograr, mientras que se obtienen en realidad los órdenes social, económico y político. Quienes tienen a cargo el proceso de la adaptación cultural (científicos, filósofos, religiosos) comparan de alguna forma los órdenes logrados en la práctica, con el objetivo que se pretende lograr (orden natural) y, si la diferencia es grande, proponen mejorar tanto el orden social, como el económico y el político, para reducir el error y lograr un mejor nivel de adaptación cultural. De ahí que el signo igual sólo tiene validez para una adaptación cultural plena, lo que podrá darse sólo en un futuro lejano, o quizás no tan lejano.<br /><br />Así como la existencia de leyes naturales invariantes es la característica esencial que hemos asociado al orden natural, podemos preguntarnos por la esencia de los órdenes restantes. En el caso del orden social podemos caracterizarlo a través de la ética imperante, mientras que su mejora vendrá del logro de una ética natural objetiva que, de alguna manera y con el tiempo, predominará en toda sociedad.<br /><br />A partir de la Psicología de las actitudes, en el marco de la Psicología Social, encontramos actitudes cooperativas y competitivas, como el amor en el primer grupo y el odio en el segundo, con actitudes de indiferencia como el egoísmo y la negligencia. A partir de ellas aparece la sugerencia práctica para que prevalezca la cooperación sobre la competencia: Trata de compartir las penas y las alegrías de tus semejantes como si fuesen propias, que es otra forma de expresar al “amarás al prójimo como a ti mismo” que es la base de la ética cristiana. Luego, puede decirse que disponemos de una ética natural y objetiva que puede entrar en el ámbito de las ciencias sociales.<br /><br />En el caso del orden económico, disponemos del proceso autorregulado del mercado, el cual constituye el proceso básico estudiado por la ciencia económica. Es oportuno mencionar una analogía establecida por el economista Álvaro Alsogaray entre el proceso del mercado y el sistema nervioso central en el ser humano. Al respecto escribió: <br /><br />“El organismo humano tiene dos sistemas nerviosos: el neurovegetativo y el central. El primero regula espontáneamente la vida vegetativa. Es el responsable de que todo ese maravilloso mecanismo que es el cuerpo humano funcione y se desarrolle de la mejor manera posible. Y no necesita prácticamente de ningún impulso consciente para cumplir su función”. <br /><br />“El sistema central, en cambio, se despreocupa de la vida vegetativa; no interviene, por ejemplo, en la regulación de la temperatura, ni en la respiración, ni en los latidos del corazón, ni coordina tampoco las innumerables interacciones que se producen. Pero tiene en cambio que ver con las decisiones de los seres humanos en su calidad y dignidad de tales y no simplemente de organismos vivos”. <br /><br />“De la misma manera que el sistema neurovegetativo, el Mercado regula espontáneamente el funcionamiento del cuerpo social. Los hombres quedan así libres para dedicarse, conscientemente, a finalidades de otro orden que emanan de su carácter de seres inteligentes, dotados de una vida psíquica espiritual que influye sobre la organización de la sociedad. Si se extiende esta comparación se encontrarán muchas otras similitudes que ayudan a comprender la esencia del problema” (De “Bases para la acción política futura”-Editorial Atlántida-Buenos Aires 1969).<br /><br />En cuanto al orden político, disponemos de la democracia, que también ha sido descripta como un sistema autorregulado. En ella, los distintos políticos compiten para lograr la mayor cantidad de votos en forma similar a cómo los empresarios compiten entre ellos tratando de lograr la mayor cantidad de clientes.<br />Podemos establecer otra igualdad, derivada de la anterior, en la cual se hace énfasis en los atributos principales asociados a cada tipo de orden:<br /><br />Ley natural invariante = Ética natural objetiva + Mercado + Democracia<br /><br />Debe aclararse que se considera como ley natural al vínculo permanente entre causas y efectos, y no a las leyes que provienen del derecho natural, como podría suponerse. Además, es posible que la ética natural también sea un proceso autorregulado como lo son el mercado y la democracia. Así, la conciencia individual actúa como un órgano de adaptación social por medio del cual somos capaces de ubicarnos en el lugar de otra persona para advertir su estado de felicidad o de sufrimiento. Si nuestras acciones producen sufrimiento en los demás, surgirá también un cargo de conciencia interior que tenderá a corregir nuestra actitud, siendo éste un indicio de que el proceso ético admite cierta autorregulación.<br /><br />Podemos sintetizar la idea considerando que el proceso adaptativo al orden natural se comporta, desde el punto de vista del hombre, como un sistema complejo adaptativo de la misma forma en que lo hacen el orden social, el económico y el político. Como dependen, para su efectividad, de la actitud cooperativa prevaleciente en el ser humano, todos estos sistemas funcionarán aceptablemente, o no, en forma simultánea, porque en definitiva dependen de las actitudes predominantes en cada uno de los individuos que componen a la humanidad. <br /><br />Una vez obtenida la igualdad anterior, podemos deducir las características de las tendencias o ideologías opuestas, representadas en otra igualdad en la que se colocan términos opuestos a los anteriores, respectivamente. En ella podemos observar que, por lo general, bajo ciertas ideologías, existe una adhesión simultánea a todos los términos que aparecen:<br /><br />Caos natural = Ética artificial subjetiva + Socialismo + Totalitarismo<br /><br />Por lo general, quien rechaza la existencia de un orden natural, supone que nuestro universo carece de un sentido objetivo. Si no existe un orden natural, ese vacío debe llenarse con un “orden artificial” creado por el hombre sin referencia exterior alguna. De ahí que se rechaza toda ética que pretenda ser objetiva ya que se adhiere al relativismo moral, aunque no se descarta la posibilidad de proponer una ética particular. Se rechaza la existencia del proceso autorregulado del mercado y se es partidario de un ordenamiento económico planificado, o artificial. Además, se tiende a promover regímenes políticos totalitarios que se oponen a la democracia. Nótese que los principales opositores a la religión, a la economía de mercado y a la democracia, en forma conjunta, han sido fascistas, nazis y comunistas. Las grandes catástrofes sociales están ligadas a personajes como Hitler, Stalin, Lenin, Mao, etc., precisamente quienes se oponen al proceso de adaptación cultural descripto previamente. En la actualidad, estas tendencias siguen teniendo vigencia, si bien ocultas bajo distintos disfraces humanistas.<br /><br />Si tenemos presentes al orden natural, surge la sensación de que existe un gobierno de las leyes naturales sobre el hombre y es a ellas a las que debemos respetar primeramente, si bien las leyes humanas, provenientes del Derecho, por lo general las han de tener en cuenta. De esa manera evitaremos tanto el gobierno directo del hombre sobre el hombre, especialmente bajo sistemas totalitarios, o bien el ejercido por los denominados representantes de Dios de las distintas religiones. De ahí que el verdadero gobierno de Dios sobre el hombre habrá de establecerse a través de la contemplación de las leyes naturales que rigen todo el universo, especialmente las que regulan nuestro comportamiento individual y social. Carlos A Sacheri escribió: <br /><br />“El derecho natural es captado espontáneamente por la conciencia moral del individuo; desde la infancia vamos viendo el contenido concreto de las normas naturales, reconociendo la malicia del robo y la mentira, por una parte, y por la otra, la bondad de la lealtad, del heroísmo, del afecto, de la vida, de la propiedad, etc.”</span>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-78535399978819495112011-08-12T04:39:00.000-07:002011-08-12T04:42:24.233-07:00Personalidad y actitud característica<span style="font-weight:bold;">Mientras que la psicología trata de establecer una adecuada descripción del individuo buscando una mejor adaptación al orden social, la psiquiatría estudia las desviaciones de su conducta normal de manera de permitirle restablecer cierta estabilidad psíquica. Lo que caracteriza tal conducta, tanto desde el punto de vista emocional como racional, es aquel aspecto que conocemos bajo el nombre de personalidad. Gordon W. Allport escribió: “El descubrimiento de la personalidad es uno de los acontecimientos de la psicología más destacados del siglo actual [se refería al siglo XX]. La personalidad, dejando de lado todo lo demás que pueda ser, constituye la unidad fundamental y concreta de la vida mental que tiene formas categóricamente singulares e individuales. En el transcurso de los siglos los hombres no dejaron de describir y explorar este fenómeno de la personalidad individual” (De “Qué es la personalidad”-Editorial Siglo Veinte-Buenos Aires-1961)
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<br />Desde el conjunto de las ciencias humanas y sociales debe lograrse una teoría capaz de establecer vínculos entre las diversas teorías de la personalidad propuestas, como así también deberá permitir establecer vínculos directos con el creciente caudal de conocimientos que aporta la neurociencia. Desde esta ciencia ha podido ubicarse la zona del cerebro capaz de darnos, a cada uno de nosotros, nuestras características únicas e irrepetibles. Elkhonon Goldberg escribió: “En este libro exploro la parte de su cerebro que le hace a usted quien es y define su identidad, que encierra sus impulsos, sus ambiciones, su personalidad, su esencia: los lóbulos frontales del cerebro. Si se lesionan otras partes del cerebro, la enfermedad neurológica puede dar como resultado pérdida del lenguaje, memoria, percepción o movimiento. Pero la esencia del individuo, el núcleo de la personalidad, normalmente permanece intacta. Todo esto cambia cuando la enfermedad golpea los lóbulos frontales. Lo que entonces se pierde ya no es un atributo de su mente: es su mente, su núcleo, su yo. Los lóbulos frontales son lo mas específicamente humanas de todas las estructuras, y juegan un papel crítico en el éxito o el fracaso de cualquier empresa humana” (De “El cerebro ejecutivo”-Editorial Crítica SL-Barcelona 2002)
<br />
<br />La psicología social utiliza, entre otros conceptos básicos, el de actitud. Si existe en los distintos individuos una personalidad única e irrepetible, ello implica que también existirá una actitud o respuesta característica que, precisamente, dará al individuo los atributos mencionados. Debe existir, por lo tanto, cierta identidad entre personalidad y actitud característica, identidad posiblemente oscurecida por conceptos definidos en forma poco precisa.
<br />La actitud puede definirse como la relación existente entre respuesta y estimulo. También podemos expresarla según la siguiente igualdad:
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<br />Respuesta = Actitud x Estimulo
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<br />Maurice Reuchlin escribió respecto de la aparición del concepto de actitud: “La actitud ya no era una preparación motriz para la acción. Era un estado del espíritu que inclinaba a una persona a formular cierta opinión o a obrar de cierta manera con respecto a un objeto social (tal como el dinero, los extranjeros, determinada teoría, etc.)” (De “Historia de la Psicología”-Editorial Paidós-Buenos Aires 1959).
<br />En esta expresión podemos identificar al “estado del espíritu” como la actitud, a “obrar de cierta manera” como la respuesta y al “objeto social” como el estimulo.
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<br />Las componentes de la actitud, comunes a todos los hombres, son las afectivas y las cognitivas. La individualidad del hombre surgiría entonces del agregado de tales componentes en ciertas proporciones irrepetibles, en forma similar a lo que ocurre en el ámbito biológico con el ADN. Incluso si nacieran dos individuos completamente idénticos, las distintas circunstancias de sus vidas harían que el contenido de información grabado en sus respectivas memorias fuese distinto, por lo que también seria distinta su respuesta o actitud característica.
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<br />Las componentes afectivas, o emocionales, de la actitud, son el amor, el odio, el egoísmo y la indiferencia, mientras que las componentes cognitivas consisten en la referencia adoptada para establecer el proceso de prueba y error, es decir, podría ser la realidad, la opinión propia, la opinión de otros hombres o bien lo que opina la mayoría. A partir de estas componentes afectivas y cognitivas adoptadas, surge una “teoría de la personalidad” proveniente de la psicología social.
<br />
<br />Es oportuno mencionar que la empatía, estudiada también en neurociencia, admite componentes similares, de donde puede establecerse el vínculo entre psicología de la personalidad y neurociencia, como antes se mencionó. Luis Moya Albiol escribe:
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<br />“La empatía se conforma de dos componentes: uno de naturaleza cognitiva, otro de naturaleza emocional. El primero se relaciona con la capacidad de una persona para comprender y abstraer los procesos mentales de otro individuo. El segundo se refiere al acercamiento de un sujeto al estado emocional de otro, así como a las reacciones que ello provoca”.
<br />
<br />“El descubrimiento de las «neuronas espejo» (neuronas que se activan al observar un estado motor, perceptivo o emocional de otro individuo) ha facilitado avanzar en la comprensión del modus operandi del cerebro empático”.
<br />
<br />“Hallazgos recientes en primates no humanos muestran que las neuronas espejo no sólo se relacionan con la representación de la acción, sino que también facilitan la comprensión de los otros y sus intenciones, lo que estaría muy relacionado con el componente cognitivo de la empatía” (De “Mente y Cerebro”-Editorial Prensa Científica SA-Marzo-Abril 2011-Barcelona).
<br />
<br />Otro aspecto importante a considerar es el vínculo existente entre personalidad y cultura. Así como se encontró un fundamento de la personalidad, desde la psicología social, es necesario encontrar un fundamento de la cultura. Y ello resulta posible a partir del concepto de mentalidad generalizada de la sociedad. William McDougall escribió: “Al estudiar los principios de la psicología colectiva, hemos de comenzar con las más simples formas de asociación humana y animal; pues aunque corresponde anotar que sólo los grupos humanos más altamente desarrollados manifiestan una mente colectiva, también los grupos de bajo nivel de organización exhiben en forma relativamente simple los modos de influencia reciproca entre grupo e individuo esenciales para la existencia de la mente colectiva” (De “Introducción a la Psicología”-Editorial Paidós-Buenos Aires 1961).
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<br />Si bien la mente colectiva, o generalizada, no existe en ningún lugar del espacio, la interacción e influencia reciproca entre los distintos individuos en sociedad, permiten establecer descripciones aceptables considerando tal concepto. De ahí que la cultura de los pueblos, como consecuencia de las ideas básicas que existen en sus individuos, puede estar estrechamente vinculada, incluso materializada, en tal mentalidad generalizada. Joseph Nuttin escribió:
<br />
<br />“Otro punto de vista en antropología cultural ha puesto en evidencia la interacción entre la personalidad y la cultura: en lugar de estudiar la influencia de la cultura sobre la personalidad, se demuestra que los rasgos de personalidad de un pueblo determinan las particularidades de su cultura. Así, por ejemplo, se ha demostrado que algunas características típicas de ciertas culturas se explican fácilmente partiendo de ciertas formas o rasgos de personalidad predominantes en un grupo determinado”.
<br />
<br />“Cuando Linton y Kardiner comenzaron a estudiar la cultura y la personalidad, no ya en una u otra forma especial de sus manifestaciones, sino como estructuras de conjunto, pusieron de relieve la continuidad de la personalidad a través de su desarrollo, y, en consecuencia, la relación entre las experiencias de la primera infancia y los rasgos de carácter de la persona adulta”.
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<br />“Esta configuración de la personalidad que será más o menos común a los miembros de una misma sociedad, en virtud de las similares experiencias infantiles, es denominada por estos autores personalidad básica. Se trata de ese componente fundamental, esa armazón más o menos idéntica, que subtiende las formas concretas más individualizadas de la personalidad” (De “La estructura de la personalidad”-Editorial Kapeluz SA-Buenos Aires 1968).
<br />
<br />Existe también una relación entre las definiciones de cultura y personalidad. Anthony F. C. Wallace escribió: “La más famosa definición de cultura pertenece a Taylor: «Cultura es ese todo complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, costumbres y cualquier otra aptitud o hábito adquirido por el hombre como miembro de la sociedad»”. Prosigue: “Si en ella sustituimos la palabra «cultura» por «personalidad», y «hombre» por «individuo», servirá también como una pasable definición de personalidad” (De “Cultura y personalidad”-Buenos Aires 1963). Entonces tendremos: “Personalidad es ese todo complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, costumbres y cualquier otra aptitud o hábito adquirido por el individuo como miembro de la sociedad”.
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<br />La mejora de las sociedades provendrá de una mejora cultural, por lo que quedará materializada en una mejora de la mentalidad generalizada predominante. La idea básica será la de que existe un orden natural inmanente al cual nos debemos adaptar. Esta idea es esencialmente similar a la creencia en un Dios trascendente que impone sus leyes a los hombres. La manera en que podrá generalizarse la religión será a través de la religión natural, que podrá contar con el fundamento de la ciencia experimental.
<br />
<br />Debemos tener presente que el hombre posee atributos éticos, intelectuales y estéticos, de ahí que dedicar todos nuestros esfuerzos al bienestar de nuestro cuerpo, relegando los demás atributos, significa adoptar la personalidad el hombre mutilado, incapaz de lograr niveles aceptables de felicidad.
<br />La sociedad de consumo resulta ser así como un cuerpo sin alma, sin objetivos trascendentes y que, a la corta o a la larga, cae en severas crisis sociales y económicas o bien perdura en un nivel de pobreza y mediocridad general.
<br /></span>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-75744405376231559612011-06-23T15:37:00.000-07:002015-03-10T07:10:05.446-07:00La ciencia como sistema complejo adaptativo<strong>Toda ciencia se construye a partir de leyes naturales, es decir, tiene como principal objetivo la descripción de los vínculos permanentes entre causas y efectos que existen en la naturaleza. Estos vínculos han sido asociados a las funciones matemáticas estableciéndose así un poderoso método de descripción que se emplea tanto en las ciencias naturales como en las ciencias sociales. Como ejemplo de ley natural causal podemos mencionar a las leyes básicas del mercado:<br /><br />a- Cuando aumenta el precio de un producto, disminuye su demanda (por parte de los consumidores). <br />b- Cuando aumenta el precio de un producto, aumenta su oferta (por parte de los productores).<br /><br />Además de este tipo de ley natural, existen también los “sistemas complejos adaptativos”, que en realidad son sistemas de realimentación negativa. En ellos, los efectos controlan (retroactivamente) a las causas que los producen buscando cierta estabilidad asociada a un determinado objetivo.<br /><br />Siguiendo con el ejemplo anterior, y teniendo presente que el aumento de la oferta tiende a presionar al precio a disminuir, mientras que el aumento de la demanda tiende a presionarlo a subir, tenemos que la diferencia entre la oferta y la demanda actúa como un lazo de realimentación que tiende a estabilizar el precio determinando también una oferta y una demanda estabilizadas. Podemos hacer una síntesis de los procesos mencionados:<br /><br />1) Sistemas simples: las causas producen efectos<br /><br />2) Sistemas complejos adaptativos: las causas son controladas por los efectos (retroactivamente) en la búsqueda de cierto objetivo (bajo una condición de estabilidad).<br /><br />Tanto los sistemas simples como los complejos admiten una relación del tipo respuesta/estímulo que ha de caracterizar su comportamiento. <br />Los sistemas complejos adaptativos tienen la particularidad de adquirir información del medio que lo rodea. Así, los seres vivientes encuentran regularidades y establecen modelos descriptivos teniendo presente una posterior adaptación. Si existen diferencias apreciables entre el modelo elaborado y la realidad, proponen otros modelos para que se reduzcan esas diferencias. Si se elabora más de un modelo, se considera que compiten hasta que, mediante una selección, se elige a uno de ellos.<br /><br />Como un ejemplo adicional podemos mencionar el proceso de adaptación cultural del hombre respecto del orden natural. En este caso podemos presuponer la existencia de un sistema complejo adaptativo que tiene como objetivo nuestra adaptación a las leyes que conforman el orden natural (si existen leyes, podemos hablar de la existencia de cierto orden).<br /><br />Como, por lo general, es grande la diferencia entre el hombre en proceso de adaptación y el hombre totalmente adaptado, debemos aumentar nuestro nivel de conocimientos para reducir esa diferencia. Esta tendencia está asociada al “principio de complejidad-conciencia” propuesto por Pierre Teilhard de Chardin. A mayor información, mayor adaptación y mayor nivel de conciencia en el ser humano.<br /><br />En cuanto al lazo de realimentación, que tiene presente el objetivo (plena adaptación) y lo compara con el estado real del hombre (en proceso adaptativo) podemos considerar a los profetas y a los filósofos, que dan sugerencias éticas tratando de acercarnos al objetivo aparente que genera y motiva el proceso de adaptación cultural de la humanidad. <br /><br />Con todo ello vemos la potencia del método. Si deseamos hablar sobre filosofía de la historia, o acerca de la finalidad aparente del universo, debemos basar nuestra discusión en un sistema complejo adaptativo similar al descripto. Si adoptamos este procedimiento es posible pasar de la filosofía de la historia a la ciencia de la historia. Podemos decir que, si las ciencias sociales aspiran a mejorar tanto en su nivel de precisión como en su grado de eficacia, se deberán tener presentes, además de las leyes causales, a los sistemas complejos adaptativos.<br /><br />En cuanto a la ciencia experimental, podemos también considerarla como un sistema realimentado. Si denominamos como R a la realidad existente, o a una parte de ella, mientras que con M(t) designamos a los modelos establecidos para su adecuada descripción, tenemos presente que R no cambia en el tiempo (leyes naturales invariantes) mientras que los modelos propuestos sí han de cambiar. <br /><br />El lazo de realimentación será el individuo capaz de observar tanto a R como a M(t) para efectuar su comparación determinado el error existente, es decir: Error = R − M(t). Esta es la esencia del método experimental por cuanto tal error será determinado en forma experimental. La magnitud del error indicará al científico si debe aceptar el modelo propuesto, mejorarlo o bien reemplazarlo por otro. <br /><br />Este proceso, conocido como de “prueba y error”, es la base de una posterior teoría del conocimiento. Karl Popper escribió: <br /><br />“Aunque he limitado mi discusión al desarrollo del conocimiento en la ciencia, mis observaciones son también aplicables, creo que sin muchos cambios, al desarrollo del conocimiento precientífico, es decir, a la manera general en que los hombres, e incluso los animales, adquieren nuevos conocimientos fácticos acerca del mundo. El método de aprendizaje de ensayo y error –de aprender de nuestros errores- parece ser fundamentalmente el mismo, ya sea practicado por animales más o menos desarrollados, por chimpancés o por hombres de ciencia. Mi interés no se dirige meramente a la teoría del conocimiento científico, sino más bien a la teoría del conocimiento en general. Ahora bien, el estudio del desarrollo del conocimiento científico es, creo, la manera más fructífera de estudiar el desarrollo del conocimiento en general. Puede decirse que el desarrollo del conocimiento científico es el desarrollo del conocimiento humano ordinario amplificado” (De “Conjeturas y refutaciones”-Editorial Paidós SA-Barcelona 2001). <br /><br />El conocimiento individual opera bajo el mismo principio adoptado por la ciencia experimental, que podemos sintetizar en la siguiente secuencia:<br /><br />a) Encontrar regularidades acerca del medio a describir (leyes)<br />b) Establecer modelos tentativos<br />c) Comparar dichos modelos con la realidad descripta<br />d) Si la diferencia es grande, volver al primer paso o al segundo tratando de reducir el error.<br />e) Rechazar los modelos que presenten mayores errores.<br /><br />En cuanto al comportamiento social del hombre, R será esta vez el conjunto de aspectos inherentes a nuestra esencia humana, también regido por leyes naturales, mientras que M(t) serán los modelos establecidos para su descripción (dentro del ámbito de la psicología, principalmente). A partir de la descripción hecha, se habrá de sugerir una acción concreta que modifique, al menos en parte, nuestra actitud característica, o nuestra visión respecto de la vida. Podemos decir que existirá entre las ciencias sociales y las sugerencias éticas concretas una relación similar a la existente entre ciencia y tecnología. Así, una teoría científica describe leyes naturales, mientras que la tecnología propone soluciones para una mejor adaptación a partir del conocimiento de tales leyes, mientras que una teoría del conocimiento describe leyes, asociadas esta vez a nuestro comportamiento, mientras que una teoría de la acción ética propone un comportamiento adecuado para una mejor adaptación.<br /><br />Hemos visto que tanto la economía, como el proceso de la evolución cultural, como la ciencia experimental, el propio proceso del conocimiento individual y la mejora ética derivan, en principio, de adecuadas descripciones de sistemas complejos adaptativos, por lo cual es conveniente tenerlos presentes a la hora de establecer teorías en el ámbito de las ciencias sociales. Murray Gell-Mann escribió: <br /><br />“La investigación en las ciencias de la complejidad, no sólo intenta desentrañar el significado de lo simple y lo complejo, sino también las semejanzas y diferencias entre los sistemas complejos adaptativos implicados en procesos tan diversos como el origen de la vida, la evolución biológica, la dinámica de los ecosistemas, el sistema inmunitario de los mamíferos, el aprendizaje y los procesos mentales de los animales (incluido el hombre), la evolución de las sociedades humanas, el comportamiento de los inversores en los mercados financieros y el empleo de programas y/o equipos informáticos diseñados para desarrollar estrategias o hacer predicciones basadas en observaciones previas”.<br /><br />“Lo que tienen en común todos estos procesos es la existencia de un sistema complejo adaptativo que adquiere información acerca tanto de su entorno como de la interacción entre el propio sistema y dicho entorno, identificando regularidades, condensándolas en una especie de «esquema» o modelo y actuando en el mundo real sobre la base de dicho esquema. En cada caso hay diversos esquemas en competencia, y los resultados de la acción en el mundo real influyen de modo retroactivo en dicha competencia” (De “El Quark y el Jaguar” Tusquets Editores SA – Barcelona 1995)<br /><br />En cuanto al controvertido tema de la competencia entre seres humanos, promovida a veces, y rechazada otras veces, podemos decir que las decisiones humanas que promueven una mejor adaptación harán uso de una selección o competencia cooperativa, mientras que las acciones que apuntan a vencer a otros hombres sin que exista algún tipo de mejora adaptativa, harán uso de una competencia destructiva.<br /> </strong>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-54181188008179453352011-04-22T14:54:00.000-07:002011-04-22T14:58:17.392-07:00Actitud, valores y deducciones<strong>Es deseable disponer, en las ciencias sociales, de algún concepto unificador que permita deducir la mayor parte de los fenómenos descriptos por aquéllas. Tal parece ser el concepto de actitud, tema central de la psicología social. M. Ginsberg escribió: “El papel de la psicología social es mostrar cómo las estructuras sociales y sus modificaciones influyen sobre la mentalidad de los individuos y los grupos que forman la sociedad; y recíprocamente, cómo el estado mental de los miembros afecta las estructuras sociales”.<br /><br />Si algún aspecto observable puede constituir el punto de partida de sucesivas deducciones, se trata de un axioma que podrá establecer el fundamento de alguna teoría. Además, el concepto de actitud constituye una especie de puente natural entre el individuo y la sociedad, de ahí su gran generalidad. Jean Maisonneuve escribió: <br /><br />“La aparición del concepto de actitud significa un progreso muy importante, porque la actitud, intermediaria entre el plano psicológico y el plano social, traduce la posición de un individuo, miembro de un grupo, frente a un problema colectivo. Por ejemplo, la actitud de Juan o Pedro en su familia, en un juego, o en una reunión política, expresa a la vez una reacción frente a ciertos hechos sociales determinados, y la intención de asumir cierta determinación, cierto rol”.<br /><br />“Pero la actitud es también un concepto colectivo: podemos considerar las actitudes de un grupo frente a otro, de un público frente a una obra de teatro o una película; de un partido o de un sindicato frente a algún problema nacional o internacional. Bajo el aspecto verbal de la opinión, se presta a encuestas y a manipulaciones estadísticas que debían muy pronto alcanzar enorme desarrollo”.<br /><br />“Las ventajas de una noción como la de actitud son múltiples; en primer lugar, libera a los investigadores de controversias entre escuelas sobre problemas tan trillados como los de individuo-sociedad, naturaleza-educación; en segundo lugar, gana en significación concreta, puesto que permite precisar a la vez los individuos estudiados y las situaciones y ambientes en los que se los considera. Por último, al mismo tiempo que es susceptible de un tratamiento cuantitativo simple, la actitud presenta un contenido cualitativo y significativo” (De “Psicología Social”- Editorial Paidós SA-Buenos Aires 1967).<br /><br />Podemos hacer un breve esquema de una descripción del individuo y de la sociedad a través del concepto mencionado de actitud:<br /><br />1- La actitud (y sus componentes) puede considerarse como un punto de partida o axioma.<br />2- La actitud es el vínculo natural entre individuo y grupo social<br />3- Es posible realizar deducciones, a partir de los axiomas, para la descripción de la mayor parte de los fenómenos sociales.<br /><br />El siguiente planteamiento cubriría, en principio, todos los requerimientos de una teoría básica de las ciencias sociales, pero éste no es sino un “esqueleto” básico que debe completarse de una manera adecuada. El presente esquema permite, desde la psicología social, obtener una visión amplia de la sociedad.<br /><br />En cuanto al posterior desarrollo de la teoría, podemos proponer a las componentes afectivas y cognitivas de la actitud, aspectos que pueden ser incluidos de diversas formas según sea la visión particular de cada pensador, si bien es posible que sólo algunas pocas opciones sean las que se ajusten mejor a la realidad. Una de las propuestas es la siguiente:<br /><br />Componentes afectivas: son las posibles respuestas de todo individuo ante la presencia o la referencia de otros individuos: Amor. Odio. Egoísmo. Negligencia.<br /><br />Componentes cognitivas: son las referencias principales sostenidas por todo individuo para la aceptación o el rechazo de un nuevo conocimiento o de una opinión ajena. Esta referencia estará constituida por la propia realidad, la postura de algún líder, la postura propia, lo que opina la mayoría.<br /><br />Si bien estas componentes permiten la deducción de muchos aspectos inherentes al individuo y a la sociedad, deben incluirse algunos valores básicos, que vendrían a ser los objetivos o tendencias generales respecto de lo que cada hombre pretende hacer con su propia vida. Edwin Hollander escribió: <br /><br />“Los gustos, los modales y la moral que nos caracterizan reflejan nuestras actitudes, así como los valores sociales que les sirven de base. La visión que un individuo tiene de su mundo y el modo en que actúa frente a él pueden ser entendidos, en gran medida, observando las actitudes que conforman su campo psicológico”.<br /><br />“Actitudes y valores por igual poseen propiedades que definen lo que se espera y lo que se desea. Cabe concebirlos, por consiguiente, como estados motivacional-perceptuales que dirigen la acción” (De “Principios y métodos de Psicología Social”-Amorrortu Editores SCA-Buenos Aires 1968). <br /><br />Es oportuno mencionar el siguiente párrafo del biólogo Françoise Jacob: “Llevo pues en mí, esculpida desde mi infancia, una especie de estatua interior que da continuidad a mi vida y que es la parte más íntima, el núcleo más duro de mi carácter. Esta estatua la he ido moldeando durante toda la vida. La he ido retocando sin cesar. La he afinado. La he pulido. Mi escoplo y mi cincel son encuentros y combinaciones…” (De “La estatua interior”-Tusquets Editores SA-Barcelona 1989). En este caso hace referencia a la adopción de ciertos valores básicos adoptados desde niño y que luego acrecentará durante el resto de su vida.<br /><br />Para la descripción de los valores adoptados por la mayor parte de los seres humanos, podemos sintetizarlos en los siguientes:<br /><br />Valores: Éticos (Afectivos, que apuntan hacia el Bien). Estéticos (Asociados a la belleza exterior y a las comodidades del cuerpo). Intelectuales (Asociados a la búsqueda de la Verdad). Sin valores (Ausencia de objetivos definidos).<br /><br />Mirando hacia el futuro podemos vislumbrar la realización de estudios en neurociencia sobre los aspectos éticos, estéticos y cognitivos del hombre. El destacado neurocientífico Jean-Pierre Changeux escribió: “Los cursos de los últimos años me permitieron ir más allá y tratar temas que se encuentran en la interfase sensible de las ciencias humanas y la neurociencia. Entre los que más me interesan están la estética, la ética y también la epistemología, cuya «naturalización» se encuentra en curso, pero que sin duda aún tomará muchos años más. Espero que este libro pueda dar al menos una idea de la inmensidad del campo que se abre gracias a la neurociencia contemporánea por sus interacciones con las ciencias humanas y sociales” (De “Sobre lo verdadero, lo bello y el bien”-Katz Editores-Buenos Aires 2010).<br /><br />En cuanto a las deducciones que podrán establecerse luego de explicitarse los principios adoptados, deberán dar respuesta a los interrogantes fundamentales del hombre cuya ignorancia puede seguir acarreando sufrimiento y conflictos. Uno de esos casos lo constituye la “natural bondad” o bien la “natural maldad” del hombre, siendo esta última una creencia que promueve el establecimiento de Estados totalitarios.<br /><br />Considerando las cuatro componentes afectivas de la actitud, podemos afirmar que el hombre dispone tanto de actitudes cooperativas como de competitivas, y que el predominio de una sobre las otras depende de lo que los propios hombres decidan. A lo largo de la historia hemos comprobado que puede predominar tanto la “bondad natural” como la “maldad natural”, por cuanto no es adecuado considerarlas como puntos de partida de una filosofía o de una postura política o económica, ya que existen distintas actitudes básicas en la propia naturaleza humana siendo su predominio algo enteramente decidido por los propios seres humanos. <br /><br />Nótese cómo las posturas extremas de la influencia totalmente preponderante de la herencia genética (a través de la raza) ha fundamentado al totalitarismo nazi, mientras que la influencia totalmente preponderante de la sociedad (a través de las clases sociales) ha fundamentado al totalitarismo marxista. Si tenemos presente que nuestras acciones personales dependen tanto de nuestra herencia como de la influencia del medio social, veremos el serio error que comenten ambas tendencias.<br /><br />Los sistemas colectivistas, que se oponen al individualismo, han propuesto siempre el predominio de la sociedad o de la Nación sobre la integridad y la seguridad personal. El altruismo, como actitud que promueve el sacrificio personal por el bien prioritario de la sociedad o de la Nación, no forma parte de ninguna actitud natural y ahí seguramente radica una de las causas de los pobres resultados logrados por las tendencias totalitarias.<br /><br />También es objeto de controversia la preponderancia del individuo sobre la sociedad o bien la preponderancia de la sociedad sobre el individuo. Es indudable de que existe una influencia en ambos sentidos pero, si deseamos mejorar tanto la individuo como a la sociedad, resulta evidente que debemos hacer prevalecer nuestras actitudes cooperativas, adoptar como referencia a la propia realidad y tener una equilibrada ambición de valores personales, es decir, éticos, estéticos y culturales, sin dejar de lado ninguno de ellos. </strong>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4845110501197650700.post-36816827639233814112010-11-22T12:42:00.000-08:002010-11-22T12:45:17.294-08:00¿ Hacia una teoría social única ?<strong>En épocas pasadas, el conocimiento existente formaba parte de alguna de las ramas de la filosofía. El progresivo avance de la ciencia fue limitando paulatinamente sus alcances.<br /><br />Así como algunos filósofos establecieron sistemas completos, o sistemas de conocimientos ordenados y sustentados en algunos principios, o supuestos básicos, en nuestra época ha de ser posible establecer un “sistema científico”, es decir, una teoría general de las ciencias sociales que sea compatible con el conocimiento aportado por las distintas ramas de la ciencia experimental.<br /><br />Además, es de esperar que en el futuro no sólo sea compatible con ese conocimiento, sino que lo incluya como parte de tal teoría.<br /><br />¿Qué debe incluir tal teoría?<br /><br />Immanuel Kant escribió: “Toda filosofía es teórica o práctica. La filosofía teórica es la regla del conocimiento; la filosofía práctica es la regla del comportamiento en lo que atañe al libre albedrío” (De “Lecciones de Ėtica”). En esta expresión aparecen los dos grandes temas de la filosofía y de las ciencias sociales: <br /><br />a) Teoría del conocimiento<br />b) Teoría de la acción ética.<br /><br />De ahí que una teoría general de las ciencias sociales deba partir de principios simples, accesibles a la observación directa, que abarquen estos dos aspectos básicos del comportamiento humano. <br /><br />La respuesta de la Psicología Social<br /><br />Algunos autores definen a la Psicología Social como “el estudio científico de la actitud”, siendo la actitud la respuesta característica de cada individuo ante diferentes estímulos y que, además, materializa lo que comúnmente denominamos “personalidad”. <br /><br />Podemos mencionar la definición establecida por F. H. Allport: “Una actitud es una disposición mental y neurológica, que se organiza a partir de la experiencia que ejerce influencia directriz o dinámica sobre las reacciones del individuo respecto de todos los objetos y a todas las situaciones que les corresponden”.<br /><br />Es oportuno mencionar que la actitud característica presenta dos componentes principales:<br /><br />a) Componentes afectivas<br />b) Componentes cognitivas<br /><br />Aquí vemos que existe una coincidencia con los objetivos de la filosofía (según la expresión de Kant antes mencionada). Vemos que, a partir de ciertos atributos asociados a todo individuo y que caen bajo la perspectiva de la ciencia experimental, tal el caso de la Psicología Social, es posible construir las bases de un sistema científico en lugar del filosófico. <br /><br />Componentes afectivas<br /><br />Teniendo presente las dos tendencias del comportamiento humano (cooperación y competencia) podemos describir las componentes afectivas, o actitudes básicas, que cubren la totalidad de las respuestas afectivas posibles.<br /><br />Así tenemos al amor (permite compartir las penas y alegrías de nuestros semejantes) como la actitud cooperativa esencial. También tenemos al odio (permite responder con alegría al sufrimiento ajeno y con tristeza por la felicidad ajena) como la actitud competitiva esencial.<br /><br />El egoísmo implica interesarnos solo por cada uno de nosotros mismos mientras que la inacción esta asociada a la negligencia (no interesarnos por los demás ni tampoco por nosotros mismos).<br /><br />Componentes cognitivas<br /><br />También en el caso de las componentes cognitivas podemos orientarnos con las tendencias hacia la cooperación y hacia la competencia.<br /><br />Habiéndose establecido previamente una descripción del procedimiento natural del conocimiento, establecido mediante “prueba y error” (asociado a la comparación de toda nueva información con alguna referencia) podemos decir que las componentes cognitivas de la actitud vendrán materializadas con la referencia preponderante adoptada por cada individuo.<br /><br />En el caso de la tendencia a la cooperación, podemos decir que la referencia adoptada es la propia realidad. Ello implica que el individuo tiene cierta necesidad por conocer la verdad, que es común a todos los seres humanos (por lo que se justificaría asociarla a la cooperación). De todas formas, se hace tal asociación para tener una analogía formal con las componentes afectivas, si bien no es tan evidente que la búsqueda de la verdad siempre implique una actitud cooperativa.<br /><br />La tendencia a la competencia la podemos asociar a la adopción, como referencia, de la opinión de algún líder religioso, político, filosófico o científico. El individuo se somete intelectualmente y “apuesta” a la veracidad total de lo expresado por el líder elegido. De esa forma se asegura estar en la cima del mundo intelectual.<br /><br />Debe aclararse que es distinto el caso del que toma como referencia a la realidad y que, en sus intentos por acercarse a la verdad, adopta las opiniones de otros como una ayuda para conocerla mejor, mientras que el sometido intelectualmente llega incluso a despreocuparse por la realidad y por la verdad.<br /><br />La tendencia egoísta podemos asociarla al que considera como referencia a su propia opinión sobre la realidad. Ni siquiera confía en las opiniones de los que más saben sobre algún tema considerado.<br /><br />Finalmente, asociado a la negligencia, podemos mencionar al hombre masa, que toma como referencia lo que está generalizado; a lo que opina y cree la mayoría.<br /><br />Atributos de las actitudes<br /><br />Es necesario decir que las componentes básicas se dan, en general, como una mezcla de dos o más de ellas en una misma persona. Además, estas actitudes personales pueden cambiar debido a la interacción social. Podemos sintetizar al conjunto de las componentes de la actitud:<br /><br />Componentes afectivas: amor, odio, egoísmo, negligencia.<br /><br />Componentes cognitivas (referencia): realidad, líder, uno mismo, los demás.<br /><br />En este esquema está implícito el “debe ser” que no es otra cosa que la optimización de lo que el individuo “es”.<br /><br />Si deseamos acentuar nuestra esencia cooperativa, debemos intentar compartir el sufrimiento y la felicidad de los demás, mientras que, simultáneamente, debemos tomar como referencia a la propia realidad quedando libres de toda tendencia competitiva</strong>Bdsphttp://www.blogger.com/profile/10819467303435190635noreply@blogger.com0