jueves, 27 de octubre de 2016

La acción humana en psicología social, sociología y economía

La acción humana puede constituirse en el fundamento básico de las ciencias sociales por cuanto resulta ser el punto de coincidencia entre las principales ramas de tales ciencias, ya que fundamenta, a la vez, a la psicología social, a la sociología y a la economía (al menos en la versión de la Escuela Austriaca de Economía).

En psicología social aparece como un sistema de realimentación negativa, como el indicado en el esquema siguiente, en el que al hombre se le asocia una actitud característica que define una tendencia definida respecto de las acciones que ha de adoptar:

Lo que desea (+/-) => Hombre => Lo que logra
....................<= Realimentación <=

Respuesta (lo que logra) = Actitud característica x Estímulo (lo que desea)

En un primer momento, (lo que logra) puede no ser igual a (lo que desea), ya que aparece cierta diferencia, o error, que actúa como un nuevo estímulo, que el individuo intenta reducir hasta que la diferencia sea aceptable, o la menor posible. A la actitud característica se le pueden asociar cuatro componentes afectivas, estableciéndose una “teoría de la acción ética”, mientras que, al asociarle cuatro componentes cognitivas, se establece adicionalmente una “teoría del conocimiento”; ambas aparecen inicialmente en el libro “Una opinión sobre el mundo” de Pompilio Zigrino-Mendoza 1978.

En cuanto a la sociología, Talcott Parsons escribió: “El objetivo de este estudio es seguir con detalle un proceso de cambio fundamental de la estructura de un único sistema teórico de las ciencias sociales”. “Por conveniencias de referencias, se llamará a este esquema conceptual teoría de la acción”.

“Puede llamarse a la unidad básica «acto unidad»”. “Un «acto» implica lógicamente lo siguiente:

1- Un agente, un «actor»
2- A efectos de definición, el acto debe tener un «fin», un futuro estado de cosas hacia el que se oriente el proceso de la acción.
3- Debe iniciarse en una «situación» cuyas tendencias de evolución difieran, en uno o más aspectos importantes, del estado de cosas hacia el que se orienta la acción (el fin)”.

Parsons distingue la acción consciente de aquellas que realizamos en forma instintiva, agregando: “Esta situación es, a su vez, descomponible en dos elementos: aquellos sobre los que el actor no tiene control (es decir, los que no puede alterar, o evitar que se alteren, de acuerdo con su fin), y aquellos sobre los que tiene control. Cabe denominar a los primeros «condiciones» de la acción; a los últimos, «medios»”.

“La primera implicación importante es la de que un acto es siempre un proceso en el tiempo. La categoría tiempo es básica para el esquema. El concepto de fin implica siempre una referencia futura a un estado que, o no existe todavía, y no empezaría a existir si el actor no hiciese algo a este respecto, o, si existe ya, no permanecería invariable. Este proceso, visto fundamentalmente en términos de su relación con los fines, es denominado, indistintamente: «consecución», «realización» y «logro»” (De “La estructura de la Acción Social”-Ediciones Guadarrama SA-Madrid 1968).

Hasta aquí, todo indica que ambas visiones resultan enteramente compatibles, si bien la primera emplea un sistema realimentado mientras que la segunda está expresada mediante palabras, posiblemente por carecer su autor de una formación técnica o ingenieril. Parsons agrega: “En segundo lugar, el hecho de que se abra al actor un abanico de posibilidades (en relación tanto con los fines como con los medios), en combinación con el concepto de una orientación normativa de la acción, supone la posibilidad de «error», de fracaso en la consecución de los fines o en la elección «correcta» de los medios. Los varios significados del error y los diversos factores a los que cabe atribuirlo constituirán uno de los principales temas a tratar”.

“En tercer lugar, el marco de referencia del esquema es subjetivo en un sentido especial. Es decir, trata de fenómenos, de cosas y sucesos tal y como aparecen desde el punto de vista del actor cuya acción se analiza y considera. Desde luego, los fenómenos del «mundo externo» juegan una parte principal en el condicionamiento de la acción. Pero, en la medida en que puedan utilizarse por este esquema teórico, deben ser reductibles a términos subjetivos en este sentido concreto”.

Los economistas que adhieren a la Escuela Austriaca de Economía fundamentan su visión en la acción humana. Tal es así que el libro básico de Ludwig von Mises se titula precisamente “La Acción Humana. Tratado de Economía”. En la descripción del comportamiento económico del hombre, llegan a la conclusión de que el valor otorgado a los bienes económicos tiene un carácter subjetivo, lo que pareciera implicar que la economía, como ciencia social, estuviese fundamentada en lo subjetivo, sin constituir un conocimiento objetivo, de validez universal. Talcott Parsons aclara esta situación: “Cabe decir que es competencia de toda ciencia empírica la comprensión de los fenómenos del mundo externo. Luego los hechos de la acción son, para el científico que los estudia, hechos del mundo exterior (en este sentido, hechos objetivos). Es decir, se refieren simbólicamente a fenómenos «externos» al científico, no al contenido de su propia mente. Pero, en este caso concreto, a diferencia de las ciencias físicas, los fenómenos que se estudian tienen un aspecto subjetivo científicamente relevante. Es decir, así como no es de la competencia del científico social el estudio del contenido de su propia mente, sí lo es, y mucho, el estudio del contenido de las mentes de las personas cuya acción estudia. Esto hace necesario distinguir entre el punto de vista objetivo y el subjetivo. La distinción y la relación de los dos entre sí son de gran importancia. Al decir «objetivo» en este contexto, se quiere decir: «desde el punto de vista del observador científico de la acción»; y al decir subjetivo: «desde el punto de vista del actor»”.

En cuanto al comportamiento del hombre económico, se lo puede sintetizar en la siguiente secuencia:

1- El hombre actúa
2- La gente tiene diversos fines
3- Hay una variedad de recursos o medios mediante los cuales la gente puede conseguir esos fines.
(De “Una introducción al razonamiento económico” de David Gordon-Pdf en www.anarcocapitalista.com).

En este caso se observa cierta similitud con la secuencia antes mencionada, de Talcott Parsons, lo que indica que se está hablando de una misma cosa, o de un proceso similar.

Al no existir, aparentemente, vinculación alguna entre los autores de las tres versiones, se advierte que no ha de ser una mera coincidencia, sino que todos están describiendo el mismo proceso observado en el mundo real. Si bien esta coincidencia no debe considerarse como una “prueba” de la veracidad de las mismas, al menos es un indicio de que se marcha por el buen camino.

Ludwig von Mises considera que el fundamento de la economía, la acción humana, cumple un papel similar a los axiomas en las ciencias formales, como la lógica y las matemáticas, en lugar de constituir un principio básico que puede ser adoptado como fundamento de las ciencias experimentales como la psicología social y la sociología. Por lo visto, tanto estas últimas, como la economía, tienen un fundamento enteramente experimental, es decir, accesible a la observación directa y a la verificación experimental. Mises escribió: “El prerrequisito más general de la acción es un estado de insatisfacción, por un lado, y, por otro, la posibilidad de eliminarlo o aliviarlo mediante la acción”.

En el caso de las matemáticas, puede decirse que están constituidas por entes y estructuras simbólicas sin una aplicación concreta al mundo real. No porque no tengan cabida, sino porque, por lo general, tienen muchas aplicaciones concretas. Son como esqueletos que adquieren vida cuando se les da una aplicación, siendo la ciencia de los modelos y las estructuras generales que prescinde, en su realización, de la aplicación concreta que se les pueda dar. También el sistema realimentado puede considerarse como una estructura o modelo matemático de múltiples aplicaciones, ya que “lo que desea” puede ser confeccionar una estatua, establecer una teoría científica, satisfacer una necesidad por medios económicos, etc., es decir, todo lo que se realiza mediante “prueba y error”; de ahí que el criterio adoptado por Mises haya sido el empleado por la lógica y las matemáticas.

Óscar Rodríguez Carreiro escribió: “La praxeología es el método distintivo de la Escuela Austriaca de Economía. El término, acuñado por Ludwig von Mises significa «la ciencia de la acción». La praxeología toma como punto de partida el axioma de la acción, que nos dice, simplemente, que el hombre actúa. Actuar significa escoger un fin y usar los medios que se crean adecuados para la consecución de ese fin. Actuar implica intentar pasar de un estado que se considera menos satisfactorio a otro más satisfactorio. Este axioma es autoevidente y no necesita de experiencia alguna para ser demostrado. No es autoevidente en un sentido psicológico, es decir, que se hace evidente a todo el mundo, sino en el sentido de que cualquier intento de refutación sólo lo confirma. Efectivamente, si alguien pretendiera negar el axioma de la acción estaría realizando una acción: tendría un fin y para conseguirlo usaría los medios que considerara adecuados (algún tiempo para pensar, ciertos argumentos, su propio cuerpo para realizar esos argumentos, etc.)”

“La praxeología se construye a partir de los principios intelectuales incluidos en la categoría de la acción humana por medio de deducciones lógicas y nos dota con el conocimiento teórico necesario para interpretar la realidad” (De “El método de la Escuela Austriaca: la praxeología” en http://xoandelugo.org).

La deducción lógica, no sólo tiene validez para las ciencias formales, sino también para las ciencias experimentales, ya que a partir de principios establecidos experimentalmente, cuando son compatibles con la realidad, pueden realizarse deducciones lógicas cuyas conclusiones también tendrán cabida en el mundo real, como es el caso de la física. Toda estructura descriptiva compatible con la realidad “hereda” la coherencia lógica del mundo real, o la coherencia matemática de las teorías de la física, siendo la coherencia lógica un requisito necesario, aunque no suficiente.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Sistemas complejos adaptativos y fundamentos

Siendo el hombre un sistema complejo adaptativo, se lo debe describir en base a un sistema de realimentación negativa. Este proceso reconoce un objetivo a lograr (causa), un resultado logrado (efecto) y una posterior comparación entre causa y efecto a través del lazo de realimentación y del detector de error. La acción posterior del hombre será promovida esencialmente por el error detectado y apuntará esencialmente a que lo reduzca hasta que el resultado obtenido sea idéntico al objetivo inicial.

Lo que desea lograr (+/-) => Hombre => Lo que logra
............................. <= Realimentación <=

El esquema anterior resulta representativo de la “acción humana”, ya que lo que motiva nuestras acciones cotidianas es la existencia de deseos y necesidades (Lo que desea lograr), con la consiguiente búsqueda de la satisfacción parcial de las mismas (Lo que logra), siendo la diferencia entre ambas el error (o la tensión básica) que nos impulsa a continuar con la acción emprendida buscando dar una plena satisfacción a nuestras necesidades y a nuestros deseos.

Tensión = Lo que desea lograr – Lo que logra

Cuando el resultado logrado es similar al objetivo inicial, la tensión motivadora se anula y el sistema se estabiliza, cesando la acción humana (al menos en relación con el logro del objetivo considerado).

Este esquema permite describir el comportamiento básico del “hombre económico” que resulta esencial en la ciencia económica. Recordemos que Ludwig von Mises titula su libro básico como “La acción humana”, enunciando que el fundamento de la economía consiste en postulados no accesibles a la experimentación, como los adoptados por la lógica y las matemáticas, mientras que la descripción del hombre como sistema complejo adaptativo permite describirlo en base a un proceso evidente y accesible a la observación y a la comprobación directa.

El hombre dispone de una actitud o respuesta característica, diferente en cada persona, que puede definirse como la relación entre Respuesta y Estímulo; pudiendo simbolizarse de la siguiente manera:

Actitud característica = Respuesta / Estímulo

Respuesta = Actitud característica x Estímulo

En el caso considerado previamente, se advierte que el estímulo que desencadena la acción posterior es la tensión mencionada:

Respuesta = Actitud característica x Tensión

Nuestra actitud está orientada por dos principios generales: cooperación y competencia. Estos conceptos juntos (actitud, cooperación y competencia) son los constituyentes esenciales de la Psicología Social. De ahí que la economía, basada en la descripción de la acción humana, pueda observar la compatibilidad existente entre la actitud con la cooperación y con la competencia.

Si consideramos que el intercambio económico debe contemplar el beneficio simultáneo de las partes intervinientes, se observa una acción cooperativa. Si la competencia implica lograr una mejor cooperación, se compatibiliza acción, cooperación y competencia. De ahí que el proceso del mercado surja de la compatibilidad de estos conceptos. Puede decirse que, con una actitud ética elemental, junto con la posibilidad de tomar decisiones en libertad, se genera el proceso conocido como “mercado”.

Mercado = Acción libre + Cooperación + Competencia

Se justifica así la propuesta del liberalismo por la cual el mercado resulta ser un proceso autorregulado que surge en forma espontánea, siempre y cuando exista la posibilidad de establecer decisiones en libertad y que en los individuos actuantes predomine una actitud o predisposición a la cooperación social.

Las componentes afectivas de la actitud característica son el amor (se comparte penas y alegrías ajenas como propias), odio (la alegría ajena produce tristeza propia, la tristeza ajena produce alegría propia), egoísmo (desinterés por lo que le sucede a los demás) e indiferencia (desinterés por los demás y por uno mismo). Estas componentes básicas responden a las tendencias mencionadas: cooperación (amor) y competencia (odio, egoísmo). Además, se puede no cooperar ni competir (indiferencia).

También el proceso cognitivo puede describirse en base a un sistema de realimentación negativa, involucrando tanto al establecido a nivel individual como al asociado a la ciencia experimental:

Realidad (+/-) => Hombre => Modelo de la realidad
................<= Experimentación <=

Cuando un individuo describe la Realidad (o algún aspecto de la misma), establece un Modelo descriptivo que ha de ser comparado con lo que se pretende describir. Si la diferencia es grande, modifica su Modelo hasta que el error sea pequeño, o despreciable, en cuyo caso se habrá llegado a la verdad.

De ahí que la actitud característica del hombre disponga también de cuatro componentes cognitivas. Estas componentes consisten en las posibles referencias adoptadas para establecer comparaciones ante la necesidad de adquirir un nuevo conocimiento. Ellas son: la propia realidad, lo que piensa o cree uno mismo, lo que piensa o cree otra persona o lo que piensa o cree la mayoría. La actitud del científico resulta ser la mejor alternativa por cuanto adopta como referencia la propia realidad.

El proceso de adaptación cultural del hombre al orden natural implica también un sistema realimentado en el cual el objetivo a lograr es la Plena adaptación, mientras que se obtiene cierto Grado de adaptación, que difiere por lo general del objetivo. La labor del profeta, del filósofo o del científico social consiste en constituir una especie de “lazo de realimentación” que compara el objetivo a lograr con la situación real, sugiriendo normas de conducta apropiadas para reducir la diferencia, siendo un orientador para la toma de conciencia colectiva:

Plena adaptación (+/-) => Hombre => Grado de adaptación
.........................<= Profeta o Filósofo <=

Puede decirse que el nivel de felicidad es un indicio del grado de adaptación, o de desadaptación, al orden natural. El bien, la verdad y la felicidad implican adaptación plena; el mal, la mentira y la infelicidad, implican un pobre grado de adaptación.

Otros conceptos básicos pueden deducirse del esquema mencionado. Así, la cantidad de correcciones necesarias para llegar al objetivo, en el proceso de prueba y error, están asociadas al tiempo empleado. Por lo cual la inteligencia resulta ser una medida de la habilidad para adaptarse a nuevas situaciones, pudiendo definirse como:

Inteligencia = Información / Tiempo

La ética natural se reduce a la simple elección de la actitud que favorece la tendencia a la cooperación, pudiendo interpretarse el mandamiento cristiano del amor al prójimo como la tendencia a compartir las penas y las alegrías ajenas como propias.

Las componentes afectivas, junto a las componentes cognitivas, de la actitud característica, conforman una tipología básica de la personalidad individual, por lo cual, desde la Psicología Social puede definirse el concepto de personalidad con bastante precisión conceptual.

La utilización de los sistemas de realimentación negativa permite disponer de una base común para las ciencias sociales. Quizá sea ésta la forma en que alguna vez tales ciencias puedan constituir un “edificio único” en el cual se observe la compatibilidad entre sus distintas partes y pueda aceptar los diversos aportes propuestos. Esto contrasta con la realidad actual en la que, en algunas ramas de las ciencias sociales, tienen aceptación tanto una teoría que afirma algo como aquella que lo niega.

Como ejemplo del aislamiento existente puede mencionarse la propuesta que, desde la economía, se establece respecto al surgimiento de la sociedad. Gabriel J. Zanotti escribió: “Entender qué es la sociedad y cómo se forma nos permite comprender más a fondo el proceso del mercado. La sociedad surge debido a dos factores –entre otros- que permiten o funcionan como condición necesaria para su formación. Esos dos factores son: la ley de asociación y la capacidad de la mente humana para advertirla”.

“La ley de asociación –llamada también principio de asociación- expresa que el trabajo efectuado por diversos individuos según sus naturales aptitudes tiene mayor productividad (mayor cantidad de producción por igual unidad de tiempo, o menor tiempo por igual producción) que el realizado por un solo individuo. Este análisis, como teoría praxeológica de la sociedad, solo señala que la división del trabajo funciona como condición necesaria de la formación de la sociedad; es decir, como el factor que permitió a los hombres colaborar entre sí, independientemente de otros factores sociológicos o psicológicos del proceso. La sociedad humana se define como la cooperación de los seres humanos entre sí, bajo el signo de la división del trabajo, voluntaria y pacífica” (De la “Introducción a la Escuela Austriaca de Economía”-Unión Editorial SA-Madrid 2012).

En realidad, la sociedad implica un conjunto de personas vinculadas afectivamente, es decir, que comparten penas y alegrías, como paso previo a vincularse a través de la producción e intercambio de bienes y servicios. De esta manera, puede compatibilizarse la visión que de la sociedad se tiene desde la Economía con la que proviene de la Psicología social. Considerando que ambas descripciones son verdaderas, no existe oposición entre ambas, sino que son complementarias.